Un 28 de octubre de 2017, el mismo día del tan esperado festejo de Halloween que realiza año tras año con sus amigas, Carmela Bustelo, hoy de 22 años, oriunda de Bahía Blanca, decidió que luego de terminar una de sus maquetas para la facultad, iría a la guardia porque el broncoespasmo diagnosticado 6 meses atrás todavía seguía sin curar.
"Me llevó una amiga. Yo fui vestida así nomás, con un rodete, la sube, el carnet de la obra social, el DNI y 6% de batería en el celular", recordó Carmela en una charla con Infobae. "Le dije a mi amiga que se vaya. Entré sola a la guardia y me hicieron una radiografía donde salió una mancha en el pulmón izquierdo. La médica me preguntó si yo fumaba y yo nunca probé el cigarrillo". Llamó a su papá que vive en Buenos Aires y se realizó una tomografía. Una vez finalizado el estudio, entró al consultorio para ver el resultado. Tras llegar a la clínica su papá, les explicaron que Carmela tenía un tumor entre el pulmón izquierdo y el corazón. Y ella rompió en llanto.
Su mamá todavía no sabía nada, estaba en Punta del Este. La llamaron y tomó el primer barco para Buenos Aires para estar junto a su hija.
-¿Qué fue lo primero que te vino a la cabeza cuando te dijeron la palabra "tumor"?
-No lo podía creer y me largué a llorar con todo. Me acuerdo que mi papá me dijo "Bueno, no pasa nada, gorda, tranquila", y yo ahí me volví loca, no podía creer que me dijera que estuviera tranquila si me acababan de decir que tenía un tumor. Pasaron 5 minutos y mientras mi papá hablaba con la médica de cómo iba a ser la internación, me levanté de la silla, me sequé las lágrimas y pregunté: "¿Qué tengo que hacer? ¿Dónde me internan? ¿Dónde tengo que ir?" Y ahí me derivaron a una sala en la guardia donde me hicieron los estudios pre-internación.
Fueron unos momentos que Carmela no le desea a nadie. Recordó una charla que tuvo con un médico que logró tranquilizarla entre lágrimas, nervios y desconcierto: "Quedate tranquila -le dijo el profesional-, un tumor no es más que una masa que produjo tu cuerpo que no tiene que estar ahí porque está molestando. Lo vamos a estudiar para ver qué es, y cómo lo vamos a sacar o achicar. Así que quedate tranquila".
-¿Cómo fue contarles a tus amigas que te habían diagnosticado un linfoma de Hodgkin?
-Ese día teníamos con mis amigas una fiesta de disfraces por Halloween y el cumpleaños de una de las chicas. Nos juntábamos todas y el disfraz de KISS que iba a usar ya estaba preparado. Y escribí en el grupo que seguramente no iba a poder tomar alcohol por el antibiótico que me iban a dar los médicos. Después de este mensaje, la batería del celular se había agotado. A las 11 de la noche recién pude cargarlo y volví a responder en el grupo y les dije: "No puedo ir hoy, mañana les explico, diviértanse, no pasa nada".
A sus amigas de la facultad, y otras dos viviendo en España, el mensajito también les llegó vía WhatsApp. Les contó todo lo que sabía hasta el momento, pidiéndoles que no lo cuenten, ya que sus amigas de toda la vida todavía no sabían nada. Sin embargo, en un principio ninguno le creyó: "Soy muy jodona y suelo hacer muchos chistes".
– ¿Y a tus familiares?
-Fue muy fuerte. A mi novio le conté yo.
-¿Qué es lo que más extrañás hacer?
– Vivir sola. Yo ahora estoy viviendo con mí mama. En este momento no podría vivir sin ella, pero soy muy independiente, tener mi rutina: me despertaba, iba a la facultad, después a trabajar, al gimnasio, llegaba a casa y cocinaba, ponía música, y eso es lo que más extraño. Me apasiona salir a bailar, no solo boliches sino a escuchar música, y también ir a la cancha de River con mi papá, que es la pasión que compartimos.
-Hoy, ¿cómo sigue tu tratamiento?
– Ya hice la primera línea del linfoma de Hodgkin, que está compuesta por 12 quimioterapias, que ya las hice, desde noviembre hasta abril que fue la última. En junio me hice el PET (tomografía por emisión de positrones) y los resultados no fueron del todo positivos, si bien el tumor se había achicado, no se había reducido del todo. Por lo que estoy haciendo la segunda línea del tratamiento. Dentro de 3 semanas me hago otro PET para ver si puedo pasar al autotransplante de médula o seguir con las quimio. Lo importante de ese resultado sería que desaparezca.
