El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad, enunció Victor Hugo y con mucha sabiduría. Las fantasías que nos atormentan sobre lo que deberíamos ser, tener y sentir nos pueden crear una trampa sin salida. El primer paso para poder transitar hacia nuestros sueños y anhelos es desterrar esas ideas falsas y, sin mochilas a cuestas, animarnos
a caminar.
El pasado fue mejor
Cuando pensamos en la niñez, en la adolescencia y en los momentos vividos, con una sobredosis de nostalgia, pareciera que todo pasado fue mejor. Es cierto, pudimos haber transitado tiempos magníficos, desde un primer beso hasta el nacimiento de un hijo y el descubrimiento de qué se siente al ser padres. Pero también seguramente vivimos situaciones muy doloras que, desde una memoria selectiva, preferimos poner debajo de la alfombra. En vez de atascarte, usá las experiencias del pasado como llave para abrir el futuro. Recordá qué te hizo feliz y qué no y planteate vivir experiencias que te generen ese placer en un futuro, adecuadas a la vida que hoy llevás.
Mi palabra es la única que vale
Creer en nosotros mismos es necesario, pero no hay que confundir la
estima con la omnipotencia. Muchas veces, por desconfianza, por miedo o por ignorancia, no escuchamos las verdades de los otros: sus formas de
vida, sus culturas, sus creencias y sus consejos. Cerrarnos en nuestra propia verdad puede apartarnos no solo de mucha gente valiosa, sino de mandatos
que, en vez de ayudarnos, nos coartan posibilidades. Lo primero es la humildad: acercarte a las personas y a las historias desde ese lugar te va a llevar a buen puerto para recorrer otros caminos, otras verdades y tomar
de ellas lo que creas necesario para crecer y liberarte.
Mi familia es un desastre comparada a las otras
Solo nosotros y nuestra familia somos quienes vivimos todos los problemas
que tenemos. Por ende, si miramos para afuera y nos comparamos con otros, seguramente, nos veremos más desfavorecidos en la balanza. ¿Por qué? Porque no conocemos su verdadera realidad, sino solo aquella parte visible o aparente a través de chismes e historias. Si indagás un poco entre
tus conocidos o si lees el diario o mirás la televisión, te vas a dar cuenta de que hay mucha gente que sufre, que tiene problemas y caerás en la cuenta
de que, al fin y al cabo, no existe la familia perfecta.
Mi media naranja existe y la estoy esperando
La novela Romeo y Julieta es bellísima y en ella se basan casi todas las historias de amor. Pero transportar esa ficción a nuestra vida no nos motiva a avanzar, sino que nos paraliza. La fantasía de que existe una persona que nos complementa a la perfección, que está predestinada para nosotros, genera la falsa creencia que nada dependiera de nosotros. Las relaciones son una construcción y, por eso, si nos aferramos a esta idea romántica e ideal, a la primera incompatibilidad saldremos corriendo. Los cuentos y las películas de amor son muy lindos, pero más lindo es crear tu propia historia, y vivirla.
Si me ganara la lotería, sería feliz
Es fácil imaginarse tendido tomando sol en un barco sin ninguna preocupación, rodeado de gente bien vestida y aparentemente feliz. El problema es que no se trata de un escenario real, sino de una fotografía mental que nos hacemos de una realidad que no existe. Todos tenemos problemas y, aunque es cierto que el dinero es beneficioso en varias facetas materiales de la vida, no es un hada madrina que nos resuelve los problemas y nos otorga felicidad. Los juegos de azar no nos ayudan a crear relaciones duraderas, a tener un buen vínculo con nuestros hijos o a disfrutar de los amigos y del amor. Lo material no "soluciona" la vida, porque la vida
no es un problema matemático. Mirar todo el panorama y no solo el aspecto
económico nos ayudará a desmitificar ese paraíso falaz.
No estoy conforme con mi cuerpo
Vivimos tiempos en los que la imagen y la apariencia parecen ser todo.
