Un diseño. Un clásico atemporal. Una pieza de la moda que fue capaz de emancipar a la mujeres. Un hito en la historia de la moda fue lo que alcanzó la diseñadora Diane von Fürstenberg en los 70 con el lanzamiento del wrap dress, lo que la llevó a convertirse en una líder de influencia y una visionaria creando un imperio de 300 millones de dólares con su marca de indumentaria.
Diane Simone Michelle Halfin, alma y creadora de la firma, nació en Bruselas en el seno de una familia judía con una interesante fusión cosmopolita. Su historia familiar fue su motor a la hora de alcanzar el éxito. "Vine a Estados Unidos en 1970 como una joven novia europea, con un sueño y una maleta llena de vestidos. Mi madre, una sobreviviente del Holocausto, me enseñó que el miedo no es una opción y fue mi guía", escribió en la revista Forbes- al ser distinguida entre el selecto grupo de emprendedores que revolucionaron su savoir faire.
Casada con el príncipe Egon von Furstenberg, juntos incursionaron en el universo fashionista dejando un huella imborrable. Al poco tiempo, el desamor los llevó al divorcio. Sin embargo, ella decidió mantener su apellido para potenciar carrera.
Hoy pertenece al selecto club de renombre como Vionnet, Chanel o Lanvin, que brindan una clase de estilo en cada colección y se encargan de vestir a las mujeres más elegantes del mundo.
Una pieza en particular fue la llevó a revolucionar el mercado. "En Nueva York conocí a mi segunda mentora, la redactora jefa de American Vogue, Diana Vreeland. Aunque yo había mostrado mis vestidos a otros editores, ella vio algo especial en ellos, algo moderno y fresco", detalló a Forbes.
"Tuve la idea de unir la falda con el top dando lugar así a un vestido envolvente". Un diseño poco ambicioso, simple, fácil y sexy que se adapta a todos los ámbitos femenino, pero además introduciendo para la época una novedad: no se arrugaba.
En poco tiempo se convirtió en un auténtico hito. En los años setenta llegó a vender cinco millones de unidades. "Fue un enorme éxito comercial y un símbolo de la liberación de las mujeres. Pronto estábamos haciendo 25.000 vestidos a la semana. Yo estaba viviendo el sueño americano y así establecí mi marca", resaltó una de las 100 mujeres más influyentes del 2015 según la revista Forbes.
Hasta 1976 se habían vendido más de un millón de modelos
"Mi mentor y ángel de la guarda era Angelo Ferretti, el hombre italiano que poseía la fábrica donde estos vestidos fueron confeccionados. Él creyó en mí, y creía en su tela impresa del jersey. Después de eso tuve muchos altibajos, pero lo que me permitió sobrevivir fue mi mirada de la realidad", destacó la diseñadora.
Dejó la industria de la moda en 1985 para fundar una editorial en París, pero regresó en 1997, con un revival del mítico diseño que volvió a romper con todos los esquemas.
Actualmente, su marca ofrece una línea completa de accesorios integrados por bolsas, zapatos, joyas, presente alrededor de 55 países con más de 148 boutiques.
Hoy, a sus 70 años de edad, logra una unión casi perfecta entre mujer emprendedora y de estilo refinado, responsable de vestir a la élite global.
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