Dos años bastaron para que muchas transformaciones pongan a prueba a compañías grandes y pequeñas y tener que replantearse sus formas de trabajar, sus equipos, y la manera de comunicar ante terceros.
“La transformación no es algo nuevo, antes de la pandemia el mundo ya vivía un proceso de cambios, lo que hizo la pandemia es acelerarlo”, dijo André Maxnuk, presidente de Mercer América Latina, empresa líder global en consultoría de talento, salud, previsión social e inversiones.
En una charla, de la que participó Infobae, se llevó a cabo una presentación para conocer cuáles son las fuerzas sísmicas que hoy están generando la transformación de las corporaciones y cómo esos cambios impactan en la gestión del talento. Un impacto que necesariamente ha hecho replantearse a muchas personas sus propósitos profesionales y personales, al punto de emprender nuevas búsquedas laborales. Esto ha generado un nuevo desafío para las organizaciones en la batalla por el talento, sobre todo de las nuevas generaciones.
“Si bien el mundo ya había atravesado otro tipo de crisis, la de 2008 fue financiera, mientras que la vivida en 2020, como consecuencia del Covid-19, es una crisis humana. Ha impactado en la manera en que vivimos, en cómo nos conectamos. Por lo tanto, requerirá soluciones humanas. Si no hay una solución humana será difícil encontrar nuevos caminos”, dijo Maxnuk.
Es por ello que, en este contexto, “como líderes, como organización, quedamos obsoletos y es prioritario volver a aprender nuevas formas de dirigir equipos, encontrar nuevos equilibrios entre vida personal y profesional”. En esa misma línea, mencionó que, si bien las empresas se han visto afectadas de diferentes maneras, “el escenario disruptivo que vivimos hace que en todas ellas sus líderes deban adatarse y adoptar nuevas formas de liderazgo”.
Entonces, ¿cómo se acelera la transformación? “Hay que desaprender todo lo que hemos construido antes de la pandemia”. “El legado, sea la mentalidad o la infraestructura que traíamos, hoy es el principal obstáculo para la automatización sostenible y el futuro del trabajo”, respondió el ejecutivo.
En este sentido, ante los cambios acelerados que atraviesan las organizaciones, el directivo hizo hincapié en la importancia de pasar del crecimiento, la eficiencia y el retorno, a la resiliencia, la flexibilidad y la agilidad para seguir sumando valor a los clientes.
Más allá de eso, hoy quienes están a la orden del día son las nuevas generaciones, los jóvenes que llegan con nuevas formas de pensar. “Ellos buscan organizaciones que trasciendan y los ayuden a prosperar. Lo que era una tendencia, pasa a ser una regla y entonces las organizaciones con estructuras jerárquicas pasan a ser cada vez más obsoletas y quedaran fuera de la guerra por el talento. Buscan organizaciones más flexibles, diversas, con foco en lo sustentable”, aseguró el ejecutivo. “Esto hace que las organizaciones incluyan cada vez más métricas vinculadas con el compromiso social, medioambiental y equidad de género”.
André Maxnuk hizo referencia también a las habilidades que a partir de ahora cobrarán más relevancia, entre ellas figuran las de autogestión y priorización; y muchas otras habilidades cognitivas como la colaboración; adaptación; destreza; y fluidez digital; entre otras.
Otra tendencia tiene que ver con el aprovechamiento de la ciencia del talento. “El líder debe empoderar a su organización en un ambiente virtual, ya no tiene la respuesta a todo”, por ende, debe apalancarse en el análisis de datos para la toma de decisiones.
Finalmente, dijo que la última tendencia tiene que ver con la flexibilidad. En una etapa prepandemia las organizaciones se oponían a invertir para mejorar y avanzar en la posibilidad del trabajo virtual. “En América Latina estamos avanzando en ese sentido, aunque aún falta reglamentarlo en muchos países”.
Por su parte Cecilia Giordano, CEO de la misma compañía, cerró diciendo: “Estamos hackeados por estos replanteos que aceleró la pandemia. La pandemia unió la teoría con la práctica. Mucho verbalizábamos, pero no lo veíamos en la práctica. Nos dimos cuenta de que, durante la pandemia, nuestros cuerpos fueron los que sensibilizaron la distancia, el aislamiento. Porque somos seres sociales y necesitamos líderes resilientes, empáticos, líderes humanos”.
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