El trabajo del futuro post COVID-19: las cuatro proyecciones del mundo organizacional

La pandemia aceleró aquellas tendencias laborales que se visualizaban para el mediano y largo plazo. Qué factores cambiarán

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Uno de los aspectos sobre
Uno de los aspectos sobre los que más se pone el acento es en la aceleración de la transformación de las personas (REUTERS/Nick Oxford)

Según el Foro Económico Mundial, es probable que más de mil millones de empleos, casi un tercio de todos los empleos del mundo, se transformen por la tecnología en la próxima década. Del mismo modo, las investigaciones recientemente publicadas por el Foro Económico Global y por Gartner sobre el futuro del trabajo por COVID-19 coinciden en un aspecto central: la pandemia aceleró aquellas tendencias que se visualizaban para el mediano y largo plazo.

Y como la velocidad del cambio del contexto se incrementa cada vez más, uno de los aspectos sobre los que más se pone el acento es en la aceleración de la transformación de las personas. Reg Revans fue un profesor de la Universidad de Manchester que se lo reconoce por ser el impulsor de la idea de aprendizaje activo. Pero uno de sus legados que más impacto recobra hoy es la denominada Ley de Revans: la supervivencia de un organismo depende de que su tasa de cambio sea igual o mayor que la de su entorno. Al tener un marco de referencia tan cambiante, debemos potenciar nuestra aceleración para poder responder a una demanda permanentemente creciente, y ahí está el gran desafío para mantenernos vigentes y con proyección. La velocidad pasó a ser la nueva moneda de los negocios e incorporarla- con la dirección apropiada- es la gran invitación para poder desempeñarnos adecuadamente.

En ese sentido, como sostienen los profesores John Hagel y Gary Bolles de Singularity University, este período que estamos transitando no implica pausarnos para volver al status anterior, sino un llamado a resetearnos para poder enfrentar los desafíos y capitalizar las oportunidades.

Casi un tercio de todos
Casi un tercio de todos los empleos del mundo, se transformen por la tecnología en la próxima década (Shutterstock)

A fin de visualizar las grandes proyecciones en el mundo del trabajo, lo abordaremos desde cuatro planos complementarios, considerando que estamos ante un momento clave de “cambio del sistema operativo”. Estos son:

Personas:

-De trabajar “en” a trabajar “para”. Tradicionalmente teníamos la visión que la actividad laboral se desarrolla en una organización, por períodos extendidos en el tiempo. Cada vez más vamos hacia un modelo en el que pocos trabarán dentro de las organizaciones (y posiblemente por poco tiempo) y muchos trabajarán para múltiples de ellas

-La diversidad en sus múltiples versiones llegó para instalarse y evoluciona hacia la inclusión auténtica. Es una excelente noticia, que crea puentes y oportunidades para muchos y genera un beneficio en todo sentido

-De las iniciativas de equilibrio vida-trabajo a una vida integralmente balanceada. Todos las facetas vitales se complementan y potencian, los grises empiezan a visualizarse con mucha mayor nitidez y todo está destinado al bienestar integral

-Nuevas habilidades y capacidades son requeridas para poder responder a las múltiples y cambiantes demandas. Los procesos de Upskilling (mejorar las competencias) y Reskilling (adquirir otras aptitudes) se instalan como indispensables para poder acceder a las nuevas oportunidades

-La mentalidad de crecimiento como enfoque transversal en cada actividad nos permite predisponernos al aprendizaje exponencial. De saber todo a aprender mucho, a la largo de toda la vida

Modalidades laborales:

Hay un incremento exponencial de
Hay un incremento exponencial de la utilización de los datos para generar información clave para tomar decisiones e interactuar en los aspectos humanos.

-El trabajo remoto, distribuido y desde el hogar pasó de ser una beneficio a una necesidad. Las proyecciones indican que, habiendo aprovechado tanto las personas como las organizaciones los impactos positivos que genera, iremos a un modelo híbrido, que nos permitirá tomar lo mejor del trabajo presencial y lo mejor del virtual, a partir de una infraestructura y una cultura habilitadora

-Resignificación de los espacios de trabajo para aprovechar al máximo los momentos de presencia física. Se verán innovaciones muy profundas, desde la distribución de las áreas, la adecuación para situaciones especiales, la accesibilidad, el cuidado del medioambiente y la comprensión de cómo generar mejor conexión personal y atención plena

-Incremento exponencial de la utilización de los datos para generar información clave para tomar decisiones e interactuar en los aspectos humanos. Es una de las áreas en las que más rápidamente está evolucionando pero, a su vez, una en las que más campo de mejora existe aún. Cada vez se dispondrá de mayor cantidad de datos, la clave será cómo y para qué se los utilizará, cómo se minimizarán los sesgos y se interpreatarán inteligentemente

-Nuevas formas de interacción, incluyendo a las redes sociales corporativas como modelo de conexión entre los diferentes interlocutores, tanto internos como externos. El mail irá quedando relegado por modos de relacionamiento anclados en los temas más que en las personas y en los que la rapidez de respuesta es muy superior

