¿Hay algo que podemos aprender del fútbol adaptado para ciegos, y aplicarlo a lo que pasa en las empresas y equipos en medio de la incertidumbre permanente?
La respuesta es sí, y la encontramos en Los Murciélagos, el mundialmente premiado seleccionado de Fútbol de Argentina, que puede ser un ejemplo clave acerca de cómo abordar el liderazgo en momentos cuando todo parece patas para arriba.
Hace tiempo tuve la oportunidad de conversar para mi podcast Liderazgo y Motivación, con dos personas con historias fascinantes.
Por un lado, Enrique Nardone, creador de Los Murciélagos y el entrenador que los llevó a alcanzar sus mayores logros a nivel mundial. También es coautor del reglamento de fútbol para no videntes, y entrena equipos en empresas bajo la metodología del deporte adaptado para ciegos.
Y la otra historia es la de Oscar Moreno, ciego desde los 18 años. Deportista profesional, gasista y electricista profesional. Ha sido integrante del seleccionado de fútbol sala para ciegos, bicampeón Mundial en 2002 y 2006, Medalla de Plata Paraolímpica Atenas 2004, Elegido Mejor defensor del mundo en 2002 y 2008; Jugador del club River Plate de Argentina entre 2005 y 2008; y actualmente en Club Atlas.
Basta de tratarnos como “pobrecitos”
Cuenta Nardone que, cuando fue convocado como profesor de educación física en una institución educativa para ciegos, le dijeron: “A ver si podés hacer algo por estos pobrecitos…”
La actitud de víctima, señala, es una de las primeras cosas para borrar de un plumazo de cualquier equipo que quiera llegar a la alta competencia. Porque desde ese lugar de menosprecio y desvalorización no se lograrán resultados superadores.
Si se quiere influir positivamente en el rendimiento individual y del conjunto, es fundamental llevar a cada persona a dar lo mejor de sí y a asumir el rol protagónico en la función que le toca. Esto exige responsabilidad, entendida como la habilidad de responder frente a lo que ocurre en cada momento.
El estar lamentándose permanentemente de la situación, ya sea de ser ciego, y en las empresas, acerca de cómo está el sector, el país y el mercado sólo hará que las cosas empeoren, porque no es un modelo mental que abra posibilidades, sino que las cierra. Ahí se caería en un tipo de conducción perjudicial, porque imposibilita alcanzar los objetivos de la empresa, y se queda anclada en la queja.
Un recurso práctico surgido de la conversación con los deportistas es aceptar la situación tal como se presenta, y desarrollar una mentalidad de innovación para descubrir de qué forma cada persona puede influir positivamente en el futuro que desean crear.
“Cuando quedé ciego a los 18, estuve un año paralizado y con mucha preocupación de mi familia y amigos por mi situación. Al año empecé a ponerme en acción, tomé cursos para no videntes, empecé a relacionarme, y al tiempo logré, con adaptabilidad permanente, formar mi propia familia, trabajar y meterme en el mundo del deporte, con todos los logros de los que hemos participado en equipo”, comenta Oscar.
Es así como, en el mundo corporativo, la inteligencia adaptativa es fundamental en estos tiempos. Se trata de la capacidad de ajustarse con rapidez a los cambios de circunstancias, por más complejas que parezcan.
Una de las herramientas para ejercitarla es desarrollar el pensamiento crítico y lateral para abrir posibilidades que incluso puedan parecer carentes de lógica, y un espíritu de innovación para ver más allá de la niebla del presente. En palabras de Oscar, “Saber mirar el arco propio, y el arco ajeno al mismo tiempo.”
Cinco lecciones para liderar “a ciegas”
Es fácil darse cuenta cómo estas nociones no son excluyentes. El motor que mueve un equipo de fútbol es bastante parecido al que mueve a una organización empresarial.
A continuación, cinco lecciones que han ayudado a Los Murciélagos de ayer y de hoy a consolidarse como un equipo capaz de lograr hazañas asombrosas a nivel mundial, y que pueden ayudar para el buen liderazgo de una empresa.
