La vida en la Tierra tiene los años, o mejor dicho, los siglos contados. En ese razonamiento apocalíptico coincidieron dos genios de la literatura y la física, como lo eran Ray Bradbury y Stephen Hawking, que nos dejaron en los últimos años.
Por un lado, el escritor estadounidense Ray Bradbury, autor de Crónicas marcianas y Farenheit 451, aseguró en 2011 que la humanidad debe colonizar otros mundos para lograr su inmortalidad".
"El hombre debió quedarse hace 40 años en la Luna, formar ahí una base para continuar con la exploración hacia Marte y colonizarlo, para encontrar la inmortalidad de la raza humana. ¡Nosotros somos los marcianos!; el hombre del futuro es un viajero espacial; sólo viviremos eternamente cuando nos reguemos por el universo; por toda la raza humana hay que volver a la Luna y luego a Marte, tenemos que hacerlo", enfatizó pocos meses antes de morir.
En tanto, el profesor Stephen Hawking pidió también muy cerca de su muerte, que las naciones con capacidad tecnológica envíen astronautas a la Luna para 2020, que construyan una base lunar dentro de 30 años y que envíen seres humanos a Marte para 2025.
"Los viajes espaciales humanos son esenciales para el futuro de la humanidad precisamente porque la Tierra está amenazada por el cambio climático y por la disminución de los recursos naturales. Nos estamos quedando sin espacio y los únicos lugares para ir a son otros mundos. Es el momento de explorar otros sistemas solares. La expansión puede ser lo único que nos salve de nosotros mismos. Estoy convencido de que los seres humanos necesitan salir de la Tierra", explicó el físico teórico de la Universidad de Cambridge durante su visita en junio de 2017 al festival Starmus en Trondheim, en Noruega.
El profesor Hawking dijo que no hay un futuro a largo plazo para nuestra especie si permanece en la Tierra: sería golpeada por un asteroide de nuevo o eventualmente engullida por el propio Sol. Y agregó que viajar a mundos lejanos "elevaría a la humanidad".
El pensamiento de buscar un nuevo mundo para habitar es común en los científicos más laureados del mundo y en la comunidad astronómica internacional.
Pero la pregunta se repite cada vez más, en paralelo al descubrimiento año tras año de "otros mundos potencialemente habitables o con algún indicio de condiciones de vida posibles": ¿Qué planeta o luna es el lugar indicado para perpetrar la especie humana?
"Sólo conocemos un mundo en todo el universo donde podemos habitar: el nuestro, la Tierra. Lo cual refuerza la importancia de cuidarlo y preservarlo. Vivir fuera de la Tierra, en cualquier lugar de los que conocemos hoy en día y con nuestra tecnología, requeriría un ambiente 100% artificial", explicó a Infobae el doctor en Física Guillermo Abramson, que trabaja en en el Grupo de Física Estadística e Interdisciplinaria, en el Centro Atómico Bariloche, como investigador del CONICET.
"Es lo que ocurre en la Estación Espacial Internacional, por ejemplo, que además depende para su funcionamiento de enormes recursos que se envían desde la Tierra [aunque reciclen el aire y el agua y fabriquen su propia electricidad]. No hemos siquiera intentado hacerlo en la Luna, en Marte o en los asteroides, los lugares más obvios en el sistema solar. Pero si queremos asegurar la supervivencia de la humanidad a largo plazo, son pasos inevitables. Es probable, además, que sean económicamente rentables, así que es casi seguro que ocurrirá en un plazo no muy largo. Estaciones autónomas en otros mundos cercanos serían, ciertamente, una tecnología imprescindible antes de soñar con viajar a otras estrellas", agregó el astrónomo aficionado y divulgador de la ciencia radicado en la ciudad de San Carlos de Bariloche.
Martin Rees, cosmólogo y astrofísico de la Universidad de Cambridge también se muestra cauteloso sobre la salida del hombre de la Tierra. "Creo que es una ilusión peligrosa imaginar una migración en masa desde la Tierra. En nuestro sistema solar no hay ningún otro lugar que sea tan acogedor como la cumbre del Everest o el Polo Sur. Debemos hacer frente a los problemas del mundo aquí mismo. No obstante, me esperanzo en decir que en el próximo siglo habrá grupos de aventureros que, financiados de forma privada, vivirán en Marte y después quizás en otros lugares del sistema solar".
Y remarcó: "Sin lugar a dudas habremos de desearles buena suerte a esos colonizadores pioneros a la hora de emplear técnicas cíborg y biotecnología para adaptarse a ambientes alienígenas. Al cabo de pocos siglos, se convertirán en una nueva especie: la era posthumana habrá comenzado".
