Entre destilados y licores: las nuevas elecciones femeninas de cócteles

El atrevimiento de las barmaids logró romper con la creencia de que el alcohol es temas de hombres. Whisky, vermut, secos, se suman a nuestras preferencias a la hora de ir por un trago.

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Las mujeres disfrutan de de
Las mujeres disfrutan de de las bebidas alcohólicas más fuertes, otrora exclusivas para hombres. (Shutterstock)

POR Camila Perez

Romper prejuicios, de eso se trata, y de la mano del boom de la coctelería las mujeres seguimos derribando mitos y tabúes. La ola de reivindicación femenina generó grandes cambios, también en el mundo de las bebidas espirituosas. Esas épocas donde por el solo hecho de ser mujeres, al acercarnos a la barra a pedir un trago las opciones que se nos ofrecían era las más dulces y suaves están desapareciendo. Cada día nos animamos más a probar, pedir y degustar.

Las bebidas que hoy nos ofrecen las cartas ya no sólo son rosé o tragos frutados, y tras décadas con el vodka como destilado a la cabeza para los denominados tragos femeninos, ahora también disfrutamos de las bebidas alcohólicas más fuertes, otrora exclusivas para hombres.

"Durante mucho tiempo las mujeres fuimos miradas desde el prejuicio de que no sabemos tomar o que nuestro paladar es dulce: el famoso karma del 'trago de minita', que nos reducía las opciones y limitaba en variedad, pero con la conquista de las barmaids, nos plantamos y elegimos más allá del cocktail con naranja y el daikiri", cuenta Romina Galarza, una de las tantas barmaids egresadas del Programa de Ingreso a la Gastronomía del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Reconocidas profesionales como Inés de los Santos o Mona Gallosi, detalla Galarza, han marcado el rumbo de la presencia femenina, permitiendo a las más jóvenes pensarse como integrantes de esta industria.

Las mujeres en las barras cada vez tienen más protagonismo, algo que quedó demostrado en el World Class, el certamen de coctelería más importante del mundo, que los últimos dos años fueron ganados por damas. De hecho, según cifras de escuelas como la Universidad del Cocktail, en Argentina, la incidencia femenina en inscripciones de creación de bebidas alcohólicas creció un 50 por ciento en los últimos años y las barras atendidas por nosotras empiezan a sumarse día a día.

Ante esta tendencia y con el objetivo de visibilizar el trabajo femenino, se creó una plataforma colaborativa que agrupa y difunde la labor de las mujeres en las barras argentinas: Mapa de Barmaids.

"El mapa es importante por una cuestión de visibilización y registro, que no es menor, porque las mujeres siguen siendo una minoría en general en todas las ramas de la gastronomía", explica Laura Marajofsky, creadora del proyecto, especialista en gastronomía y autora del blog Drink Me.

"El primer objetivo que tiene la plataforma es plantear qué, quién y dónde, mostrar quiénes son las chicas que están trabajando en el rubro bebidas", explica Laura.

Entre ellas, están algunas de las referentes de bares en Buenos Aires como Gabriela Nevada (Shout), Melisa Rodríguez (más conocida como Meli Manhattan, barmaid de 878), y Sabrina Traverso (President Bar). Pero la lista se extiende por todo el país; de hecho, en el último relevo del mes de octubre, el mapa contaba con más de 100 mujeres.

Whisky: la insignia de la conquista

Si hay una bebida asociada a los hombres es el whisky. Sobremesas con discusiones sobre política, humos de habanos, juegos de azar, imágenes de una época asociada a lo masculino. "Históricamente el whisky fue considerado un producto de hombres, aunque de la mano de la coctelería, el camino se fue abriendo y ya no es exclusivo de unos o de otros", comenta Manuel Sorrosal, Head Marketing de Grupo Cepas.

Sin embargo, desde la incursión de barmaids el cambio se hizo notar. "Hace diez años era inédito hablar de whisky como un producto con la mujer como consumidora. Hoy es un valorado mercado en desarrollo, una realidad que vivimos ya desde los bares, con la incursión de chicas detrás de las barras. La mujer se anima a probar cosas distintas y, a diferencia del hombre, que es más clásico en su consumo, son más osadas".

(Shutterstock)
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Que es muy fuerte, que es muy alcohólico, que es muy seco, que es muy, muy, muy… Durante mucho tiempo se decía que las características que hacen a un whisky no podían ser del agrado del paladar femenino, pero sólo es cuestión de probar. Ya sabemos que no existe nada que sea para ellos o para ellas, y ¡nosotras nos animamos!

"En mis cursos cada vez son más las mujeres. Además, son las que más preguntan y las que más saben", cuenta Sebastián Maggi, bartender, sommelier y profesor a cargo del curso de whisky en el Centro Argentino de Vinos y Espirituosas (CAVE). Según explica, el whisky no es más fuerte que el ron o el vodka, ya que todos ellos son destilados.

"Hay whiskies más potentes o más ligeros. Más o menos ahumados, todo depende de lo que busques. Hay para tomar como aperitivo o para hacer sobremesa, y otros más intensos o potentes."

Verónica Tomaghelli, de la asociación Whisky Malt Argentina, recomienda varias opciones para comenzar a educar el paladar: para las más osadas que quieran disfrutar de la pureza del destilado sugiere comenzar con algún blend (ya que los single malt son whiskies con un carácter más ahumado y pueden resultar más agresivos) o con alguno irlandés, que son mucho más suaves por no poseer el proceso de ahumado de los escoceses. "Una vez que eligieron cuál prefieren, les recomiendo agregarle una parte de agua porque, aunque muchos digan que es un pecado agregarle agua al whisky, esto nos va a permitir rectificar o bajar la graduación alcohólica y despertar así aromas y sabores", asegura.

Si no nos animamos a probarlo puro, hay recetas como el Green Cork que se conjuga con jugo de manzana o el Highland Cooler combinado con ginger ale y jugo de lima o limón.
Ya sea whisky, licores, o cocktails, sólo queda animarse a probar, sin olvidarnos de alimentarnos antes y mantenernos hidratadas. Podés seguir la regla que sugiere que por una copa de alcohol hay que beber dos de agua. Ahora sí, queda disfrutar.

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