-Interdependencia entre equipos autónomos de un ecosistema ágil y abierto en el que todos tienen entidad e importancia. Comunidades de aprendizaje y crecimiento permanente, en las que las sinergias permiten polinización cruzada entre todos

Organización

Las empresas pasan a ser
Las empresas pasan a ser una red de seguridad social, que permiten tener un resguardo en aquellos momentos que más se las necesita y una referencia creíble, con un respaldo basado en la trayectoria (Shutterstock.com)

-El propósito es el gran ordenador. Es el paraguas que permite alinear todas las prioridades, que mutan permanentemente, y se evolucionará de modelos de planeamiento estáticos a otros dinámicos. La coherencia entre el propósito individual y organizacional es un aspecto que cada vez toma más preponderancia

-La cultura es el gran dinamizador que habilita a impulsar el crecimiento. Como la misma no se compra ni se copia, requiere de un trabajo sostenido y vivirla auténticamente cada día, en cada acto, en cada momento de verdad. Es el catalizador de estructuras cada vez más planas, livianas y ágiles y con decisiones distribuidas

-Marcas empleadoras muy fuertes, que demuestran sus atributos tanto en los tiempos más complejos como en los de plenitud. Son atractivas para los mejores talentos por una propuesta de valor integral, que incluye la compensación pero no se acota exclusivamente a este factor, sino con mucha incidencia del salario emocional

-La transparencia a la que se expondrán todas las empresas les demandará decir, hacer y ser muy coherente y consistentemente. La nueva ética, que será un mandato pasará no solo por las tradicionales variables, sino por aspectos poco considerados en el pasado como el manejo de los datos y la información confidencial y nuevos elementos relacionados con el cuidado

-Las empresas pasan a ser una red de seguridad social, que permiten tener un resguardo en aquellos momentos que más se las necesita y una referencia creíble, con un respaldo basado en la trayectoria.

Tecnología

Se aspira a que cada
Se aspira a que cada vez más, las tecnologías estén al servicio de las personas, para facilitar la vida individual, familiar, social y laboral

-Muy posiblemente sea el plano en que mayores novedades tengamos, que ni siquiera podemos imaginarnos con los paradigmas actuales. Sin dudas, estamos como antes de que se inventara el primer teléfono celular inteligente, que ni siquiera teníamos idea que podía llegar a generarse esa posibilidad y que revolucionó todas las industrias y profesiones. Desde ya, hoy no sabemos lo que no sabemos y las sorpresas que nos podemos llevar en cuanto a nuevas tecnologías que emergerán podrían ser muy grandes

-Se aspira a que cada vez más estén al servicio de las personas, para facilitar la vida individual, familiar, social y laboral. Favorecer nuestra actividad y bienestar integral, focalizándose en aquello que agregan valor y son diferenciales (tareas repetitivas, poco higiénicas, pesadas, etc.) y complementándose con aquello en lo que los humanos somos -al menos por ahora- irreemplazables (creatividad, innovación, empatía, juicio crítico, emoción, etc.)

-En esta dirección, una tendencia esperable sería que a medida que las personas nos vamos tecnologizando más, las tecnologías se vayan humanizando a fin de potenciarnos mutuamente y lograr resultados extraordinarios

-Cada vez toma más preporendancia la ciberseguridad, la ética y la accesibilidad a fines de asegurar un uso responsable y positivo y democratizar su acceso, donde los beneficios sean para todos y no solo para algunos

En síntesis, si bien la tecnología toma un lugar protagónico, cada vez dependemos más de las interacciones humanas para que las cosas funcionen. Muy posiblemente, la próxima revolución esté en la manera de relacionarnos, de conectarnos, de conectar.

Independientemente de la generación a la que pertenecemos (y ahora todos somos “cuarentennials”), hay algunas preguntas que empiezan a emerger y marcarán el camino de los próximos años: ¿Cuál es el significado de nuestro trabajo? ¿Qué lugar ocupa en nuestras vidas? ¿Para qué trabajamos? ¿Cómo, dónde, de qué y con quién trabajamos?

Del mismo modo, ¿Qué implica educarnos? ¿Cómo nos educamos para poder tener oportunidades? ¿Cuándo y cada cuánto nos iremos reinventando profesionalmente?

Desde ya, la repercusión de esta crisis sanitaria, económica y social será muy grande, pero al mismo tiempo, es un tiempo en el que estamos estamos definiendo la manera que vamos a vivir y trabajar en el el futuro.

Nos hemos dado cuenta que, más allá de la tecnología que utilicemos, el valor de las personas cada vez es más importante. Somos los humanos los que soñamos, los que nos comprometemos, los que tenemos esperanza de vivir en un mundo más justo y equitativo y los que tenemos que trabajar para incrementar nuestra propia empleabilidad, la posibilidad de tener trabajo significativo hoy, en meses y en años.

*Alejandro Melamed es Doctor en Ciencias Económicas (UBA), speaker internacional y consultor disruptivo. Autor de varios libros entre ellos Diseña tu cambio (2019) y El futuro del trabajo y el trabajo del futuro (2017).

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