La enorme distancia es el gran poblema
El gran poblema que tiene hoy el espacio es la gran distancia que abarca. Son tan enormes, que en astronomía no se habla de kilómetros, sino de años luz. La velocidad de la luz es de 300.000 km por segundo. Para tener una dimensión real de esta medición, la Luna está a 1,3 segundos luz. Marte está a 4.35 minutos luz, Júpiter a 35 minutos y Plutón a 4,6 horas luz de la Tierra.
Proxima Centauri es la estrella más cercana a nuestro sistema solar. Está a "solo" 4.25 años luz de nosotros. Forma parte del sistema de Alfa Centauri, que es la tercera estrella más brillante del cielo nocturno, ubicada muy cerca de la Cruz del Sur. Allí orbita Próxima Centauri B, un planeta que orbita la estrella más cercana al Sol, y que se ubicó en los últimos meses en un candidato firme a poder albergar vida.
"Nadie científicamente considera ir al planeta Próxima Centauri en un futuro cercano. Con la tecnología disponible hoy y la que uno se imagina en las próximas décadas, es más coherente y posible buscar la terraformación de Marte. Además, como planeta no es el mejor, aunque sea el exoplaneta más cercano a nosotros. La razón es que orbita una estrella enana roja que es muy inestable", aseguró Mariano Ribas, coordinador del área de divulgación científica del Planetario de Buenos Aires, Galileo Galilei.
¿Qué significa terraformar a nuestro vecino planeta? "Bueno, lograr las condiciones de habitabilidad comparables a la Tierra, en cuanto a recrear una atmósfera similiar, subir la temperatura promedio y por supuesto, obtener oxígeno y agua en abundancia, entre otros muchos factores", agregó Ribas.
Existen muchas propuestas teóricas para terraformar Marte. Una de las más extravagantes es la que propuso el empresario Elon Musk, dueño de SpaceX, quien sugirió la posibilidad de bombardear con armas nucleares los polos marcianos, para calentar el planeta y hacerlo más similar al nuestro.
"Sabemos que nuestro Sol algún día va a colapsar. Eso ocurrirá como mucho en unos 5000 millones de años. Pero nuestra estrella comenzará a agrandarse, calentarse cada vez más y terminará engulliendo a todos los planetas que lo orbitan. Pero mucho antes, diría que en unos 1000 millones de años, la Tierra dejará de ser habitable por el extremo calor que emitirá el Sol en su etapa final. Además, en pocos cientos de años, vamos a alcanzar en la Tierra un nivel de longevidad y población tan grande que vamos a tener un planeta superpoblado y colapsado donde va a ser muy difícil vivir", afirmó Ribas.
Y agregó: "Por eso debemos mirar en un primer paso hacia la Luna y Marte. La Luna va a ser el primer modelo, como una gran pista de ensayo para comenzar a establecer colonias permanentes. De acá a 10 años el hombre va a volver a la Luna. Pero va a ser distinto a las misiones Apolo. No va a ser un toco y me voy. Va a ser un llego y me establezco, con la idea de construir bases espaciales con materiales propios originados en nuestro satélite natural".
En tanto, Abramson, afirmó que llegar a la Luna o Marte es un problema tecnológico y económico: "Lo que se requiere es desarrollar tecnologías que permitan hacer funcionar un hábitat artificial valiéndose de los recursos locales. Conceptualmente, no es muy distinto de lo que hicieron nuestros antepasados al colonizar la Tierra. A nivel Luna, Marte o asteroides es algo que por ahora no sabemos hacer, pero no parece imposible. Hay que hacerlo como todo: de a poco, avanzando por pasos, usando nuevas tecnologías para desarrollar otras, estableciendo estaciones semiautónomas permanentes, por ejemplo".
Otras opciones en nuestro Sistema Solar
Mirando un poco más lejos de nuestro vecino planeta rojo, están las opciones de algunas lunas de los dos grandes planetas de nuestro Sistema Solar.
En varios estudios cientificos impulsados por NASA y ESA (Agencia Espacial Europea), las lunas de Saturno, Encelado y Titán, y la de Júpiter, Europa, reunirían los ingredientes necesarios para que sea posible la vida tal como la entendemos. Eso depende principalmente de tres factores: agua líquida, una fuente de energía para el metabolismo y los ingredientes químicos adecuados, principalmente carbón, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre.
"Nunca hemos estado tan cerca de detectar un lugar con algunos de los ingredientes necesarios para que un entorno sea habitable", aseguró Thomas Zurbuchen, astrofísico de la NASA, durante las conclusiones de sus observaciones el año pasado que determinaron que el gas hidrógeno, podría proporcionar una fuente de energía química para la vida, ya se reparte por el océano que habría en el subsuelo de Encélado gracias a la actividad hidrotermal del fondo marino.
