Jugar y aprender a perder: cómo salir adelante y superar la ludopatía

En los últimos años, el número de adictos al juego aumentó significativamente. Estar informados y pedir ayuda a tiempo es la única forma de salir adelante y superar la adicción patológica a los juegos de azar y las apuestas

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La ludopatía es una enfermedad de carácter piscológico, en la que el adicto no sólo pierde sus bienes y afectos, sino también la capacidad de decidir y llevar adelante acciones responsables (Getty Images)
La ludopatía es una enfermedad de carácter piscológico, en la que el adicto no sólo pierde sus bienes y afectos, sino también la capacidad de decidir y llevar adelante acciones responsables (Getty Images)

"A Estela siempre le gustaron las máquinas tragamonedas. Cuando iba con su marido a Mar del Plata, su plan favorito era pasar 2 ó 3 horas viendo si el azar la acompañaba, pero era sólo eso: diversión. Desde que falleció su compañero, el control se le fue de las manos, apostó hasta lo que no tenía, perdió su casa y ahora vive en una pensión y ya casi ni ve a sus hijos ni nietos", nos cuenta Miriam, la íntima amiga de Estela. Esta historia es sólo una de muchas otras que nos invitan a reflexionar sobre el juego compulsivo.

La pérdida de un ser querido, la soledad, un desencuentro amoroso, o simplemente un momento difícil, sumado a la gran oferta de casinos y bingos, contribuyen para desembocar en la ludopatía.

Y este trastorno es cada vez más frecuente. En el Congreso Argentino de Psiquiatría se presentó un estudio que revela que, sólo en la ciudad de Buenos Aires, más de 58.000 mayores de 18 años están preocupados por su modo de jugar, y 16.300 de ellos reúnen por lo menos cinco de los ocho criterios diagnósticos de la ludopatía que define el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM).

"Aunque hay variedad de edades, ahora es frecuente que los chicos más jóvenes, al cumplir los 18 años, se junten a hacer 'la previa' en el casino, o se reúnan a jugar al poker por plata", cuenta la licenciada Mariela Coletti, directora del Centro de Investigación y Tratamiento de la Adicción al Juego ENTRELAZAR, y asegura que "de esta manera, la línea entre juego y compulsión se vuelve algo más frágil".

“Hay que tener en cuenta que es una enfermedad, no un vicio como todavía se cree” (AP)
“Hay que tener en cuenta que es una enfermedad, no un vicio como todavía se cree” (AP)

¿En qué consiste la ludopatía? Es una enfermedad de carácter piscológico, en la que el adicto no sólo pierde sus bienes y afectos, sino también la capacidad de decidir y llevar adelante acciones responsables.

"La persona que sufre esta patología encuentra en el juego algo más que la  diversión. Ese plus puede ser una sensación adrenalínica, como también, una salida que le permite olvidar el problema que atraviesa", explica la especialista.

La mayoría de las veces, es el otro —un familiar, amigo o pareja— el que puede alertarnos si estamos por cruzar esa delgada línea entre entretenimiento y adicción. Aunque, según los especialistas, si bien es muy difícil, es importante que uno mismo se detenga a pensar y reflexionar sobre la cantidad de tiempo que pasa en ese lugar, como también sobre lo que está perdiendo.

La psiquiatra y directora del Centro de Asistencia Capacitación e Investigación de las Socioadicciones (CACIS), Susana Calero, resalta: "Hay que tener en cuenta que es una enfermedad, no un vicio como todavía se cree. Hay que tomárselo muy en serio, ya que en algunas oportunidades lleva a ideas e intentos de suicidio y/o enmascara graves patologías psiquiátricas, por eso la necesidad de recibir asistencia médica y psicológica".

Falsas ilusiones

La mentira comienza a dominar los discursos, y el adicto cree que la única forma de salir de ese mal momento es seguir por ese rumbo
La mentira comienza a dominar los discursos, y el adicto cree que la única forma de salir de ese mal momento es seguir por ese rumbo

La persona que está sumergida dentro de este mundo de monedas, ruletas y promesas azarosas cree que se va a "salvar" de una mala situación económica o afectiva. Melanie Klein, psicoanalista austríaca del sigo XX, explicaba que "el niño calma su ansiedad en el juego, donde lo sufrido pasivamente se hace activo y cambia el dolor en placer".

Del mismo modo, Calero reflexiona: "El ludópata encuentra un escape a los problemas de base que está padeciendo. La típica expresión del jugador es: 'entro al casino y me olvido de todos los problemas', y esto no es así".

Además, el que sufre esta enfermedad se aísla y deja las cosas que le gustan a un lado. La mentira comienza a dominar los discursos, y el adicto cree que la única forma de salir de ese mal momento es seguir por ese rumbo.

"Aunque se comparten características comunes, lo importante es saber que detrás hay una persona con un modo particular de relacionarse con la apuesta, con una historia, angustias y duelos no resueltos, y una gran impotencia frente a una compulsión que lo supera", sintetiza la licenciada Coletti.

Señales de alerta

La persona recurre a la familia, amigos o a terceros para obtener asistencia financiera como consecuencia del juego
La persona recurre a la familia, amigos o a terceros para obtener asistencia financiera como consecuencia del juego

El Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales describe los siguientes criterios para diagnosticar la conducta de un jugador patológico, considerando suficiente la coincidencia con cinco de ellos para determinar la existencia de un comportamiento compulsivo.

1. Preocupación. El sujeto tiene pensamientos frecuentes sobre experiencias relacionadas con el juego, ya sean presentes, pasadas o producto de la fantasía.

2. Tolerancia. Requiere apuestas mayores o más frecuentes para experimentar la misma emoción.

3. Abstinencia. Inquietud o irritabilidad asociada con los intentos de dejar o reducir la actividad lúdica.

4. Evasión. Juega para mejorar de su estado de ánimo o evadirse de los problemas.

5. Revancha. Intenta recuperar las pérdidas del juego con el mismo juego.

6. Mentiras. No dice la verdad sobre la plata y tiempo que destina en bingos o casinos.

7. Pérdida del control. Aunque se lo propuso, no puede dejar de hacerlo.

8. Actos ilegales. La persona ha violado la ley para obtener dinero para apostar.

9. Arriesgar relaciones significativas. A pesar de que se aísla y tiene conflictos con seres queridos, no puede parar.

10. Recurso a ajenos. La persona recurre a la familia, amigos o a terceros para obtener asistencia financiera como consecuencia del juego.

Encontrá tu eje

Lo mejor para salir de esta adicción —además de la contención y apoyo fa- miliar— es consultar con un profesional. En nuestro país existen diferentes centros dedicados a esta patología. La manera de encarar el problema va a ser diagramada por un especialista, quien buscará ayudar al adicto a que el juego no sea más que un feo pasado.

La abstinencia o renuncia al juego van llegando en la medida en que el paciente vaya descubriendo cuál es el verdadero motivo personal por el cual no puede parar la adicción de perder.

Todo ludópata puede dejar de serlo, con paciencia, esfuerzo, apoyo familiar, y ayuda profesional. Confiá en vos y vas a poder salir de este laberinto de apuestas y sueños efímeros. ¡Es el momento de que tus logros dependan solo de vos!

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