Aunque Valeria Mazza se haya hecho conocida por ser modelo, no fue una decisión pertenecer a ese mundo. Fue casualidad. Era una época en donde las mujeres flacas, altas y bellas – casi por obligación- tenían que serlo.
A principio de los 90 ya era toda una supermodelo consagrada, a tal punto que integró un selecto grupo internacional junto a las modelos íconos de la época como Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Kate Moss y Cindy Crawford. Trabajó para las firmas Valentino, Gucci, Carolina Herrera, Salvatore Ferragamo y Roberto Cavalli, recorriendo las pasarelas de las semanas de la moda.
No sólo protagonizó las campañas de firmas de lujo internacionales, sino que también fue retratada por los mejores fotógrafos de moda, como Mario Testino, Steven Meisel, Patrick Demarchelier y Bruce Weber, entre los más conocidos del mundo fashionista.
Infobae dialogó con la modelo y empresaria sobre su paso por el mundo de la moda y su devoción por la solidaridad en el marco de la presentación de Posibl, una de las organizaciones donde Mazza es la embajadora y tratan diversos temas como el medio ambiente y el trabajo infantil.
-¿Qué te llevó a iniciar tu carrera en el mundo de la moda?
-No fue una decisión, surgió en el momento cuando estaba llegando a los 17 años realizando algunos desfiles junto a mi hermana Carolina, pero, lejos de ser un trabajo, era una diversión y la posibilidad de tener ropa nueva al finalizar las pasadas.
-¿Quiénes fueron o son las mujeres de tu vida y qué aprendiste de ellas?
-Mi madre y mi hermana son las más importantes. Mi madre me enseñó todo lo que soy, me dio buenos ejemplos y en mi casa se aprenden los valores y el sentido de la familia. Mi hermana es mi mejor amiga, crecimos juntas y nos llevamos 23 meses. Si bien ella vive en Rosario, somos madres de familia y compartimos mucho.
-¿Cómo fue tu paso por la moda y cuáles son tus mejores recuerdos?
-Tengo un montón porque estoy hace 25 años en este mundo, pero recuerdo la primera vez que me dijeron que iba a protagonizar la campaña de Guess o cuando me convocaron por primera vez para desfilar en Versace y creo que son momentos muy importantes que van construyendo la carrera. No hay nada que sea trascendental que cambie tu vida de un día para el otro, sino la sumatoria.
-¿Y alguno que prefieras olvidar?
-No tengo ninguno malo, dramático ni terrible. Siempre fui positiva y creo que de todo se aprende. Nunca nada es tan bueno y ni tan malo.
-¿Qué pensás de la nueva generación de modelos?
-La moda cambió mucho y el mundo también, y no es comparable. En los 90 las modelos estaban de moda, ocupaban diferentes lugares en el mundo del cine, música, espectáculo y hoy está más repartido. Un deportista puede protagonizar la tapa de una revista de moda sin ser modelo, sino porque es un personaje. Pero siempre la renovación de las generaciones me parece genial en todos los trabajos y sobre todo en este mundo, que tiene un tiempo bastante corto.
-¿Tenés algún secreto de belleza?
-Me parece que no existen más secretos, ya sabemos todo lo que tenemos que hacer: cuidarnos, tener una vida físicamente activa, comer sano y saludable y fundamentalmente tomarse el tiempo para pensar en nosotras para ir al médico, a la peluquería para sentirse mejor anímicamente, y no quedarse en la rutina de pensar en el trabajo, los chicos, la casa y el marido donde das todo y no se piensa en uno mismo.
Su costado solidario comenzó en su infancia cuando tenía apenas 13 años, cuando participó como voluntaria en un club de Paraná para un campeonato regional de olimpiadas y hoy es la Embajadora Internacional de las Olimpiadas Especiales.
Es habitué de participar en galas a beneficio -sobre todo las que tienen relación con los niños- y hace unos años colaboró junto a su marido Alejandro Gravier en la campaña de vacunación de Unicef en Tanzania.
La top model tiene una gran y larga amistad con el actor español Antonio Banderas, con quien colabora año a año en la Gala Starlite en Marbella, dónde la estrella del cine es el anfitrión.
En Argentina, Valeria también realiza una Gala a beneficio del prestigioso Hospital Universitario Austral de Pilar, ya que ella es la madrina del piso de pediatría desde el 2003. Concurren allí celebridades, políticos y empresarios para ayudar con la compra de nuevos equipamientos de avanzada tecnología a través de sorteos y subastas con importantes premios.
-Sos mamá, empresaria y embajadora de fundaciones dedicadas a los niños…
-No soy de muchas. Me han ofrecido un montón de veces pero cuando tomo el compromiso de hacer algo me involucro, no me interesa hacerlo sólo por la foto, aunque entiendo que a ellos le puede servir como impacto, pero a mí no. Hace 12 años con mi marido realizamos una gala a beneficio del piso pediátrico del Hospital Universitario Austral, del cual soy la madrina y hace un par de años estoy con Posibl, para darle voz a un montón de gente que lo necesita y ser el nexo para tener la posibilidad de hablar sobre temas sociales que me interesan.
-¿Por qué, entonces, elegís ser madrina y representante de diferentes causas?
-Porque siento que esta es mi vocación. Yo de chica quería ser maestra, trabajar con personas con discapacidad, me gustaba la psicología. Cuando vine a Buenos Aires estudié terapia ocupacional y siempre he tratado de buscar el equilibrio entre el mundo de la moda y esto, poder complementarlos el uno con el otro. Yo creo que ayudar al otro es mi verdadera vocación.
-Sos una mamá que está muy presente y para tus hijos la educación es un factor muy importante, ¿Cómo ves en un futuro a tus hijos?
-No sé cómo los veo, pero deseo y me encantaría que sean personas felices que puedan vivir de lo que les gusta. Yo creo que hay muchas personas que viven años buscándolo, por lo que yo deseo que encuentren eso que los motiva y que los llena de pasión, ganas y que puedan vivir de eso, un regalo del cielo.
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