Un hobby para afrontar su enfermedad
El diagnóstico nunca fue un impedimento para que "Chola" -como le dicen todos a Carmela- siga haciendo una vida normal. Lo primero que hizo fue pasar por una peluquería para cortarse su kilométrico pelo y realizarse una peluca con su propio cabello. Y como complemento, para sentirse más segura, decidió comenzar a diseñar y confeccionar turbantes y vinchas para poner sobre su peluca. Y así nació una idea que convirtió en un trabajo, destinado a las mujeres que están pasando por una situación similar a la suya, o simplemente para fashionistas que encuentran sus creaciones irresistibles.
-¿Cómo surgió la idea de crear tu propia marca, Las Cholas?
– En enero, cuando se me empezó a caer el pelo, mi psicóloga, que pasó por la misma situación que yo, me prestó sus turbantes. Yo sabía que iba a tener que usar peluca pero me hacía sentir insegura, sentía que se me iba a correr. Me los probé pero no me hallaba, ya que mi estilo siempre fue del cuero o estampados. Ahí fue que un día con mi mamá agarramos telas de una camisa vieja que tenía y mandamos a una modista a hacer vinchas y turbantes para usarlas en el verano. Fui de vacaciones con amigas y me preguntaron dónde los había comprado y ahí fue cuando me di cuenta que podía hacerlas y venderlas, hacerme un bien para distraerme y ayudar a otras chicas. Y así empezó Las Cholas.
-¿Para quiénes están dirigidas?
– Las vinchas son ideales para quienes usan peluca o tienen el pelo muy cortito, para ponerle un toque fashionista. Los turbantes son para las mujeres que están totalmente rapadas o también para las que lleven peluca.
-¿En qué te inspirás para el diseño?
-Voy a Once a comprar las telas y luego elijo qué género es mejor para cada modelo. Estudio arquitectura y el diseño siempre me gustó. Uno de los modelos llamados Magnolia es uno de los más vendidos. Una vez vi una tela plisada y no me tenían fe y fue todo un éxito. Pero mi inspiración es lo que veo y me gusta.
-¿Te gusta la moda? ¿Seguís las tendencias?
– Confío mucho en mi instinto, me encanta la moda y sigo bastante las tendencias, pero sé lo que me queda bien a mí y lo que le queda bien al otro. Asesoro a mi mamá y hasta a mis amigas, y cuando vamos de viaje y hacemos shopping, además de comprarme ropa para mí, miro para ellas y las obligo a comprarlo.
-¿Con qué estilo te definirías?
– Con estilo "Chola". Soy muy particular, tengo días que soy muy rocker, y uso toda ropa negra, con tachas, cadenas y campera de cuero, mientras que otros días puedo usar flores con colores pasteles o hasta un estilo más hippie. Pero sigo siempre mi estado de ánimo, el instinto, las ganas y lo que me gusta.
– ¿Tenés algún referente del mundo fashionista?
– Una internacional, Chiara Ferragni, y una nacional, las Muy Mona, que las conozco y me inspiro mucho en sus looks. Mis follows en Instagram se dividen entre un 30% de moda, el otro 30% fútbol , un 30% cuentas relacionadas a la cocina y decoración y el 10% restante a personas.
-¿Qué mensaje les dejarías a los que están pasando por la misma situación?
-Que se aferren a su familia y sus amigos. Son hoy mi mundo entero. Que piensen en cosas lindas, en lo que les guste hacer. Que salgan a caminar, que se entretengan, que pinten, que bailen, canten y escuchen música, que disfruten de las cosas pequeñas y creen un micromundo para que dentro del caos se pueda pasar lo mejor posible.
Una de las mejores amigas de su mamá también pasó por la misma situación y le dejó un consejo invaluable: "Si de ahora en adelante se te cae el pelo, estás ojerosa, te hinchás, adelgazás, sentite linda, ponete lo que quieras, mimate, maquillate, ponete todo y sentite una diosa".
"No hay que dejar que los fantasmas del cáncer, la quimioterapia y los tumores den miedo y desanimen, porque con llorar no se logra nada. Hay que afrontar la situación con una gran sonrisa en el rostro", finalizó Carmela.
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