Incursionar en un sex-shop es una experiencia, para describirlo de alguna manera, heterogénea. Allí uno puede encontrarse desde un grupo de jóvenes, que a pura risa eligen un disfraz para una despedida de soltera, hasta una mujer que pisa ya los 50 y, tímidamente, recorre las góndolas en busca de… ¿ideas? Actualmente, este tipo de negocios ya no se ocultan: el sexo y la pasión son parte de la vida cotidiana, y todo lo que aporte su granito de arena para mantenerlos vivos es bienvenido y, claro está, comerciable.
En la primera mitad del siglo XX, el deseo de la pareja no era un tema tenido en cuenta por los matrimonios establecidos. La unión y la fortaleza del vínculo se encontraban en la posibilidad de que, tanto a esposos como a hijos, "no les faltara nada". Así, la satisfacción de las necesidades básicas y, de ser posible, un poco más, era lo más importante para que los amantes se mantuvieran juntos a lo largo de los años.
Sin embargo, hoy la situación es muy diferente. El contacto estrecho con el otro, tanto física como psíquicamente, es fundamental para sostener la sanidad y estabilidad de la pareja. Y es aquí que entran en juego, en el ámbito erótico y sexual, todo tipo de estrategias para recordar a los amantes por qué se eligieron y qué bien que se sienten estando juntos.
De este modo, son muchos los artilugios que pueden emplearse si lo que se busca es una noche de pasión. Tanto las parejas nuevas, como las que llevan años, apelan a elementos y situaciones que cruzan las fronteras de la habitación y del sexo convencional.
Las tácticas para que una noche sea diferente son tantas como parejas hay en el mundo. Con creatividad y ganas por parte de ambos, cualquier elemento o detalle puede desencadenar un momento inolvidable. Pero hay ciertos pasos, ambientes y situaciones que predisponen a la excitación:
–Buscar un momento en la agenda para la intimidad. Los hijos, las largas jornadas laborales y las obligaciones de todo tipo ocupan nuestro día. Encontrar un espacio para dedicarle a la pareja, así sea a la hora del almuerzo o por la tarde, es fundamental.
–Expresale a tu pareja tus fantasías sexuales. Contarle al otro aquello que alguna vez imaginamos hacer puede ser un fuerte estimulante del deseo. Eso sí: para llevarlo a la práctica, ambos deben estar plenamente de acuerdo.
–La "previa" es fundamental. Caricias y masajes por todo el cuerpo son excelentes preludios.
–No dejes que la rutina atente contra el buen sexo. Se debe romper con los tabúes y pudores; experimentar e innovar hasta donde ambos se sientan a gusto.
-Animarse a los juguetes sexuales. Hoy, existen en el mercado todo tipo de elementos que agregan "chispa" a la relación: aceites y aparatos de masajes corporales, consoladores, cremas lubricantes, películas eróticas, preservativos con sabores, disfraces… ¡Y todo vale!.
–Comunicate. Tanto antes como durante el sexo, la comunicación es muy importante. En principio, toda pareja debe charlar sobre las prácticas que más le gustan a cada uno y, en forma más general, sobre los acuerdos en los que se van a sentar las bases –en el plano sexual– de la relación. En tanto, durante el encuentro cuerpo a cuerpo está comprobado que pedir lo que uno prefiere, o indicar explícitamente los lugares en los que le agradaría ser acariciado, también enciende la libido.
–El orgasmo no debe ser la única meta. Debe primar la idea de que todo nuestro cuerpo es un gran "punto G". Si estamos disfrutando al máximo con las caricias, no alcanzar el orgasmo no debe preocuparnos.
–El deseo sexual debe cuidarse y estimularse. Es importante que la química
que une a nuestra pareja se mantenga a lo largo de los años.
–Quererse a uno mismo. El deseo sexual nunca va a verse estimulado si tu autoestima está en descenso. A nivel biológico, se tiene que tener en cuenta que el estrés y el exceso de tabaco o alcohol atentan contra la libido.
