"De pequeña, la moda era mi entretenimiento. Mi mamá me cosía la ropa y yo hacía lo mismo con mis muñecas. Y así empezó mi relación con el mundo de la moda". Así y más de 35 años después recordó Graciela Zito sus inicios en la industria de la moda. Zito abrió las puertas de su estudio a Infobae para descubrir el mundo que se esconde detrás de cada una de sus delicadas y sofisticadas prendas que tanto enamoran a las argentinas.
Heredó de su madre la pasión por el hilo, la aguja y la máquina de coser. "Mi mamá aprendió en un instituto donde tenían álbumes con las prendas reducidas y este año en un viaje a París visité la muestra de Dior y al ver un álbum me emocioné", recordó la diseñadora.
-¿Cómo empezó tu carrera en la moda?
– Empezó desde muy chiquita. Después de adolescente me empecé a hacer la ropa porque no encontraba lo que me gustaba en ningún lado. Pasó el tiempo y ya casada y con un hijo decidí dedicarme a la moda. Antes de esto tuve mi pasado como productora de moda en revistas como Claudia e hice el suplemento femenino del diario Crónica, una tarea que no fue fácil.
-¿Se puede decir que tu mamá fue quien te llevó a iniciarte en el mundo fashionista?
– En realidad fue "sin querer queriendo". Fue de manera natural porque en aquel entonces no había ni internet ni las cosas que existen hoy para los chicos, y este era uno de mis entretenimientos favoritos. Me salía bien y tenía facilidad en las manos para bordar, pero menos tejer, que curiosamente es el fuerte de mi marca, de hecho mi primera colección fue toda de tejidos.
-¿Cómo ves la moda de hoy en comparación a cuando empezaste?
– Cuando yo empecé te diría que todo era más fácil. Había mucha más industria argentina. De hecho yo compraba géneros en fábricas argentinas que eran conocidos míos que exportaban a Italia gabardinas maravillosas, y como eran amigos me vendían los remanentes de la exportación que hacían y eran de una calidad espectacular. Hoy no existen más esas fábricas, y es una pena. Hoy en día es una lucha todo, desde conseguir un cierre del color adecuado, a un hilo, a un género, prácticamente todos los materiales que usamos son de proveedores que las importan, acá no hay nada de industria argentina, lo único es el terciopelo. No se producen sedas, algún que otro hilado para los tejidos, y eso es una pena.
-¿Que pensás de la moda argentina?
– Creo que hay mucha gente muy creativa, buena y talentosa. A mí no me gusta el título de diseño de autor, me parece hasta pretencioso. Creo que están las marcas chicas y las marcas grandes. De las chicas somos varios y talentosos que se esfuerzan mucho para producir y vender una marca que sea redituable y se mantenga en el mercado. Yo tengo el privilegio de estar hace más de 35 años, y me mantengo vigente.
“Por cada temporada viajo a Estados Unidos y a Europa. Me gusta que sea lo más avanzado que se pueda para estar al día con las tendencias”
-¿Cómo empezó tu marca, Zito?
– Zito empezó no pudiendo encontrar lo que me gustaba. A cada prenda que compraba le cortaba las mangas y se las hacía diferentes o le sacaba el pliegue o volados; tampoco encontraba ropa de calidad que me gustara y decidí hacer colecciones tejidas. Tuve mi primer local en el primer piso del actual Hotel Alvear -cuando todavía no lo era-. En ese entonces estaban muy de moda los colores fucsias, amarillo, naranja, verde loro y yo me negué a hacer. Dije, no, voy a hacer todo beige, crudo, blanco y negro, era o me fundía o me iba bien, y fue todo un éxito. Luego compraron el Alvear y lo transformaron en hotel y me mudé al Versalles. Un día mi marido me dijo "no podes tener un producto de esa calidad encerrado en un departamento", y ahí fue cuando abrimos el local en la Galería Promenade.
-¿Qué prenda o prendas te diferencian del resto de las marcas?
– Los tejidos son muy importantes para nuestras clientas. La sastrería es también como un hito de la marca y las camisas de seda son otros de los productos que siento que son el fuerte de la marca. Lo que tiene Zito es que entrás y es un rompecabezas, podés armar conjuntos de un saco con tres pantalones y combinarlos con prendas de colecciones anteriores que siguen vigentes por ser clásicas y de buena calidad.
“Mi clienta es una mujer que no se hace la pregunta ‘¿qué se usa este año?’ Una cosa es la tendencia y otra es lo que se usa. Lo que se usa generalmente es lo masivo y la tendencia es lo que sea elegante y esté bien hecho”
-¿Qué vamos a ver en la próxima colección de invierno?
– Seguimos con la tendencia tomboy masculina con mucha sastrería, camisas de seda y el oversize. La paleta de color está formada por berenjena, camel, grises, crudos, negros y el rayado en blanco y negro. De accesorios, unas fajas de cuero para los abrigos o vestidos.
-Te eligen muchas mujeres famosas, entre ellas la primera dama Juliana Awada. ¿Qué sentís cuando ella te elige?
– Con Juliana nos conocemos desde antes de que fuera primera dama porque era mi vecina de enfrente y nos conocemos del barrio. Ella me llamó directamente y sí, es un privilegio y un honor vestir a una persona como Juliana, con ese estilo y belleza. Donde vaya ella es un encanto de persona, ella sabe muy bien lo que quiere y lo que le gusta. Ella es la que elige, yo puedo asesorarla en algunas mínimas cosas. Por suerte me elige a mí y eso es maravilloso.
“Juliana mira, elige lo que le gusta y armamos el equipo para el momento adecuado. La vestí cuando fue a ver al Papa, dos años seguidos al Tedeum, la apertura de ArteBa y una entrevista en Vogue Latinoamérica con un tapado que me sorprendió las veces que lo usó”
-¿Tenés un mensaje para las mujeres a la hora de vestirse?
– Que respeten su estilo, que traten de sentirse cómodas. Cada mujer sabe qué es lo que tiene mejor en su cuerpo y qué es lo peor. Qué es lo que quiere tapar y lo que no. Su trabajo tiene que ser tratar de mostrar la mejor parte y la otra disimularlo con libertad. La mujer argentina tiene que explotar el costado más mujer y dejar de pensar en cómo parecer más joven. Si igual vamos a envejecer, ¿o no?
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