Hace no más de seis meses, como muchos otros profesionales dedicados a la educación tradicional, el mundo de las organizaciones se tuvo que reinventar y transformar los negocio en un negocio on-line debido a la llega de la nueva enfermedad COVID-19.
Por ello, es vital intentar comprender mejor el ecosistema digital para poder tomar mejores decisiones. Lo cierto es que la actual situación contextual del COVID-19 no hizo más que acelerar un proceso que se estaba gestando y tiene dos explicaciones muy claras, y complementarias:
Primero la contundencia del fracaso metodológico para formar en contextos VUCA (Volátiles, Inciertos, Complejos y Ambiguos), donde las reglas y las respuestas no son claras, y hay que hacer camino al andar. En esta realidad es más importante tener capacidad de adaptación, resiliencia y optimismo, que experiencia previa. Segundo, la falta de empatía que generan las propuestas en las nuevas generaciones, súper conectadas, hiper estimuladas y ultra exigentes, que eligen criteriosamente el destino de su tiempo. Ellos están igual de enfocados en su desarrollo profesional que sus sucesores (GenX), pero no están dispuestos a crecer a cualquier precio y su cuenta casi siempre es emociona.
Este nuevo perfil de usuario de las capacitaciones sugiere una revisión por parte de los actores del sistema, e implica salir de la zona de confort a entregar una parte de esa comodidad alcanzada con los años de repetición. Metodologías híbridas que integran la potencia de lo presencial con la continuidad del on line empiezan a tener sentido y ganar adeptos.
En este contexto, los primeros que deben repensar su propuesta de valor son los formadores, entrenados para hablar y hacer valer su experiencia en lo presencial, que hoy ven todo su modelo de negocio estallar por el aire. La nueva normalidad obliga a incorporar la virtualidad como única forma posible, pero luego mutará a espacios mixtos. Porque esta complejidad requiere de co-creación de nuevos conocimientos, más que reusar lo que ya se sabe. Por eso, se destacarán aquellos que sean capaces de transformarse en facilitadores de procesos de aprendizaje, adaptación y cambio, entusiasmando a sus audiencias y comprometiéndolos con un futuro mejor.
Detrás de ellos los referentes de formación o responsables son los recursos humanos que son los principales promotores o detractores de esta gestación, porque se trata de su ámbito de influencia y los impacta en su performance. Acostumbrados al análisis de formación en base a la cantidad de personas “formadas” que asume que los asistentes encontraron algo valioso en la capacitación, lo hicieron propio y podrán aplicarlo en su trabajo deberán migrar a indicadores que midan el nivel de participación de cada persona, interacción en instancias grupales y apreciaciones de sus compañeros, todo en tiempo real.
Los millennials empleados son los mejores posicionados en este nuevo escenario, ya que serán los beneficiarios de innovadoras propuestas que contemplan ahora sí su realidad, que los motiven a ser mejores y les den un lugar de relevancia. Sin embargo, una vez creado el contexto para el despliegue de su talento, muchos se encontrarán con la realidad que no tienen nada de valor para aportar. En ese momento, tendrán que entregar el ego que distorsiona la confianza personal y la convierte en inconsciencia de las propias limitaciones.
De acuerdo a Leo Gimenez, CEO de go4clic, una plataforma de e-Learning corporativa que transforma la interacción en conocimiento aumentado, a diferencia de lo que fue la primera ola de aprendizaje online el futuro será metodológico, no tecnológico: “Las propuestas que garanticen una experiencia de aprendizaje valiosa, mediados por la tecnología que sin duda deberá ser innovadora ya que probamos que la tecnología sin la experiencia no funciona”.
Gamificación, design thinking y agilidad
Todavía existen inquietudes de cómo el e-Learning tradicional piensa dar respuesta a lo que el Foro Económico Mundial definió como las habilidades del futuro: Capacidad de resolver problemas, pensamiento crítico, creatividad, inteligencia emocional y gestión de equipos, entre otros.
Sin dudas hay cambios que vinieron para quedarse y para los cuales esta crisis será una bisagra y cambo de paradigma. Por supuesto, hay ganadores y perdedores. Quienes podrán adaptarse y aprovecharlo y aquellos para los que tal vez sea el final.
Este nuevo estadio es mucho más democrático y permite a pequeñas empresas, profesionales o aficionados entrar a un mercado enorme a costos muy accesibles. El cambio no es una opción, es una obligación.
*Jonatan Loidi es Licenciado en Marketing y cuenta con un posgrado en experiencia del cliente en Disney Institute. Es CEO de GrupoSet donde se desempeña como consultor y speaker internacional en temas relacionados con innovación, marketing y estrategia. Es autor de varios libros entre los que se destacan ¿qué es eso del marketing? 2016 y Negocios + digitales, 2019.
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