"Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas"; la resiliencia hoy tiene su propia definición de diccionario, pero hasta hace algunos años era un término que generaba opiniones encontradas e incluso era desaprobada por algunas escuelas de psicología. Al hablar de resiliencia, algunos consideraban que se trataba de "pasarle por encima" a los momentos difíciles; sin embargo, nada tiene que ver con la negación, sino con encontrar recursos nuevos con los cuales salir airosos y fortalecidos luego de una circunstancia adversa.
Gloria Husmann y Graciela Chiale, coautoras del libro Resiliencia, del vidrio roto al vitreaux, sostienen que "hay personas que frente al menor obstáculo inmediatamente se repliegan y se sienten las más desdichadas del mundo. En esos casos hay que saber que existen un montón de recursos nuevos que el ser humano tiene a su alcance. El tema es encontrar o desarrollar esta característica de resiliencia que nos habilite nuevas 'herramientas'. Hay personas que tienen naturalmente esta capacidad de ver la luz dentro de la oscuridad, y hay otras que pueden entrenarse durante toda su vida para lograrlo".
Hay gente que niega y evade la circunstancia negativa que le toca atravesar, razón que le impide hallar respuestas en la resiliencia, es decir, en el interior de sí mismo
Ser resiliente no es ser un positivista extremo, no tiene que ver con focalizarse en el vaso medio lleno y olvidarse de la otra mitad vacía, sino que requiere una predisposición personal para poder ver ambas realidades y decidir con qué quedarse. Husmann nos da un claro ejemplo: "Para entrenarnos en la resiliencia existe algo que se llama autodisciplina. Nosotras conocimos el caso de un obeso mórbido que le prometió a su hija poder bailar el vals de los 15 años. El hecho de cumplirle la promesa a su hija lo hizo superarse. Eso es lo importante, buscar objetivos. Recordemos que, por ejemplo, la gente que salió de los campos de concentración era la que pensaba que alguien las esperaba, o los que sentían que tenían que ir a terminar algo".
Víctimas de sí mismos
Hay quienes ven en la crisis una oportunidad y quienes, al enfrentar una situación dura, asumen la postura de víctimas, que arrastran el resto de sus vidas. Todos tenemos la capacidad de ser resilientes, de tocar fondo y encontrar el impuso para salir nuevamente a la superficie; pero también es cierto que a algunos nos cuesta más descubrir y desarrollar esta capacidad.
¿Por qué, ante una misma circunstancia, una persona puede salir fortalecida y transformada positivamente, y otra quedarse sin poder salir de esa adversidad? Alejandro Gorestein, periodista y autor de Resiliencia: Vidas que enseñan, explica: "Hay gente que niega y evade la circunstancia negativa que le toca atravesar, razón que le impide hallar respuestas en la resiliencia, es decir, en el interior de sí mismo. Uno de los componentes de la resiliencia es la introspección, mirarse al interior de uno mismo, preguntarse y darse una respuesta honesta. Muy ligado a lo anterior se encuentra la iniciativa, esa capacidad de hacerse cargo de los problemas y ejercer acciones positivas sobre ellos".
Hay gente que niega y evade la circunstancia negativa que le toca atravesar, razón que le impide hallar respuestas en la resiliencia, es decir, en el interior de sí mismo
Por su parte, Husmann añade más información al respecto al afirmar que existen personas "que tienen un recurso muy negativo, en contra de ellos mismos: observaron en algún momento de sus vidas que la victimización les había servido para algo, para que alguien dijera 'pobrecitos', y los ayudaran, y entonces repiten ese mismo mecanismo, sin darse cuenta de que pueden ir a buscar otras condiciones enriquecedoras, que también poseen. Si alguien quiere salir adelante, entonces automáticamente va a buscar un poco de trabajo en su propia autoestima. Lo ideal sería que encuentre un espejo que le muestre que está observando mal, porque los anteojos que tiene para ver esa situación son los equivocados".
En vez de pedir ayuda, habría que pensar si puedo hacer algo y recordar que seguramente hubo situaciones en las cuales hice mucho para ayudarme por mí mismo. Y como se trata de capitalizar la experiencia, por qué no comenzar con un ejercicio: a veces es importante hacer un listado de los logros, para visualizar todo lo que en verdad superamos. Luego de una crisis hay gente que es capaz de concretar un sueño añorado, como por ejemplo retomar y terminar una carrera universitaria. "Estaría bueno hacer en cada casa un 'rincón de los éxitos', y en vez de maximizar las desgracias, maximizar los momentos enriquecedores y positivos", propone Husmann.
Todo a favor
La resiliencia permite fundamentalmente desarrollar nuestra propia fortaleza. Pero además de esto, ser resilientes suma a nuestras vidas una serie de beneficios que Gorestein detalla de la siguiente forma:
– Mayor coeficiente intelectual y mejores habilidades para resolver los problemas que se presenten.
– Disminución de los niveles de ansiedad y de depresión.
– Buenos estilos de enfrentamiento.
– Autoestima alta.
– Sentimientos de esperanza.
– Autonomía e independencia.
– Empatía, conocimiento y manejo adecuado de las relaciones interpersonales, en la familia y con los amigos.
– Sentido del humor positivo.
– Mejor percepción de la calidad de vida y menos enojo.
– Ampliación de la red vincular.
– Mejor actitud de afrontamiento de situaciones de estrés inevitables.
– Desdramatización de los hechos cotidianos, menos negativismo.
Nadie mejor que uno mismo para saber qué necesitamos en cada momento. Nada como nuestra propia fuerza de voluntad para encender el motor que nos lleve hacia adelante. Mirar hacia adentro es el primer paso para salir a la superficie.
SEGUÍ LEYENDO