Dicen que "una imagen vale más que mil palabras", y muchas veces, un gesto también. Tanto los gestos como tus expresiones muestran tu personalidad, además de delatar qué es lo que realmente estás queriendo decir.
Imaginate que estás en una entrevista de trabajo, y si bien tenés mucha experiencia y ganas de que te tomen, te mostrás sumiso, mirando hacia abajo, casi sin moverte… seguramente vas a quedar afuera.
El lenguaje no es sólo lo que se dice, sino también lo que se muestra. Hasta los silencios importan. Por eso, es clave que estés consciente de cómo una expresión puede ser interpretada para bien o para mal; y tener en cuenta lo siguiente:
-Los estados de ánimo van a influir en tus gestos: buscá primero la calma interna, para luego reflejarle en el exterior.
El lenguaje no es sólo lo que se dice, sino también lo que se muestra. Hasta los silencios importan
-Tu cara debe transmitir confianza, pero no soberbia. No gesticules demasiado, mostrate tranquilo y sencillo.
-Evitá moverte nerviosamente: no cruces y descruces las piernas, no te pares y te sientes, no mires el reloj, etcétera.
-Establecé contacto visual. La vista tiene un papel fundamental en la comunicación humana. Aun así, evitá jugar a "una discusión es cosa de dos; ambos hemos dicho cosas equivocadas".
-Controlá la ansiedad. Relajación, visualización o meditación son técnicas. Evitá ver quién baja la mirada primero pero tampoco te pierdas en un punto fijo o en el piso.
– Que tu postura no sea sumamente rígida, pero tampoco demasiado relajada. Repartí equitativamente el peso de tu cuerpo para no cansarte mientras estás conversando.
-Las manos son tus aliadas. Usalas como un recurso para complementar tus palabras y que tu conversación tenga más fuerza. Pero ojo, que también pueden distraer. ¿Qué esperás para poner en práctica estos tips?
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