Pensar en positivo y vivir la vida: 10 consejos para dejar de tenerle miedo a la soledad

La soledad es uno de los mayores miedos del ser humano, pero, de hecho, muchos psicólogos opinan que casi todos deberíamos vivir de manera independiente, al menos una vez en la vida. Una guía que te ayudará a disfrutar el día a día en solitario, si es tu elección, o te permitirá revertirla si no te hace bien

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Con solo mencionarla, muchos se asustan o ponen mala cara. Porque la soledad, en general, tiene mala fama y más allá de que se la asocie con estados de tristeza, desamor y negatividad, también conviene destacar sus beneficios: permite reflexionar sobre la propia vida, favorece la autocrítica y sirve, fundamentalmente, para madurar.

De hecho, muchos psicólogos opinan que casi todos deberíamos vivir en solo y de manera independiente, al menos una temporada, algo que nos permitirá ganar autoconfianza y autoestima.

A veces cuesta y resulta complicado superar esa sensación de aislamiento y hasta de desamparo que puede provocar, pero se puede salir de la soledad con voluntad firme y convencimiento.

Compartimos algunas sugerencias para que aprendas a disfrutarla si te toca, o para que des el salto cuando lo sientas necesario:

(Getty Images)
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1- Pensá en positivo. Convencete que la soledad lleva aparejada una libertad que te permite hacer lo que siempre deseaste: aprender un idioma, viajar con una cámara de fotos como única compañía, salir y entrar sin dar explicaciones a nadie…

2- Sentí y disfrutá tu vida. Paseá, respirá aire puro, aprendé a tocar algún instrumento, empezá a practicar algún deporte, cociná tu plato preferido solo porque sabés que lo vas a disfrutar, escuchá una música que te guste y te relaje, leé en silencio. Practicar la introspección es un buen ejercicio de autoreflexión.

3- ¿Creés que necesitás pareja para ser feliz? Aprendé primero a serlo por vos mismo. Para conseguir que los demás te brinden cariño y respeto, comenzá por quererte y aceptarte con tus aciertos y tus virtudes.

4- Mejorá la comunicación. A veces, tratar de agradar siempre a los demás genera el efecto contrario, y terminamos ahuyentando posibles relaciones. Practicá la empatía de modo que tu interlocutor perciba tu interés genuino y desinteresado.

5- Llená tus días de pasión. Las personas apasionadas contagian su dinamismo y sus ganas de hacer, y eso es un excelente antídoto contra la soledad. Por eso, opiná, elegí, felicitate por tus capacidades, aceptá tus límites, pero animate a los retos.

(iStock)
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6- No te autocastigues. Escapar, culparte, sentirte rechazado o no actuar son reacciones poco recomendables si la idea es alejar la soledad y lograr una conexión positiva con los demás. Para lograrlo, no te anclés en lo que
pasó, viví y disfrutá el presente. Esto cambiará tu paradigma emocional y lograrás conectar con tu entorno.

7- Aprendé a ser asertivo. Si hablás con sinceridad y contundencia pero sin herir a quien tenés enfrente, estás reafirmando tu autoestima y renovando tu confianza en vos mismo. La asertividad es una herramienta maravillosa para establecer un diálogo que venza todo tipo de barreras.

8- ¡Porque vos lo valés! Muchas personas solitarias se sienten menos importantes o en inferioridad de condiciones respecto de los demás. Como dijo alguna vez Eleanor Roosevelt, "nadie puede hacerte sentir pequeño sin tu consentimiento".

9- Olvidate de la timidez. La peor parte de sentir vergüenza por todo y en cualquier situación es que resulta un limitante para ser feliz. Vencer esta barrera implica, primero, identificar las verdaderas causas que la generan (pensar que nuestra opinión no importa, por ejemplo), para planificar previamente ese momento y así poder manejarlo cuando debamos enfrentarlo. Si otras personas pudieron, nosotros también lo haremos.

10- No te proyectes en los demás. Este es un mecanismo de defensa que nos hace atribuir a los demás, en forma inconsciente, dudas, miedos o defectos, perjudicando, así, las relaciones. Sentirnos inseguros alimenta este mecanismo; por el contrario, una persona con autoestima fuerte, sencillamente vive y deja vivir.

En definitiva, la soledad por elección o el intento por superarla deben perseguir un solo objetivo: lograr ser felices. Para eso vinimos a este mundo, y es nuestra misión conseguirlo.

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