Fue un caso fascinante, uno de los primeros en atraer a una audiencia diaria a nivel nacional a un juicio penal televisado en Estados Unidos. Hace tres décadas, dos jóvenes adinerados fueron acusados de asesinar a sus padres al entrar en la sala de estar de su mansión de Beverly Hills con escopetas y descargar más de una docena de balas contra su madre y su padre mientras estaban sentados en el sofá.
Lyle y Erik Menendez fueron condenados en 1996 por asesinar a su madre, Mary Louise, una ex reina de belleza conocida como Kitty, y a su padre, Jose, un ejecutivo de la industria de la música, a pesar de los argumentos de la defensa de que durante años los hermanos habían sido agredidos sexualmente por su padre, y habían cometido los asesinatos por miedo.
Ahora, Roy Rosselló, un ex integrante de Menudo, el grupo musical de la década de 1980 que se convirtió en una sensación a nivel mundial, se ha presentado con la acusación de que Jose Menendez lo atacó sexualmente cuando era adolescente.
Dicha aseveración se transmitió el martes en un segmento del programa Today que resumía parte de los hallazgos del documental de tres episodios que se emitirá en Peacock, el servicio de emisión de NBCUniversal, a partir del 2 de mayo. La serie, Menendez + Menudo: Boys Betrayed, está basada en el reporteo de los periodistas Robert Rand y Nery Ynclan y se enfoca en gran medida en Rosselló. Él describe un encuentro con Menendez pero también relata incidentes aparte del abuso sexual que dice fueron infligidos por uno de los ex representantes de Menudo cuando era integrante del grupo.
“Yo sé lo que me hizo en su casa”, dice Rosselló de Menendez en el segmento de la serie documental que se presentó hoy en Today.
No está claro qué impacto tendría el relato de Rosselló para los esfuerzos de los abogados defensores que buscan un nuevo juicio para los hermanos y cuyas apelaciones anteriores han sido rechazadas.
La credibilidad del relato de los hermanos, y la admisibilidad de los alegatos de la defensa que señalaron el abuso sexual como atenuante del caso, fue clave para los juicios penales que se desarrollaron luego de que se descubrieran los asesinatos en 1989. La primera acusación, que empezó en 1993, terminó con dos jurados que no llegaron a un acuerdo y juicios nulos. Cuando los hermanos fueron enjuiciados nuevamente juntos dos años después, fueron hallados culpables de homicidio premeditado y sentenciados a cadena perpetua, donde permanecen.
El reportaje de Today adelantó entrevistas con Rosselló en las que dice describir una visita al hogar de los Menendez en Nueva Jersey cuando tenía 14 años, una visita durante la cual, afirma, Jose Menendez lo drogó y lo violó.
“Ese es el hombre que me violó”, dice en un fragmento de la serie documental, señalando a una foto de Menendez. “Ese es el pedófilo”.
También se le escucha decir: “Es hora de que el mundo conozca la verdad”.
Menendez tenía relación con Menudo porque había contratado al grupo en su calidad de ejecutivo de RCA Records.
Rosselló ha descrito anteriormente haber sufrido abusos sexuales cuando formaba parte de Menudo. En la serie documental de cuatro episodios en HBO Max, Menudo: Forever Young ya otros han dicho que cuando formaban parte de la banda fueron abusados verbal, física, emocional y sexualmente. Nunca se han presentado cargos penales en relación con dichas acusaciones.
Uno de los hermanos de Kitty Menendez, Milton Andersen, de 88 años, empleó una obscenidad en referencia a la acusación de Rosselló y la calificó de rotundamente falsa e indicó que los hermanos Menendez no deberían ser liberados.
Andersen dijo que su cuñado no era un predador sexual y refutó la idea de que la nueva acusación pudiera de algún modo lograr que el caso de Lyle y Erik se volviera a estudiar.
“No merecen caminar en la faz de esta Tierra luego de haber matado a mi hermana y a mi cuñado”, dijo.
Los asesinatos Menendez llamaron la atención del público en parte porque los hermanos habían sido hijos de la abundancia. Lyle estudiaba en Princeton en el momento de las muertes. Erik estaba dedicado a buscar una carrera en el tenis profesional. Los fiscales los presentaron como asesinos a sangre fría, interesados en conseguir acceso irrestricto al patrimonio de 14 millones de dólares de sus padres.