Los estimulantes más elegidos
En el momento de incorporar elementos o situaciones nuevas al vínculo para revitalizarlo, los argentinos tenemos predilecciones. El doctor Rubén Alberto Pereyra, sexólogo clínico y docente de la Universidad de Buenos Aires, señala –de acuerdo con su experiencia en el consultorio– que en el podio de estrategias de estimulación se encuentran las películas eróticas o pornográficas, y el vocabulario subido de tono.
El "dirty talk" : Cuando se trata de encender la pasión, el vocabulario erótico subido de tono es una de las tácticas más utilizadas para transmitir a nuestra pareja cuánto la deseamos. Como explican los especialistas, el cerebro es el órgano sexual más importante, por lo que un par de palabras pronunciadas en el momento correcto son, casi con seguridad, un excelente estimulante.
"La mayoría de las parejas recurren a películas XXX. Anteriormente, eran los hombres quienes lo proponían y elegían los films; ahora son cada vez más mujeres las que lo hacen. No obstante, ellas suelen preferir títulos no tan explícitos, y optan por aquellos que despiertan sus fantasías como Propuesta indecente o Nueve semanas y media", afirma el especialista.
Una tendencia cada vez más en alza es la inclusión en el acto amatorio de juguetes sexuales. El experto explica que, actualmente, son muchas las parejas que se atreven a comprarlos. En general, la propuesta nace del hombre, pero la elección de los estimulantes corresponde a la mujer. Entre los más incorporados se encuentran los consoladores de diferentes tamaños, los anillos de estimulación femenina y las cremas rubefacientes.
Por su parte, los que menos acaparan la atención de los argentinos son los disfraces y el dogging. Según explica el especialista, los disfraces no son tan usados, salvo por una minoría; el dogging (sexo en un espacio no convencional y público) es el primer paso que en algunas ocasiones lleva a muchas parejas hasta una relación swinger, pero tampoco suele ser muy frecuente.
¿Qué hay que evitar?
Las comparaciones. Tanto antes como durante el acto sexual debe obviarse cualquier referencia a alguna pareja anterior o persona conocida. Recordar las bondades anatómicas de un novio previo puede destruir la libido de cualquier pareja y crear una brecha insuperable de cara al futuro.
Intentar prácticas sexuales no consensuadas y sin permiso. Si, en medio del acto amatorio, uno de los dos prueba algo nuevo sin haberlo consultado, todo puede terminar con la pareja sentada en el living, frente al televisor y frustrada.
Tímidos: ¡a innovar!
Si bien es cierto que no cualquiera se anima a incorporar nuevas tácticas para reavivar el deseo, las personas introvertidas no deben quedarse al margen de esta opción sexual beneficiosa.
Los pudorosos, según los especialistas, deben emplear artilugios previos para introducir el tópico en el seno de la pareja. "A mis pacientes con mucha timidez les aconsejo mostrar 'casualmente' alguna nota o ilustración para provocar al otro a conversar sobre el tema y llegar a expresar sus deseos", sugiere Pereyra.
Dejarse llevar por las fantasías
Las fantasías sexuales son un condimento indispensable para que se realimente el estímulo. "Tanto es así que las parejas que me consultan cuando comienzan a permitirse fantasear y se liberan en este campo advierten que la performance cambia, además de intensificarse el deseo", señala la psicóloga y sexóloga Sandra Lustgarten.
Paradójicamente, las parejas suelen temer manifestar el deseo, ya que piensan que pueden herir al otro, sugestionarlo y que se persiga o, simplemente, sembrar la semilla de los celos, darle la idea de que se trata de prácticas que se realizan "fuera de casa". No obstante, la especialista afirma que es fundamental comunicarle las fantasías al otro, para que el vínculo se desarrolle más allá y se estimule el deseo dormido.
Si bien algunas pierden fuerza al ser compartidas o charladas –puede sentirse que al relatarlas pierden esa connotación de trasgresión que encierra imaginar algo que el otro desconoce–, no debe olvidarse que sirven como estímulo cuando se pueden llevar a cabo.
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