Sin embargo, y para contrarrestarlo, cada vez es más fuerte el movimiento
que trabaja por desmitificar la creencia errónea de que el cuerpo, nuestro envase, es lo más importante que tenemos para brindar a los demás. En los adolescentes, es la tiranía de una figura perfecta y, en los más grandes, el de
la eterna juventud: ambas posturas nos llevan a intentar sostener una irrealidad que solo nos carga de angustia e impotencia.
Para contrarrestarlo, qué mejor que una mirada brillante o una sonrisa
plena para demostrar a quienes nos rodean que la verdadera belleza está en
nuestro interior.
Las 5 realidades que te salvan
Me puedo superar todos los días
La vida no se trata de un destino, sino de un transitar. Por eso, todos los días
podemos aprender algo nuevo y disfrutar de cada paso que damos. Con voluntad, deseo y determinación iremos descubriendo capacidades propias que antes no conocíamos. La psicóloga Alicia Dubkin indica que siempre hay una posibilidad de construir: "Considerar que hay algo que sí se puede hacer en el futuro y que no existe un destino prefijado, nos permite obrar y accionar en pos de un deseo".
Me puedo sobreponer al dolor
No hay que negarlo, ni enterrarlo. El dolor que tenemos por la pérdida de un
ser querido o por la vivencia de una situación difícil estará en nosotros, pero
hacer el duelo es necesario para seguir adelante. "En la vida hay dolor y hay varias formas de sobreponerse a ese dolor aun sabiendo que existe", advierte Dubkin y señala que pensar en el futuro, crear proyectos personales, buscar qué nos hace feliz y sublimar esa energía en algo positivo nos ayudará y hará crecer. No se trata de no sentir dolor, sino de no aferrarnos a él.
Vivir el presente
Paso a paso, día a día. Disfrutar de la risa, del humor, de las pequeñas vivencias cotidianas y de los gestos de amor diarios nos permite dosificar la ansiedad, y apaciguar la angustia. Vivir el presente se trata de sentir, de valorar el tiempo, las personas y el conocimiento que hoy poseemos. Lo que dependa de vos hacelo sin perder tiempo, y lo que no, dejalo ir. Ni vivir a través del pasado ni enteramente del futuro. Lograr un equilibrio es necesario para hallarse plenamente y disfrutar de cada instante.
Correr riesgos es parte de la vida
Cuando pensamos en un proyecto, en una meta, también nos aterran los riesgos que podemos correr si nos lanzamos en su búsqueda.
La vida se trata de eso, y, como dicen, es mejor arrepentirse por arriesgarse que por no haberlo hecho. Paulo Coelho dijo que "cuando alguien desea algo debe saber que corre riesgos y, por eso, la vida vale la pena". La vida sin riesgos no es vida, por eso, animarse a transitarlos es todo un aprendizaje.
Puedo ser feliz
Vivir atado a las fantasías no nos permite ver la realidad con ojos certeros y tampoco nos permite construir. La felicidad no es el resultado de una ecuación matemática, y nunca sabremos si existe en su estado pleno. Lo que sí sabemos es que depende en gran parte de nuestras acciones. Por eso,
animarse a superar los miedos, las falsas creencias y las dificultades es el primer paso para acercarnos a ella. No esperés más, y creé en el poder de la superación.
Tengo mucho para dar
Lo repetimos pero no por eso deja de encerrar una gran verdad: las cosas más simples son las que verdaderamente llenan nuestros días, no los grandes acontecimientos ni las inversiones millonarias. Sentirnos
plenos, compartir con los demás, divertirnos, ser generosos y solidarios, emocionarnos, no apegarnos a cosas innecesarias son algunos de los principios que, en verdad, nos ayudarían a ser mejores personas,
mejores amigos y mejores padres. Es más sencillo de lo que pensamos. Por eso, animate a reírte con ganas, a bailar y saltar, a ser amable y empático, a ayudar siempre que puedas, porque todo lo que entregues, te volverá para mejorar tus días. Si la vida está hecha de pequeños momentos, no perdamos tiempo y comencemos ya mismo: tenemos todo en nuestras manos para
que nuevos aires entren en nuestros días.
Alejate de las falsas creencias. Para empezar, solo se necesitan ganas y voluntad. Tu vida depende de vos.
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