1. Hacer de la empatía una práctica tangible
La empatía se ha posicionado como uno de los requisitos cruciales para construir mejores relaciones interpersonales en los equipos y con todos los públicos internos y externos. Pero ¿qué incluye exactamente la empatía en el ambiente laboral actual?
Algunas reglas del seleccionado de fútbol pueden orientarnos. Ser honestos y transparentes, ser justos, animar a las personas a expresar sus puntos de vista, ser fiables para gestionar conversaciones incómodas y, por último, preocuparse por el bienestar del equipo, son algunos de los principales rasgos de un líder empático.
La empatía en el equipo de fútbol está vinculada a una serie de buenos resultados, de la misma manera en que se puede relacionar con una empresa a través de la mejora de su eficacia, el aumento de la creatividad, la innovación, la productividad, la colaboración e incluso una mejor salud mental y bienestar.
2. La importancia de escuchar
Ponerse en el lugar del otro, entender las dificultades y el proceso individual que atraviesa cada ser humano, y el ser abiertos en todos los niveles, con comunicación fluida de ida y vuelta, ha sido otra de las claves para que Los Murciélagos consigan sus triunfos.
La mayoría de la gente sabe que escuchar es una habilidad importante para mejorar las conexiones humanas; sin embargo, es frecuente que no se practique. Gran parte de las dificultades empresariales provienen de una mala comunicación, que tiene más que ver con la calidad de la escucha que con la calidad del habla.
Se confunde informar con comunicar, y son aspectos completamente diferentes, tan diferentes como oír y escuchar. En el oír, prima lo que oímos y decimos y, en consecuencia, lo que la otra persona oye y, meramente, dice. En la escucha influye la empatía, la atención, el serenar los pensamientos internos y ponerse en disposición de apertura para entender el mundo del otro.
En el caso de Los Murciélagos, la escucha es fundamental. La pelota con la que juegan es adaptada, —tal como hace cada empresa moldea sus procedimientos y modelos de acuerdo con las circunstancias—, tiene cascabeles que tintinean mientras se mueve, y es lo que orienta a los jugadores para moverse detrás de ella. Justamente estos serían los equipos, desplazándose detrás de los indicadores de su negocio. Si falla esta información, se pierde el rumbo del negocio.
Como en Los Murciélagos, es necesario adoptar los espacios de escucha reflexiva y atenta para reconocer cómo está cada persona, por ejemplo, a través de sus vivencias y de lo que manifiesta emocionalmente. De esta forma es posible darse cuenta del impacto de su entorno, su historia de vida, sus valores, y cómo, en el conjunto, se pueden adoptar algunos de estos componentes para hacer crecer a todos.
3. El valor de la estrategia
A la hora de tomar decisiones estratégicas, los líderes necesitan mirar siempre hacia adelante y tener en cuenta tanto elementos internos de la organización, como las hojas de ruta del negocio y las necesidades de las personas.
A modo de un buen director técnico, es bueno marcar límites, tener la mente abierta y no dudar en utilizar las distintas herramientas existentes para mejorar permanentemente. El entrenamiento es esencial, reconoce “La Mole” Oscar, a quien apodan así por su gran estatura y fortaleza.
Aunque, ¡cuidado!: el querer actuar precipitadamente y atropellar todo lo que se cruce por delante, puede ser contraproducente no sólo para los jugadores del equipo, sino para el plan en general.
Conceptualmente, explican, es fundamental tener clara la estrategia a seguir, las posibles amenazas, el momento óptimo para aplicarla y no temer el liderar con nuevos estilos.
Si hay contratiempos, un buen líder debe ser capaz de ajustarse tanto a sí mismo como su enfoque inicial o habitual. De esta manera se calibra mejor el momento difícil, la incertidumbre, lo invisible, y se encuentran nuevas salidas creativas a problemas que antes habrían paralizado.
4. La comunicación como base
La persona líder ideal es capaz de comunicar el propósito, la visión, los valores, las funciones y los objetivos del equipo y de la empresa de una forma tan clara y precisa que no genere ningún tipo de dudas.
Al lograrlo, facilita el alineamiento del propósito global de la empresa, con una mayor identificación de cada persona con su propio propósito. Cuando se alcanza este nivel, las personas se desempeñan con mayor compromiso, responsabilidad y entusiasmo.
