El momento de la verdad: cómo los líderes se ponen a prueba en tiempos de turbulencia

La llegada del COVID-19, así como la medida del el aislamiento social preventivo y obligatorio, permitió visualizar con más claridad la calidad de los líderes y cómo sustentan sus decisiones

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Si hay algo que nos permitió tanto el proceso de COVID-19 como el aislamiento social preventivo y obligatorio es visualizar, con más claridad que en muchos otros momentos, la calidad de los líderes y cómo sustentan sus decisiones.

Los valores y los principios son aquello más profundo, lo que está dentro de cada uno de nosotros y que se manifiesta a través de los comportamientos, es la brújula interior, el GPS que guía nuestras acciones, especialmente cuando hay que tomar decisiones difíciles. Es lo que nos permite seguir el camino apropiado y no tomar atajos que nos podrían llevan a un destino poco deseable.

Y es precisamente cuando atravesamos una crisis que nos ponemos a prueba, cuando se demuestra aquello para lo cual nos estuvimos preparando durante mucho tiempo, cuando exteriorizamos de manera más auténtica quién es quién, sin eufemismos, sin máscaras. Es entender lo que Fred Kofman llama “el éxito más allá del éxito”.

En esa dirección, ¿cuáles son algunos de los valores más destacables, aquellos que serán más apreciados por los colaboradores, clientes y proveedores?

Empatía: la capacidad de ponerse auténticamente en el lugar de los otros, sentir lo que sienten, vibrar al ritmo de ellos, pensar como ellos. Descubrir qué les pasa, qué emociones los recorren, qué dificultades están atravesando, qué sueños e ilusiones tienen. En circunstancias como las actuales el poder comprender las otras realidades con sinceridad, el interesarse auténticamente por las preocupaciones y necesidades, es una de las claves para poder encarar una conexión más profunda, genuina y directa. Es poder experimentar, en carne propia, aquello que le está sucediendo al interlocutor, no desde mi propia mirada, sino desde la del otro. Es mirar por sus lentes para comprender su punta de vista.

Compasión: a diferencia de la empatía, la compasión es el sentimiento de tristeza que produce el ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar su dolor o sufrimiento, a remediarlo o a evitarlo. Si hay una emoción que están sintiendo muchas personas en este momento es la de dolor. Dolor por lo que se ha perdido, dolor por la situación que están padeciendo, dolor por las bajas expectativas. Y es ahí donde aparecen los verdaderos líderes, para prevenir el impacto negativo, para subsanar, para mitigar y acompañar amorosamente. No se puede evitar el dolor, pero sí se puede acompañar con afecto y contribuir desde la asistencia, el amparo y la comprensión.

Gratitud: el agradecimiento es manifestarle al otro nuestro reconocimiento por la acción que ha ejecutado, nuestra estima por lo recibido. Sin embargo la gratitud, que incluye al agradecimiento, se complementa correspondiéndole de alguna manera aquello que hemos recibido. Es generar un círculo virtuoso a partir de las palabras y los actos. Empieza por un gracias, pero no termina ahí, sino que además hay una acción para retribuir de igual manera aquello que nos ha generado la satisfacción. Debemos comprender que son muchos los que están haciendo un esfuerzo extraordinario en estos momentos, que son muchos los que han incrementado sustancialmente su cantidad y calidad de trabajo. Así como la sociedad está manifestando su reconocimiento especial al personal de salud y a todos aquellos que prestan servicios esenciales, es esperable que los líderes puedan tener gestos especiales para todos los que son merecedores.

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Solidaridad: Es ofrecer ayuda, comprometiéndose desinteresadamente con aquel que necesita. Es colaborar sin esperar nada a cambio, es asistir, contribuir con espontaneidad y criterio fraternal. Es tener la motivación de poder aportar al bienestar del otro, con sentido altruista, con la convicción que eso lo ayudará a estar mejor. Es poner el hombro, estar junto al otro, sin que ello sea solicitado y sin esperar nada a cambio.

Ser líderes humildes, reconociendo que hay muchos temas que no sabemos, pero muchos más que ni siquiera sabemos que no sabemos, que enfrentamos un fenómeno desconocido aún, de impacto global y local, con múltiples consecuencias, pero que está en nosotros decidir cómo elegimos ser y quiénes definimos ser, ya que hay infinidad de variables que no controlamos, pero hay numerosas sobre las que sí tenemos el control.

En tiempos en los que los que se nos ha demostrado que todos – muy democráticamente- somos vulnerables, los valores y principios actúan como nuestro arnés que nos habilitará a no trastabillar en el proceso, generar credibilidad, inspirar confianza e impulsar mayor compromiso. Ellos son la esencia misma de cada uno, nos impulsan a ser coherentes y consistentes entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Para honrar nuestro propósito, desplegar nuestra versión, impactar positivamente y dejar una huella distintiva. En síntesis, restaría preguntarnos, ¿Si no es ahora, cuándo?

*Alejandro Melamed es Doctor en Ciencias Económicas (UBA), speaker internacional y consultor disruptivo. Autor de varios libros entre ellos Diseña tu cambio (2019) y El futuro del trabajo y el trabajo del futuro (2017).

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