Jose Menendez recibió cinco disparos, incluido uno en la parte posterior de la cabeza. Según el propio testimonio de los hermanos, luego de que descargaron varias rondas, Lyle fue a su coche, recargó su escopeta de calibre 12 y empujó el cañón de su arma en la mejilla de su madre y volvió a dispararle.
Inicialmente, la policía creyó que los asesinatos estaban relacionados con la mafia. Pero los investigadores prestaron atención a Lyle, que tenía 22 años cuando fue arrestado, y a Erik, de 19, luego de que los hermanos compraron relojes Rolex, condominios, autos deportivos y otros artículos en los meses posteriores a los asesinatos.
Aunque inicialmente negaron haber tenido cualquier participación en las muertes, se convirtieron en los principales sospechosos luego de que se hallaron conversaciones grabadas de los hermanos con su psicólogo en la que explicaban lo que les había llevado a matar a sus padres.
Al acercarse el primer juicio, los abogados defensores de los hermanos presentaron su propia explicación de los delitos: que Lyle había confrontado a su padre sobre los secretos de abuso sexual familiar, que su padre se había encolerizado y puesto amenazante y que los hermanos habían matado porque estaban preocupados por sus vidas.
La defensa argumentó que los cargos de asesinato deberían reducirse a homicidio imprudencial porque los acusados habían creído honestamente, aunque equivocadamente, que sus vidas estaban frente a una amenaza inminente.
Los juicios, que se transmitieron en Court TV, inauguraron una nueva época de dramas de tribunales televisados. Al menos algunos de los jurados en los primeros juicios creyeron a los hermanos, que habían testificado de manera conmovedora sobre los abusos sufridos. Los testimonios dividieron a los jurados en torno a veredictos de asesinato y homicidio y contribuyeron al estancamiento que ocasionó que se anularan los juicios.
Cuando se convocó a otro jurado a decidir el destino de los hermanos, las circunstancias habían cambiado. El juez prohibió las cámaras en la corte y restringió de manera estricta los testimonios de testigos y las pruebas relacionadas con la crianza de Jose Menendez. Los fiscales, que habían permitido que las acusaciones de agresión sexual no se cuestionaran en los primeros juicios, atacaron directamente a Erik Menendez cuando subió al banquillo y sembraron dudas de que el abuso hubiera sucedido.
“¿Puede darnos el nombre de algún testigo ocular de alguno de los abusos sexuales que sucedieron en dicho hogar?”, preguntó repetidamente el fiscal principal, David Conn, a Erik Menendez al repasar los lugares en donde habían vivido los hermanos.
Según las transcripciones del testimonio, Menendez repetía la misma respuesta: “no”.
La defensa tampoco presentó en el juicio a nadie más que describiera a Menendez como predador sexual, a excepción de los hermanos.
Al cercarse el final del juicio, el juez Stanley M. Weisberg, dictaminó que el argumento de “excusa por abuso” no podía emplearse en absoluto. El fallo básicamente obligó a los jurados de decidir entre liberar del todo a los hermanos o condenarlos de asesinato.
Hicieron esto último.
“Sí pensamos que hubo abuso psicológico hasta cierto punto. Pienso que la mayoría de nosotros creyó eso”, dijo una de las miembros del jurado, Lesley Hillings, a The Los Angeles Times posteriormente. “¿Abuso sexual? No creo que alguna vez sabremos si eso es verdad o no”.
Los juristas indicaron que incluso con la nueva acusación presentada por Rosselló, los abogados defensores de los hermanos Menendez tendrían una batalla difícil si buscaban que el caso fuera reexaminado.
Laurie L. Levenson, profesora de derecho penal en la Escuela de Derecho Loyola de Los Ángeles quien brindó análisis legal del caso Menendez en la década de 1990, dijo que la información de Rosselló podría ser “demasiado poca, demasiado tarde”.
“Al final, en el segundo juicio, el jurado simplemente no les creyó”, dijo Levenson de los hermanos y sus denuncias de abuso sexual.
El relato de Rosselló “podría ser algo que puede presentarse ante el tribunal y alegar que es una prueba recién descubierta y que habría marcado la diferencia en el caso”, agregó. “Pero ellos tendrán la carga de demostrarlo”.
En el segmento emitido por Today, Alan Jackson, abogado penalista, coincidió en que los hermanos tenían “un largo camino por delante”. Aún así, dijo que la afirmación presentada por Rosselló proporcionaba a los hermanos un “rayo de esperanza”.
© The New York Times 2023