Cómo salir adelante de una crisis

En momentos en los que todo se va derrumbando, hay personas que parecen resistir mejor las adversidades. Cómo ser una persona positiva en tiempos conflictivos

Guardar
hay quienes que se adaptan mejor a los problemas y no sólo logran llevarlos adelante con entereza, sino que además, consiguen aprender y crecer emocionalmente a partir de ellos
hay quienes que se adaptan mejor a los problemas y no sólo logran llevarlos adelante con entereza, sino que además, consiguen aprender y crecer emocionalmente a partir de ellos

En momentos en que todo se va derrumbando, conocemos personas que parecen resistir mejor las adversidades. La mayoría nos agobiamos con todo lo que implica una situación conflictiva, y podemos caer en depresiones o en intensos niveles de estrés. Pero hay quienes que se adaptan mejor a
los problemas y no sólo logran llevarlos adelante con entereza, sino que además, consiguen aprender y crecer emocionalmente a partir de ellos.

Es muy común encontrarnos con amigos a los que sentimos que les ha pasado de todo y, aún así, se mantienen enteros. Son gente a la que respetamos y, muchas veces, admiramos. "Vos sos muy fuerte", solemos decirles sorprendidos. Pero esta fortaleza que algunos tienen para hacer frente a las desgracias de la vida, para superarlas y ser transformados positivamente por ellas, es más común de lo que pensamos.

En los últimos años, se ha comprobado que no todas las personas que tuvie- ron que afrontar situaciones de riesgo terminan enfermándose, sino que, por el contrario, hay personalidades más aptas a la hora de revertir las crisis. Esta capacidad de resistir y seguir adelante, en el marco de la Psicología positiva, se llama resiliencia. Pero lo bueno es que este don se puede aprender y desarrollar.

Es muy común encontrarnos con amigos a los que sentimos que les ha pasado de todo y, aún así, se mantienen enteros (Getty Images)
Es muy común encontrarnos con amigos a los que sentimos que les ha pasado de todo y, aún así, se mantienen enteros (Getty Images)

Con mayores o menores dificultades, todos conseguimos reponernos de las crisis y seguir adelante. La resiliencia no es un rasgo que las personas simplemente tienen o no tienen, sino que implica conductas, pensamientos y actitudes que todos podemos adquirir. Lo central es tener una nueva mirada a la hora de pararse frente a los problemas de la vida.

Las bases de la fortaleza

Es importante enfocarnos en los aspectos más positivos de nuestra personalidad y confiar en nuestra fuerza interior. La esperanza y la positividad son los ejes centrales de este proceso.

Buscá tener una mejor adaptabilidad a los cambios y considerá estos pilares que te ayudarán a crecer:

Autoestima sólida: Es la característica principal de los individuos resilientes, esos a los que vemos "tan fuertes". Suelen tener una buena relación consigo mismos. El amor propio nos vuelve más fuertes y es el principal cimiento para construir una personalidad segura y resistente. Si nos queremos y nos respetamos, vamos a cuidarnos más de lo que nos afecta. Tengamos confianza en nuestras fortalezas e inclinémonos por una actitud positiva: "Yo puedo salir de esto. Yo sé que esto va a mejorar".

Vencer el orgullo no significa dejar de apreciarnos o sentirnos bien con nosotros mismos, sino, entrar en sintonía con los temores y debilidades
Vencer el orgullo no significa dejar de apreciarnos o sentirnos bien con nosotros mismos, sino, entrar en sintonía con los temores y debilidades

Poder de introspección: Conocernos y estar conectados con lo que realmente pensamos y queremos es un trabajo central para fortalecer nuestro carácter. Probá preguntarte a vos mismo sobre aquello que te preocupa y buscá obtener una respuesta franca. Si sabemos quiénes somos y nos sentimos felices con aquello que encontramos, podremos abrirnos al mundo y a las adversidades con mayor firmeza.

-Iniciativa: La autoexigencia y el proponernos actividades que impliquen esfuerzos progresivamente mayores nos vuelve más aptos para afrontar retos nuevos con optimismo y, de igual modo, posibles situaciones de riesgo. Además, nos permite ser más permeables a los cambios sorpresivos, una de las principales falencias de quienes tienen dificultades para lidiar con las crisis.

Buenas relaciones interpersonales: Se vincula a la habilidad para establecer lazos sanos con otras personas y, así, saciar nuestra propia necesidad de afecto brindándonos a los otros. Si tenemos una autoestima demasiado baja, solemos aislarnos y no intercambiar con los demás. En ese ida y vuelta, no sólo podremos enriquecernos al observar distintas formas de resolución de conflictos, sino que también conseguiremos respaldarnos en otros, algo que nos va a aliviar cargas en momentos difíciles.

Si tenemos una autoestima demasiado baja, solemos aislarnos y no intercambiar con los demás (Shutterstock)
Si tenemos una autoestima demasiado baja, solemos aislarnos y no intercambiar con los demás (Shutterstock)

Ser independientes: Si bien resaltamos la importancia de saber contar con los demás, ser una persona autónoma es fundamental. Concentrate en fijar límites entre vos mismo y la situación problemática que te está afectando. Mantener cierta distancia emocional y física nos va a permitir juzgar una situación traumática con mayor objetividad y, así, nos será más sencillo reflexionar sobre lo que nos está pasando. Es el primer paso para encontrarle una solución.

Actitud para reflexionar: Quien cuente con la capacidad del pensamiento crítico guarda un tesoro en su personalidad. Analizar críticamente las causas y las responsabilidades que conlleva la crisis que sufrimos nos va a dar el inicio para encontrar modos de enfrentarla y de cambiarla a nuestro favor.

-Benevolencia: Esta es la base del buen trato hacia los otros. Por un lado, debemos aceptar los problemas inevitables que nos presenta la vida con tranquilidad y sin perder la cabeza. Por el otro, debemos tener bien claro nuestro deseo acerca del propio bienestar, tanto como el bienestar de los otros. Comprometete con valores positivos y deseá el bien a todos los que te rodean, tanto como a vos mismo.

Las personas resilientes se destacan por tener un alto nivel de competencia en áreas muy diversas, ya sea intelectual o emocionalmente.
Las personas resilientes se destacan por tener un alto nivel de competencia en áreas muy diversas, ya sea intelectual o emocionalmente.

– Ser creativos: Cuando nos encontramos en medio de una situación traumática, todo nos resulta caótico. Muchas veces, tomar los obstáculos como un desafío que debemos superar, relativiza las situaciones más estresantes, y nos es más fácil y estimulante encontrarles una salida.

-Buen humor: Por último, pero no por eso menos importante, una personalidad alegre y positiva puede ser muy útil. Hay que encontrar algún aspecto cómico en la propia tragedia; siempre lo hay. La risa y el buen humor nos permiten relajar las tensiones que nos atacan; y nos ahorran sentimientos negativos. Al menos por un momento, incluso las peores situaciones se vuelven más llevaderas con una sonrisa.

Las personas resilientes se destacan por tener un alto nivel de competencia en áreas muy diversas, ya sea intelectual o emocionalmente. Se guían por una motivación orientada a lograr las metas por sí mismos, y se apoyan en su autoestima elevada, en sentimientos de esperanza, autonomía e independencia. La buena noticia es que todas estas actitudes pueden formar parte de tu personalidad si trabajás en mejorar tu modo de afrontar las situaciones difíciles. Proponételo: vos también podés salir beneficiado de tus crisis.

SEGUÍ LEYENDO

Guardar