En marzo se cumplirán dos años en que el mundo ingresó en una etapa que no recuerdan las actuales generaciones. La crisis sanitaria envió a sus casas a la mayoría de las personas durante distintos momentos, según el país donde se encontraran, y obligó a las organizaciones a adaptarse y liderar cambios laborales con una rapidez nunca vista.
De esta forma, el último año fue de continuidad y de más aprendizaje. “A nivel laboral, la gente pasó del terror de perder el trabajo, en 2020, a cuestionarse, en 2021, si en otra organización no podrían estar mejor. Después de una pandemia, ¿qué puede ser peor que no intentar una vida mejor?”, describió la situación a Infobae Evangelina Piscitello, Territory Manager de VISMA Latam, un compañías dedicada a automatizar los procesos de Recursos Humanos de las organizaciones.
“Se observó un fenómeno muy particular en todo el mundo, millones de profesionales dejaron sus empleos, otros se negaron a volver a las oficinas. De repente, habían cambiado las reglas del mundo laboral: las empresas luchan por conservar al talento, brindarles espacios de bienestar, cumplir con sus expectativas, y no al revés, relató Piscitello.
La directiva enumeró lo que, según su experiencia, fueron 10 lecciones que ha dejado este tiempo atípico de pandemia, “en medio de una vorágine de cambios vertiginosos”.
1. La pandemia continúa. Hay que seguir con los cuidados con los que comenzamos en marzo 2020: tapabocas, alcohol en gel y lavado de manos, distancia social. Y, por otra parte, la relación con el trabajo cambió de forma irreversible.
2. Trabajo híbrido. El trabajo remoto resultó ser eficiente y significó ahorro de dinero y recursos. Surgió una nueva forma de trabajo: híbrido. Hoy el colaborador quiere flexibilidad en la forma de trabajar, ya no quiere ir todos los días a la oficina. RH se encuentra ante el desafío de establecer conexiones remotas para el contacto de los equipos, aprender y enseñar a los líderes a administrarlos a la distancia, construir “cultura corporativa” de otra manera, acompañar, escuchar, habilitar e involucrar a los colaboradores en forma remota. En Visma Latam, por ejemplo, todas las posiciones laborales son “remote first”; los colaboradores pueden decidir si desean o no ir a la oficina, con qué frecuencia y a cuál de las sedes.
3. Cuidar la salud mental. La pandemia, el aislamiento, ocasionaron situaciones de estrés, preocupación, tristeza, soledad, la imposibilidad de poder disfrutar y ser feliz. Por otra parte, el trabajo remoto provocó cansancio digital, saturación de lo digital. El área de RH debe prestar especial atención a estas situaciones extremas, para poder ayudar a recuperar la salud (física y mental) de estos colaboradores, darles apoyo profesional, buscar cómo pueden desestresarse y volver a una situación de bienestar.
4. Trabajo con propósito. Más allá del salario o el desarrollo profesional, la persona necesita entender el propósito trascendental de lo que está haciendo en una organización, especialmente los más jóvenes. “Los empleados prefieren renunciar y empezar en otro lugar que permanecer en un trabajo donde se sienten poco escuchados, subvalorados o sin sentido de propósito. (…) Buscan conexión y un sentido de comunidad. Necesitan sentir que son parte de algo más grande que ellos”, afirma Mark Tarallo, autor de Modern management and leadership.
5. La era de los “líderes” (no más “jefes”). Los grandes ganadores son los líderes que establecen empatía con su equipo, que pueden establecer relaciones de confianza recíproca, que brindan apoyo a su gente y escuchan sus necesidades. Uno de los principales desafíos de RH es enseñar a los jefes a ser verdaderos líderes de su gente, a coachear a su equipo para cumplir los objetivos en un ambiente de bienestar.
6. Flexibilidad de horarios. Luego de casi dos años de adaptarse a trabajar desde el hogar, a ir a la oficina cuando se pudiera, volver al home-office, etc., los colaboradores valoran mucho los horarios personalizados, ajustados a sus necesidades, incluso familiares. La tecnología ayuda a contar con tableros que permiten coordinar horarios entre los equipos, ajustar requerimientos online, subirse o bajarse de proyectos rápidamente, etc.
7. Búsqueda de igualdad. En la pandemia las mujeres que trabajan y se ocupan de su familia fueron las más perjudicadas a nivel laboral, su trabajo se vio multiplicado en un entorno complicado y debiendo ocuparse incluso de más tareas que antes. Por otra parte, hubo quienes no contaban con las comodidades suficientes para trabajar desde la casa y preferían volver a la oficina (conexiones a internet deficientes, espacios reducidos, la obligación de compartir pequeños espacios con otros miembros de la familia, poca luz, ruido exterior, etc.). Las organizaciones debieron conocer y entender bien ese entorno de la vida privada para poder brindar todo lo que el colaborador necesitara para una mejor performance en el home-office.
8. Diversidad e inclusión como verdaderos valores. Si bien mucho se habla de esto, hay pocas organizaciones que realmente lo viven con compromiso en su día a día, que asumen esos valores como un cambio profundo, un nuevo camino para desarrollar el negocio. Trascender los arreglos cosméticos y asumir estos valores con real compromiso. El concepto de diversidad está relacionado con a quién se contrata. La inclusión se refiere a la valoración que se da a esos colaboradores, el respeto que se les demuestra, el grado de aceptación y el grado en que se los invita a participar activamente en la organización (Gallup).
9. Más tecnología. La adopción de tecnología contribuye a una mayor eficiencia en el negocio. Los líderes actuales valoran la adopción de inteligencia artificial (AI) y su combinación con la nube. Big data más analíticos que faciliten la visualización de escenarios complejos y puedan predecir otros para una mejor toma de decisiones. La tecnología en general ofrece un mejor entorno que favorece los negocios y las tareas de todos los miembros de la organización, así como la relación con sus clientes y proveedores.
10. El cambio es lo único seguro. Los desafíos continuarán, y hoy no podemos predecirlos. La experiencia de la pandemia nos ejercitó para estar más ágiles ante los cambios y adaptarnos rápidamente a cualquier circunstancia. La revolución digital y tecnológica, el cambio climático y la incertidumbre geopolítica serán determinantes en los cambios a futuro.
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