Dice el popular refrán que lo que se hereda no se roba, pero Cósima Ramírez– una joven millennial de 28 años-lleva el color, la vibración y el legado inconfundible de su madre, la célebre diseñadora española Ágatha Ruíz de la Prada, a un nivel superior.
En su primera vista a Argentina, imposible no distinguirla entre la multitud. Recibe a Infobae con una camisa estampada multicolor, minifalda azul, medias largas fucsia, y, para completar, unas zapatillas de básquet con plataforma. Para la "gente común" -como dice ella misma-, su sentido de la moda puede que sea un exceso. Para ella, "el estilo fosforito es relajante".
Hoy, Cósmica -como le dicen sus allegados y sobrenombre que refleja perfectamente su personalidad- aporta su visión rebelde al universo vibrante del imperio colorido con presencia global. Buenos Aires es su parada obligatoria, ya que se unió a Martina "Tini" Stoessel -la nueva embajadora de la firma- para crear el nuevo jingle de la fragancia Rebel Love.
Magnetismo le sobra a la heredera aristocrática de España: es hija de una marquesa y baronesa (los títulos nobiliarios que ostenta su madre Ágatha Ruiz de la Prada) y del reconocido periodista Pedro Ramírez. Reúne un mix de valores forjados por su singular crianza.
Criada en el medio del torbellino mediático, las comparaciones familiares siempre fueron habituales: "Me gustaría que algún día pase de ser 'la hija de' a 'los padres de Cósima eran…'. Creo que es el complejo de muchos hijos. Destronar a mi madres es una fantasía recurrente", reveló entre risas.
-Tu madre visita frecuentemente Buenos Aires. ¿Esta es tu primera vez?
-Sí, he oído tanto de Argentina. Todavía no me fui y quiero volver. Vine por tres días de trabajo y otros tres me voy de aventura, voy a recorrer con mi hermano Tristán en plan aventurero el Perito Moreno. Somos de esos viajeros que prefieren las aventuras.
-Tenés un ADN fashionista, pero estudiaste Historia y Literatura en la Universidad de Brown. ¿Cómo decidiste formar parte del universo de la moda?
-Fue algo inesperado. Estaba en mi último año de la universidad y no tenía claro el rumbo de mi camino profesional. En ese contexto, Europa enfrentaba una dura crisis económica mundial. Mi madre vio la ocasión, y erigió una campaña para que trabajemos juntas. Ella percibió que yo podría hacer mis aportes a la marca familiar. Debo confesar que también es bastante controladora. Ahora me tiene a mi hermano y a mi trabajando todos juntos. Está insoportablemente feliz.
Polilla o Ratón -como le dice cariñosamente su madre- nació en Madrid y recibió una educación cosmopolita, primero en España. Para el secundario acudió a en un colegio de monjas, al mismo al que también fue la princesa Charlotte Casiraghi. "La pasé fatal, terminé frustrada con tanto orden y decidí pasar a lo opuesto", confesó.
-¿Entonces te inspiras en tu "rebeldía" a la hora de crear?
-Yo nací rebelde. Desde muy niña fui muy traviesa siempre metida en líos. Y con esta nueva fragancia me inspiré en esa etapa donde pasas de niña a mujer, donde formas tu carácter. Quiero fomentar los valores de la independencia, de quererse a ti misma, que cada una es la estrella de su historia rompiendo reglas.
-Romper con las reglas estereotipadas, eso es lo que están haciendo hoy las mujeres de todo el mundo…
–Yo soy militantemente feminista en todos los aspectos. La desigualdad de género es una injusticia que ha perpetuado a la mujer a lo largo de la historia. Hay que intentar autovalidarse como individuo. Esa es la aventura más fascinante que existe.
-¿Y nunca te rebelaste al color?
-En la preadolescencia me daba vergüenza ser hija de mi madre y
lo único que quería era desaparecer. Me vestía de negro, de gris, de marrón. Tengo unas fotos horribles de esa época. Heredaba ropa de mis amigas para poder usarlas. Al madurar me di cuenta de la suerte y lo mucho que me divierte, yo me visto así siempre. Voy por la vida de "fosforito".
-¿Cuáles son cuatro infaltables de tu guardarropas?
-Vestidos abultados, lentejuelas multicolor, medias largas de color y súper plataformas; soy adicta a la altura.
-Jean Paul Gaultier, estuvo en Buenos Aires la semana pasada presentando su muestra Amor es Amor. ¿Cómo viví vos el amor?
-Me criaron en Inglaterra y hay diferencia con Latinoamérica, que te juzgan por tu vida. Haciendo mis propias normas… No veo que haya ninguna estructura ni modelo para el amor. Es tan arbitrario, puede pasar con cualquiera.
-¿Y las redes? Hoy todo parece suceder allí. Aunque no lo quieras el título de it girl es tuyo. ¿Son importantes en tu vida y/o trabajo?
-Soy una millennial un poco anticuada. Las redes me dan pavor. Hay cosas muy bonitas para hacer llegar un mensaje positivo, pero también se creen que eso es la vida real. Y en la red son imágenes producidas que no reflejan la vida… Eso es importante resaltar.
-¿Qué proyectos tenés a futuro?
-Fuera del diseño, mi verdadera pasión siempre fue la literatura con ambiciones bastante frustradas. Algún día me animaré a escribir algo que valga la pena. También estoy con mis clases de bajo eléctrico y de artes marciales. Como verás, ambiciones no me faltan. Y seguro en un rato se me ocurren más.
Fotos: Guillermo Llamos y Gentileza Brandy
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