El líder es una de las figuras sobre las que más se ha escrito, analizado y estudiado. Los estilos de conducción de un grupo pueden ser muy variados y de hecho son cada vez más diversos. ¿Cómo ser un líder exitoso en el siglo XXI? El espectro de modos de liderazgo abarca desde aquellos más apegados a la modernidad, que apelan a la cercanía y al consenso con el empleado, y esos otros, más conservadores. Pero, ¿cuáles son las competencias que requiere un líder en los tiempos que vivimos hoy?
Sin dudas, uno de los grandes capitales de la empresa es el factor humano, que tiene que ver con cualidades intangibles como la imaginación, con la creatividad, con la sensibilidad, con la empatía, con la capacidad de proyectar, de conectar con las emociones, y es gracias a ello que se puede hacer la diferencia.
Y es justamente en este afán de hacer la diferencia en el factor humano, que son muchas las convocatorias de altos directivos que solicitan, por distintos motivos, modificar el comportamiento de los colaboradores. Ante esta inquietud, lo primero que deben tener en cuenta las organizaciones es cuestionarse cuáles son las creencias que emanan. Y es que ante la incertidumbre es necesario revisar o revitalizar los valores del líder que al final del día son en los que creen los mismos colaboradores para llevar a cabo sus tareas.
Lo cierto es que los comportamientos de los empleados son impulsados por la cultura organizacional que está conformada por el clima en las empresas y que a su vez alienta al desempeño de los colaboradores. En definitiva esta creencia de los líderes es lo que permite modificar el comportamiento de los empleados. Y cuando los valores de la figura principal no coinciden con los que desde la organización quiere fomentar difícilmente se pueda llevar a la práctica. Y es que los valores son las creencias más profundas que además funcionan como la herramienta para tomar decisiones tanto simples como complejas.
¿Cómo se demuestran? Se ponen en valor en cada acción, cada acto y en cada interacción. Es velar por hacer las cosas y hacer el bien siempre. Es hacer lo correcto aunque nadie esté mirando. De este modo, la correcta manera de corroborar si actuamos o no de acuerdo a los valores es si se puede compartir con el entorno que los rodea como los hijos, los padres, parejas o colegas aquello que hayamos hecho sin ponerse colorado o no escondiendo ningún tipo de información, es decir, andar por la vida con la frente en alto con la seguridad de haber hecho lo correcto en cada ocasión.
“En lugar de ser una persona exitosa, intenta ser valiosa. De y por valores, el resto llegará naturalmente”, Albert Einstein.
*Alejandro Melamed es contador público y doctor en Ciencias Económicas (UBA) y especialista en Recursos Humanos. Autor de varios libros entre ellos Diseña tu cambio (2019) y El futuro del trabajo y el trabajo del futuro (2017).
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