A menudo nos enfrentamos a decidir ante situaciones paradójicas: ¿ofrecer una mayor calidad al menor costo?, ¿producir o tercerizar?, ¿vender más cantidad o ganar más con el mismo nivel de ventas? Pueden ser algunos de los ejemplos de la tensión que surge a partir de ser arrastrado en dos direcciones diferentes. Cuando necesitamos resolver desafíos que compiten entre sí con recursos limitados tenemos que cambiar nuestra forma de pensar. Si se trata de hacer más con menos (el problema de la escasez), cambiar la pregunta de “¿puedo desarrollar una tarea con tan pocos recursos?” a “¿qué nuevas posibilidades me permite esta situación?” le da un giro un poco más positivo.
Diferentes estudios desarrollados por investigadores, psicólogos y científicos del comportamiento parecen revelar que las personas que aprenden a aceptar en lugar de rechazar demandas opuestas muestran una mayor creatividad, flexibilidad y productividad. A esto se lo denomina “mentalidad de la paradoja”.
Aunque suene contraintuitivo, esta mentalidad se basa en que la contemplación de aparentes contradicciones puede romper nuestras ideas preconcebidas, ofreciéndonos formas completamente nuevas de ver un problema. Pasamos del “o” al “y”, es decir, eliminamos la contradicción de tener que elegir una u otra alternativa a considerar ambas como posibilidades viables que pueden integrarse, equilibrarse e, incluso, potenciarse.
En su estudio “Microfundamentos de la paradoja organizacional: el problema es cómo pensamos sobre el problema”, Ella Miron-Spektor, Amy Ingram, Joshua Keller, Wendy K. Smith y Marianne W. Lewis, destacan la relevancia de cambiar nuestra mentalidad para aceptar las paradojas y, a partir de ello, acceder a ideas diferentes.
Para cambiar la mentalidad necesitamos una serie de pasos.
-El primero consiste en aceptar la tensión y desarrollar la comodidad dentro de la incomodidad. Normalmente enfrentamos las paradojas en momentos en donde tenemos escasez de recursos y en donde estamos presionados por resolver los problemas o aprovechar las oportunidades. Una mentalidad de paradoja implica una aceptación que nos permite comprender que estas tensiones son una parte natural de la realidad y que todos las experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Esto permite reducir los niveles de ansiedad y estrés de los líderes y sus equipos, necesarios para poder enfrentar el desafío que – aunque se trate de una situación desagradable – al menos no será vista como una amenaza, lo que nos permitirá enfrentarla mejor.
-El segundo de los pasos consiste en replantear la pregunta. Por ejemplo, si una empresa está transitando un momento de crisis podría encontrarse en la disyuntiva de seguir apostando al mismo mercado o cambiar de rumbo. Para romper con esta situación binaria podría reformularse con las siguientes preguntas: ¿Cómo podemos seguir y transformarnos?, ¿cómo podría una situación ayudar a la otra?, ¿cómo podríamos aprovechar los recursos y capacidades que tenemos en nuestra actual forma de trabajar para ayudarnos a cambiar?, ¿cómo podría ayudarnos un cambio para sostener lo que debemos seguir haciendo o mejorar nuestra posición a futuro? Así, la paradoja comienza a “desarmarse” a partir de nuevas preguntas. Si bien el pensamiento binario es rápido y simple a la hora de tomar decisiones, en contextos inciertos que requieren respuestas diferentes el arte de hacer mejores preguntas nos permite descubrir una escala intermedia de posibilidades e, incluso, posibilidades que ni siquiera se encuentran entre los extremos tradicionales. En general, nos resulta difícil soportar las inconsistencias o paradojas pero una vez que las aceptamos - en lugar de ser amenazados o ignorar la situación - aprendemos a contener la incomodidad asociada con ellas.
Finalmente, hay que aprender a alejarse y a buscar nuevas posibilidades. Las tensiones efectivamente generan nuevos significados y posibilidades, pero también pueden ser paralizantes, especialmente en niveles extremos, destacan los autores. Cuando nos enfrentamos a decisiones que compiten entre sí podemos alejarnos del problema y vincularnos con otras personas para obtener su punto de vista. Esto es relevante ya que, aunque seamos creativos a la hora de resolver problemas, nuestra interpretación de una situación siempre va a estar condicionada por nuestros paradigmas, por lo que sumar diferentes conocimientos y experiencias nos permitirán comprender realmente lo que debemos enfrentar, desarrollar nuevas preguntas y vislumbrar nuevas alternativas de solución.
En lugar de ver los conflictos potenciales como algo que debe evitarse, podemos comenzar a ver las tensiones en competencia como una oportunidad de crecimiento y una fuente de motivación. Especialmente en un mundo veloz e incierto que nos enfrenta al cambio permanente, incluso si no existieran presiones externas podríamos crear las nuestras con preguntas tales como ¿cómo podría generar un mayor valor y una mejor experiencia al usuario con los recursos y capacidades existentes en mi empresa? como un ejercicio de pensamiento paradójico. Con una mentalidad de paradoja las tensiones no solo no generan dilemas sino abren nuevas posibilidades, ayudando a las personas a abordar las situaciones con un enfoque más creativo y a encontrar soluciones integradoras a nuestros problemas, porque cuando algo nos molesta y queremos simplemente resolverlo solemos reaccionar rápidamente, con soluciones subóptimas.
Diversos estudios dan cuenta de los resultados de fomentar la mentalidad de paradoja como una herramienta en las organizaciones. Uno de ellos es “Prosperar en el trabajo: cómo una mentalidad de paradoja influye en el comportamiento laboral innovador” de Yanjun Liu y Shiyong Xu, Bainan Zhang, mediante el cual no solo se confirma la relación positiva entre la mentalidad de paradoja de los empleados y la innovación individual sino que también revela que los líderes que abrazan las tensiones tienen más probabilidades de fortalecer los efectos positivos de la mentalidad de paradoja de sus colaboradores. Además, se demuestra cómo la adopción de una mentalidad paradójica satisface las necesidades psicológicas básicas de los empleados, promoviendo sus comportamientos prósperos e innovadores, generando, además, marcos paradójicos colectivos que pueden hacer que los miembros del equipo reconozcan y acepten las tensiones, facilitando así el aprendizaje y la innovación organizacional en niveles superiores, pudiendo influir en la innovación de la organización con un enfoque multinivel e integrador.
Aunque tener una mentalidad paradójica no ayuda a todos, con cualquier tarea, ni todo el tiempo (por ejemplo, en el caso de respuestas obvias y claras a un problema en el trabajo) solo importa activarla conscientemente cuando surgen tensiones sobre las que debemos decidir y, especialmente, cuando deseamos formar perfiles innovadores y potenciar la cultura digital.
*Diego Pasjalidis es ingeniero especialista en estrategias, innovación y transformación digital, autor del libro Inspiración Extrema, Head of Innovation & Digital de Stefanini Argentina y conferencista. Miembro de la Comisión Directiva del Buenos Aires Tech Cluster.
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