Por eso es necesario encontrar los puntos de contacto entre el propósito corporativo más elevado —que no se basa exclusivamente en el resultado comercial— y detectar los factores que sean esenciales para cada miembro del equipo. Desde allí se puede construir un puente que solidifica la captación, fidelización y proyección de futuro del talento, basados en el propósito apuntando al bien mayor.
5. Confianza en el equipo
“Nada de esto es posible de lograr sin creer en el equipo. Es fundamental para infundir el impulso necesario que resultará en un rendimiento óptimo”, señala Nardone. Moreno agrega el factor de la autoconfianza, el creer en uno mismo como el paso fundamental para lograr superar cualquier obstáculo por difícil que parezca.
Si lo llevamos al mundo empresarial, acaso uno de los mayores desafíos es el de delegar responsabilidades, no sólo tareas. Y para esto hace falta el cemento de la confianza.
Cada líder, cada entrenador que confía en su gente entiende cómo reconocer y promover su potencial, así como la importancia del empoderamiento para alcanzar los máximos niveles de compromiso en el mejor entorno posible.
Justamente el concepto de “Power Skills” en reemplazo de las conocidas “Habilidades blandas”, va en este sentido. Actualmente se denominan habilidades de empoderamiento al conjunto de competencias humanas que se pueden desarrollar o reforzar, y que apuntan al fortalecimiento desde el interior de cada persona, para manifestarlas en sus acciones diarias.
Por ejemplo, la disposición a trabajar en equipo en vez de hacerlo en soledad; saber comunicar las ideas en forma ordenada y precisa; conectar emocionalmente con las necesidades de los demás, y promover mejoras desde el metro cuadrado que ocupa cada persona en la empresa considerando el impacto que produce, son algunas de las más requeridas para cualquier equipo.
Entrenar diariamente
Así como un equipo tiene sus rutinas de entrenamiento, no es frecuente que en las empresas se dedique la agenda diaria necesaria para mantener aceitadas las habilidades individuales y de conjunto. Llevados por las urgencias suelen estar corriendo, exhaustos, detrás de las metas y objetivos.
Lo que produce esta forma de liderazgo es, por lo menos, dual: puede darse el síndrome de Burnout (del quemado), con personas literalmente sin capacidad de reacción y baja de rendimiento, o todo lo contrario: el “Boreout” (aburrimiento) por correr sin sentido, tareas duplicadas, sobreestimar lo que la persona puede dar, recargar de funciones a los mejores talentos, y relegar a otras por no considerarlas aptas. Así se elimina todo desafío e incentivo.
En cualquiera de los extremos se manifiesta una falta de cuidado del personal, desvíos del foco y, claramente, de resultados que impactarán también en lo económico-financiero.
Entonces, ¿qué tal resultaría incorporar tiempo diario de entrenamiento, como en cualquier deporte, para todas las personas? Claro que hay que combinarlo con el adecuado descanso y con otro factor indispensable: la socialización entre colegas. Lo ideal en estos casos es planificar pequeños descansos, interactuar mientras desayunan o almuerzan juntos, desconectar y recargar las “pilas” antes de volver al trabajo con energía renovada.
Seguir estos lineamientos ayudará a conformar equipos sólidos y preparados para jugar en las grandes ligas.
La clave para tener un desempeño extraordinario nos la trae Oscar Moreno, el jugador, el campeón reconocido mundialmente, el plomero y gasista: “Creo que nosotros mismos nos boicoteamos, porque anteponemos el ‘no puedo’, el ‘no’ antes de intentar hacer algo más, tanto en un emprendimiento o un deporte. El decir ‘yo puedo hacer tal cosa’ y ponerse del lado del querer es poder y del poder es querer. Depende de cada uno que le pongamos la aptitud, la fuerza, y decir ‘yo quiero cambiar esto por algo mejor’ y seguir peleando por eso. Porque mientras uno tenga vida, tiene oportunidades de seguir creciendo como persona.”
* Daniel Colombo es facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 32 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Coach profesional certificado por ICF en su máximo nivel, Coach certificado y Miembro de John Maxwell Team.
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