Los humanos identifican a los gatos como animales fríos en comparación con los perros. Y es que los felinos son solitarios, territoriales e independientes. Sin embargo, al igual que con cualquier animal doméstico, todo dependerá de la crianza que le den los dueños.
"No es un mamífero social como el perro, pero sí puede convivir con el humano, siempre y cuando esté socializado desde los primeros meses de vida. Si esto no ocurre, será un animal difícil de compartir con los humanos. Al contrario de lo que piensan muchos, el gato también puede ser un gran compañero que va a estar feliz siempre", describió en diálogo con Infobae María Virginia Ragau, veterinaria y especialista en etología clínica.
Pero, aparentemente, no solo la crianza sería un factor decisivo en su comportamiento y personalidad.
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de California, Estados Unidos, la apariencia de un gato predice o brinda información sobre su comportamiento. A través de una serie de experimentos, se descubrió que los felinos que tienen pelo blanco mezclado con negro, gris o marrón suelen ser más salvajes y pueden demostrar mayor agresividad.
Para llegar a esta conclusión, los animales fueron sometidos a diferentes situaciones, como estímulos positivos y negativos, durante interacciones diarias en tratamientos y en visitas al veterinario.
Los resultados de la investigación permitieron crear un perfil del gato agresivo que llevó a la conclusión de que los gatos negros, contradiciendo el mito popular, son los más pacíficos.
Para favorecer la convivencia con el humano, Ragau comentó que es recomendable la castración "para evitar peleas con otros gatos y conducta con marcación de orina".
Además, para que el animal conviva armoniosamente con el humano o con otras mascotas, la profesional en comportamiento animal enfatizó en la importancia del proceso de sociabilización de la mascota. "Debe estar en contacto con otros gatos, perros u otras especies con las que vaya a convivir; si lo hacemos desde edad temprana, como el primer o segundo mes de vida, no tendrá ningún problema de convivencia".
El resultado, que involucró el análisis de 1.274 gatos domésticos y sus respectivos dueños, también constató que las hembras de color blanco, anaranjado, negro y blanco, o gris y blanco tienden a ser más temperamentales.
De acuerdo con los investigadores, la mayor agresividad en gatos que no son de un solo color puede ser el resultado de modificaciones genéticas que ocurrieron a lo largo de millones de años con la mezcla entre razas.
El estudio resalta, además, que solamente el color de pelo del gato no es factor determinante para un comportamiento dócil o agresivo. Se trata de una observación estadística que también está relacionada con otros factores, como el ambiente en el que viven los animales, los espacios de esparcimiento que tienen, entre otras cosas.
"Para que cualquier animal doméstico esté en condiciones, es importante acondicionar el ambiente en el que van a estar, que tenga juguetes para descargar, y saber que los gatos también pueden ser animales sociales, siempre y cuando los dueños se encarguen de sociabilizarlos para que se adapten al ambiente", concluyó Ragau.
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