Con el paso del tiempo la figura de su abuela recobra cada vez más estatura en la vida de Evangelina. Desde los 15 años, Eva -como la llaman sus amigos desde siempre- la miraba extasiada cómo cosía las prendas. Definitivamente esas manos dedicadas y añosas entre las telas algo en ella habían movilizado.
Evangelina Bomparola es una mujer multifacética. A pesar de haber estudiado Comunicación e Historia de Arte en la universidad, hoy se desempeña en el mundo del diseño, habiéndose consagrado como una de las más prestigiosas diseñadoras independientes del país, elegida por la primera dama Juliana Awada, Agustina Casanova, Claudia Fontán, Marcela Kloosterboer y Carla Moure, entre tantas otras celebridades que apuestan por su identidad única y femenina.
Percheros, telas, bocetos y un equipo creativo se esconden tras las paredes de la oficina de la diseñadora en el corazón del barrio porteño de Recoleta. Eva abrió las puertas de su universo en exclusiva para Infobae.
Es mamá de dos hermosos niños, Beltrán y Esmeralda, que tuvo junto a su marido Juan Pons, y son parte de la activa generación centennial. Ella confiesa -un poco en broma y un poco en serio- que no entiende cómo las figuras influyentes de los chicos son los youtubers, en vez de los personajes de los cuentos. Todo es cuestión de tiempos generacionales. Por ahora no ve en un futuro que Esmeralda siga sus pasos en la moda. Pero tiene 12 años, y todavía está descubriendo su camino.
Desde la edad que tiene su hija ahora, Bomparola ya sabía que el diseño iba a ser su verdadera pasión. Con la ayuda de su abuela, comenzó a realizar sus primeras prendas en un ambiente privado y para uso personal y el de sus amigas. Desde el living de su casa, en el anonimato del calor familiar. Hoy ostenta su exclusiva tienda en la Avenida Alvear y Ayacucho y hasta cuenta con su propio e-shop.
¿Qué fue lo que te llevó ser diseñadora?
-Empecé desde muy chica porque en mi casa tenía a mi abuela que podía materializar mis ideas, mis diseños, y crecí con eso. Tras 15 años de esfuerzo tengo mi empresa, mi marca, llegué a donde quería y cada día vamos creciendo más.
¿Cómo empezó tu firma, 'Evangelina Bomparola'?
– Casi fue un cliché, empezó en el living de mi casa. Yo tenía amigas con una vida social muy demandante que no encontraban en el mercado local una propuesta diferente, y así las empecé a ayudar para armar sus conjuntos. Trabajé en Hermès hasta el 2001, año en el que decidí ser independiente y emprender mis sueños. Hice una pequeña inversión y poco a poco fui creciendo. Vendía desde mi casa, después en un showroom. Llegué a Recoleta en la calle Quintana y ahora estoy en la Avenida Alvear.
En contra de la vulgaridad y la excentricidad en la moda, sus colecciones y diseños se inclinan hacia lo más clásico con Colores plenos, sin estampados llamativos y la reciente incorporación de la línea denim. Bomparola recuerda que solamente una vez hizo una colección 'diferente', llena de colores dorados, pero fue su primera y última dedicada a los metalizados. No sólo se fue despidiendo de esas estridencias, sino que también abandonó al negro, reemplazándolo por el azul noche.
“Me aburrí de ver gente vestida de negro, antes mi ropero era blanco y negro, hasta que dije ¡’basta’! No estoy de luto, me encanta la vida, me gusta reírme, cantar, bailar. ¿Por qué tengo que estar vestida así?”.
¿Qué te diferencia del resto de los diseñadores de nuestro país?
– Creo que tiene que ver con mi propuesta de 'ser y no parecer', la autenticidad. La calidad y no la cantidad. Se vincula con el valor de ser diferente, pero no presumiendo algo, sino ser sinceramente diferente, elegir algo y usar algo.
¿Cuál es la prenda que a simple vista te identifica con tu marca ?
– Mi obsesión fue siempre la sastrería. Para mí una mujer con un buen saco es como un hombre con un buen traje. Esto le agrega valor, una hombrera bien puesta, la solapa, la tela de buena calidad construyen la prenda. El saco, claramente, es la prenda más arquitectónica que existe entre todas las matrices del diseño.
“En diseño, si vos corrés una costura de lugar, hiciste un recorte mal hecho o el molde no tuvo las medidas exactas la prenda se cae”.
Para la diseñadora, una de las prendas que marcó un antes y un después en sus colecciones fue la existencia del pantalón; ella considera que es mucho más que la falda. Junto a su equipo de diseñadores, realizó a prueba y error infinitos calces, costuras, tiros, avíos y telas para diferentes modelos. La camisa pasó a ser una de sus prendas ícono en cada una de sus colecciones. "Las mujeres ahora buscan comprar prendas "para arriba", y las "que se lucen abajo" siempre son las mismas", opinó.
Bomparola elige mostrar la sensualidad y no la sexualidad en sus prendas. Insinúa a través de los diferentes modelos un buen cuerpo o la piel; y prefiere no mostrar la silueta con transparencias o recortes exagerados. "La mujer desnuda me gusta dentro de un ámbito privado, en esculturas o en fotografías, pero me parece vulgar que una mujer o un hombre vayan mostrando sus horas en el gimnasio. Estoy en contra de esta moda, yo voy por otro lado".
– ¿Cómo ves la moda hoy en Argentina?
– La veo con muchas propuestas, se va enriqueciendo cada vez más; pero creo que no hay una propuesta global de la industria. En la actualidad hay dos modas: una que es la industrial, la masiva que fabrica enormes cantidades, y la otra que es más de diseño y creatividad. Que busca algo innovador, y no quiero decir con esto que lo masivo no sea creativo. Lo que sí creo es que lo artesanal está más desprotegido. Estoy intentando buscar que se entienda que somos un grupo que hacemos algo diferente, con un enorme valor, tratando de saltear las dificultades que se nos imponen en el camino.
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