La tecnología ha modificado todo aspecto de la vida de las personas. En este marco, las industrias y el mundo productivo exigen nuevos perfiles. Pero a pesar de la temida automatización, hay algo que las máquinas no pueden completar: las habilidades blandas propias del ser humano.
En este contexto, la Universidad Siglo 21, elaboró un nuevo estudio para analizar un aspecto de estas transformaciones: las competencias socioemocionales. La investigación, liderada por el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Siglo 21, estudió cómo la educación y el desarrollo de competencias profesionales se posicionan como un factor de crucial importancia para garantizar la empleabilidad.
En contextos sumamente cambiantes, tanto a nivel socioeconómico como de dinámicas, innovaciones, necesidades y requerimientos, es necesario poder contar con las herramientas adecuadas para el desarrollo profesional. Hoy las habilidades blandas son el complemento perfecto de los conocimientos teóricos, que, en conjunto, generan un verdadero impacto en el ámbito laboral.
Por ello, más del 81% de los trabajadores argentinos (3 de cada 4) señaló que para tener una adecuada adaptabilidad al cambio, mantener la estabilidad emocional y la empatía son cualidades socioemocionales altamente necesarias. Además, 7 de cada 10 creen que conservar la calma en circunstancias tensas es otra competencia diariamente demandada.
"Todo está tan flexible, globalizado, expandido. Sin embargo, lo que tiende a suceder es que la gente siempre va a estar por sobre los procesos y mecanismos. Lo que se necesita de la gente es justamente toda la habilidad emocional, porque ningún sistema o máquina lo va a poder superar", aseguró a Infobae Carolina Brinusio, directora y fundadora de la consultora de recursos humanos DOS.
Los contextos resultan tan dinámicos, que más del 40% consideró indispensable para su labor tener cierta capacidad para predecir la ocurrencia de escenarios contingentes. Esto refiere a la habilidad individual de reorganizar las prioridades, acomodar el esfuerzo hacia las tareas, como también aplicar nuevos conocimientos a las formas de trabajo, cumpliendo con los tiempos esperados. En relación a esto, aproximadamente 2 de cada 3 evalúan al aprendizaje de nuevas modalidades como indispensable a la hora de enfrentar una alteración en las condiciones laborales.
Por otra parte, 3 de cada 4 trabajadores consideran indispensable tener la capacidad de: respetar la opinión de otras personas, escuchar atentamente, expresarse de manera clara para lograr entendimiento y comprender la posición de los otros. Estas cualidades están sumamente ligadas a los nuevos liderazgos y su relación con las generaciones más jóvenes, ya que deben contar con otras herramientas para conformar y establecer equipos.
Preparando a los trabajadores del futuro
El progreso tecnológico genera continuamente nuevas necesidades de profesionales calificados con competencias y capacidad de adaptación constante. Es así como, según el estudio, la innovación educativa no radica meramente en la inversión en TICs (Tecnologías de la Información y de la Comunicación), sino que requiere de la adopción de nuevos modelos pedagógico-didácticos, más abiertos, ágiles y flexibles. Pero esto también debe estar acompañado por un sistema educativo ágil, que logre comprender los nuevos ritmos y aportar el capital humano entrenado para los nuevos roles demandados.
"En general, lo que uno busca es ver qué capacidad tiene esa persona para ese lugar y empresa en pos de ver si cumple requisitos. Sin embargo, es mucho más que el perfil, sino el talento, aquello que uno percibe en la entrevista, mediante un mail, un mensaje que lo hace único", concluyó Brinusio.
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