Si hubiera microbios entonces podrían usar el hidrógeno para obtener energía, al combinar el hidrógeno con dióxido de carbono disuelto en agua. Esta reacción química denominada metanogénesis, porque produce metano como un subproducto, se encuentra en las raíces de la vida terrenal y pudo ser crucial para el origen de la vida en la Tierra.
En tanto Europa, el helado satélite natural de Júpiter, vuelve a candidatearse como sitio capaz de albergar vida, dado que los investigadores han detectado que podría tener en su corteza placas de hielo gigantes que funcionarían igual que las placas tectónicas de nuestro planeta, conectando la superficie con el océano profundo, lo que significaría una vía de contacto con sales, minerales y microbios.
Pero allí hay un punto clave que resalta Ribas. "Encelado y Europa pueden ser lugares con algún tipo de forma de vida. Son lunas de hielo. Si bien son lugares potencialmente biológicos, pero no es habitable para nosotros", aseguró. Y es que el poder diferenciar o separar la posibilidad de poder hallar algún rastro de vida orgánica fuera de nuestro planeta no significa que sea un lugar con condiciones de habitabilidad para la especie humana.
"Planeta habitable es un término de la astronomía que define que hay vida allí, pero no necesariamente para que el hombre pueda vivir", insistió Ribas.
Entre 12 propuestas como salidas de la ciencia ficción que se presentaron en el programa Nuevas Fronteras, la NASA eligió sus próximos dos proyectos de misiones robóticas: enviar un drone para explorar Titán, la luna más grande de Saturno, y perforar el núcleo de un cometa para tomar una muestra.
La primera misión, Libélula (Dragonfly), será el primer robot volador que se envíe a una luna de otro planeta. El QuadCopter doble estará equipado con instrumentos para la identificación de moléculas orgánicas y tendrá autonomía para volar a diferentes puntos de Titán y explorar su paisaje.
La luna mayor de Saturno es fría y tiene lagos y ríos de metano líquido. Los científicos creen que bajo su corteza helada puede haber un océano de agua. "Es un medioambiente que sabemos que tiene los ingredientes para la vida", dijo Elizabeth Turtle, investigadora del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins a cargo del programa.
La última misión propuesta a NASA es la más ambiciosa. Ideada a largo plazo, consiste en un viaje interestelar, tal cual informó la revista New Scientist. El destino será Alpha Centauri, el sistema estelar más próximo al Sistema Solar, que se encuentra a 4,3 años luz de distancia o el equivalente a casi 41 billones de km de la Tierra y alberga al controvertido planeta Proxima Centauri B. El año de realización se estima para 2069, un siglo después de la llegada del hombre a la Luna.
En el marco de la Conferencia Anual de la Unión Geofísica Americana, celebrada en New Orleans, un grupo de investigadores del Jet Propulsion Laboratory presentó el plan para el que primero se deberá desarrollar la tecnología de propulsión capaz de alcanzar el objetivo en un tiempo razonable.
Otros siete candidatos, según NASA
En febrero de 2017, un equipo internacional de astrónomos descubrió un nuevo sistema solar con siete planetas del tamaño de la Tierra. Está a unos 40 años luz de nosotros, en torno a una estrella tenue y fría de un tipo conocido como "enanas rojas".
El nuevo sistema solar orbita alrededor de Trappist-1, una estrella del tamaño de Júpiter ubicada en la constelación de Acuario. Los planetas descubiertos tienen un tamaño similar a la Tierra, pero están mucho más cerca de su débil estrella, lo que les permitiría albergar agua líquida, condición esencial para la vida.
"Los planetas hallados no se observaron directamente, sino que los especialistas observaron la estrella con instrumentos ópticos y advirtieron que el brillo disminuyó un poco, porque un planeta había pasado por delante. En función de esas observaciones con telescopios, tras muchos años, los astrónomos concluyeron que son 7 planetas", explicó el astrónomo Diego Bagú, a cargo del Planetario de La Plata.
"Es muy difícil saber si hay vida o no porque no podríamos enviar una nave por la tecnología que tenemos, ya que a escala humana nos queda muy lejos. Pero en términos de observarlo con telescopio está acá nomás", remarcó Bagú que se mostró optimista pese a la gran distancia que hay para llegar allí: "Con este descubrimiento corroboramos lo que desde la astronomía se sospechaba desde hace mucho: es común que haya muchos sistemas planetarios. Si bien pensábamos que había muchos planetas fuera del sistema solar, lo cierto es que recién hace 22 años descubrimos uno".
¿Qué otros mundos son potencialmente habitables? "Lo que sabemos con certeza, desde hace apenas un par de décadas, es algo que siempre sospechamos: hay muchísimos planetas alrededor de otras estrellas. Hay más planetas que estrellas en nuestra galaxia. