La oficina tradicional como la conocemos nació hace 300 años con la aparición de la Revolución Industrial, cuando la gente migró a las ciudades en busca de trabajo. En ella los empleados trabajaban en el mismo lugar, 8 horas diarias, 5 días a la semana. Pasaron cientos de años y continúa el mismo modelo. O por lo menos hasta hace poco. La llegada del COVID-19 obligó a que las organizaciones pusieran en marcha el home office y todo parece indicar que nada volverá a ser igual en el mundo laboral.
La oportunidad de cambiar o modificar la oficina tradicional en realidad estuvo antes, con la llegada de internet que llevó a una era digital donde las personas se empezaron a comunicar de forma electrónica. Eso ya suponía que no era necesario estar en un mismo espacio para trabajar, pero aún con esa herramienta, se siguió trabajando en general siempre desde el modelo tradicional de esquema presencial.
La llegada del COVID-19 puso en perspectiva la rutina de trabajo y hasta fue el puntapié para apostar al home office en empresas donde parecía imposible hacerlo. De este modo, el comportamiento del trabajador fue cambiando conforme pasó el tiempo y la población se acostumbraba a una nueva realidad. De un home office para preservar la salud de los trabajadores en su casa a la necesidad de algunas personas de querer volver algunos días a la oficina por distintos motivos que van desde querer ver a sus pares hasta la necesidad de despejarse y volver a ver al hogar como un refugio.
En este sentido, en una charla exclusiva con Infobae Claudio Hidalgo, head de WeWork Latinoamérica, explicó lo que ya es un hecho: el futuro del trabajo ya no será el mismo. “Me lo imagino como cuando existía un sólo teléfono fijo en cada casa y para tomar la llamada era necesario correr a ese lugar del hogar hasta que llegaron los teléfonos móviles y hoy es una anécdota. Pensando en esa escena como con lo que vivimos ahora, la pandemia demostró que la ubicación física no era importante para trabajar y que en un futuro lo veremos como algo muy antiguo. Hoy las predicciones acerca del trabajador parecen estar orientadas a un modelo híbrido que equilibre el trabajo remoto con el trabajo de la oficina”, apuntó.
Para el profesional no hay otra salida: “El modelo de trabajo y oficina tiene que cambiar. Las empresas deben adaptarse a esta nueva realidad de equipos rotativos, home office y flexibilidad horaria”.
“El impulso nos lo dio la pandemia pero lo que realmente nos llevó a hacer cambios tiene que ver con lo que hemos descubierto después de esta realidad: que no era necesario estar todos en el mismo lugar, el tiempo que estamos arriba de un transporte público y cómo gastamos energía en cosas que no son valiosas como individuos, en mi opinión nos tenemos que preguntar: ¿qué es lo que se va a quedar del mundo laboral como lo conocíamos? La respuesta es que debemos profundizar en lo positivo, las medidas como la distancia social pero lo que realmente se pone bajo la lupa es que todo lo que descubrimos como trabajadores durante el COVID-19”, enfatizó Hidalgo.
Y es que, de acuerdo a Hidalgo, al verse alterado el hábito de ir a trabajar todos los días a una misma oficina se presentó el momento exacto para generar un nuevo hábito y cambiar para siempre la modalidad laboral.
De acuerdo al profesional, la discusión se centra en la mirada hacia el futuro: “No depende de la pandemia, esto va a pasar. Lo que importa es qué vamos a construir en función de este quiebre. Entran muchos elementos en juego, desde reorganizar los horarios de trabajo, los días presenciales, la flexibilidad de la organización hacía sus empleados, entre otros”.
“Lo que no me puedo dejar de preguntar es ¿Cómo es posible que no nos hayamos dado cuenta antes de la necesidad de explorar espacios nuevos, de buscar alguna forma diferente de desenvolvernos en el mundo laboral? Es momento de mirar hacia adelante y de tomar la iniciativa en adaptar el modelo híbrido”, apuntó el profesional.
¿Por qué no sucedió antes el cambio? “Creo que había un juicio de valor alrededor del trabajo remoto. Había cierta desconfianza por no poder ver cómo trabajaba mi empleado y en definitiva nos ponía un bloqueo. Esta situación sin duda nos forzó a probar esta dinámica y nos dimos cuenta de que es una realidad que se puede adecuar perfectamente y que incluso son más los beneficios. Estos miedos que teníamos y la desconfianza de algunas organizaciones no nos dejaban probar nuevas cosas. El lado positivo de esta situación es que probamos, nos gustó y no concebimos un mañana sin esta nueva dinámica”, comentó Hidalgo.
Los nuevos espacios laborales
Tras décadas de separar las áreas de trabajo en cubículos individuales, o en “boxes”, en los últimos años se hizo énfasis en el “trabajo colaborativo” o coworking, un fenómeno que había irrumpido para modificar la forma de concebir el trabajo y el espacio laboral. Más flexibilidad, más creatividad, más interacción inspiracional para provecho del grupo y de cada uno. ¿Qué ocurrirá ahora? ¿El coworking se adaptará para la era de las reuniones por videollamada? ¿Volverán los cubículos?
Actualmente es imposible concebir la idea de una oficina con hacinamiento de empleados o un ascensor repleto. Charlar de a muchos al lado de la máquina de café o almorzar en grupo ya no serán posibilidades, por lo menos por un tiempo.
“En mi opinión cuando miremos al pasado no vamos a poder entender cómo era que algunas oficinas tenían a sus colaboradores encerrados en un cubículo, eso no va a pasar más porque ese modelo no volverá. Descubrimos que era muy positivo tener espacios abiertos porque mejoran la calidad de vida, permite que en algún momento la persona interactúe con otras, básicamente que existía otro modelo de trabajo que demostró que podíamos trabajar con otro bienestar”, concluyó Hidalgo.
Ante este panorama, para el profesional no queda otra salida: “Es momento de reescribir algunas de las normas establecidas y enfrentar el futuro del trabajo cambiante, lleno de desafíos y sobre todo, de oportunidades para quienes la sepan aprovechar”.
En síntesis, el modelo al que nos dirigimos está orientado hacia un trabador híbrido, donde algunos días de la semana se aprovecharán todas las ventajas que brinda trabajar de manera remota y distribuida y se capitalizarán los espacios de colaboración presencial de manera ágil, flexible y sensata.
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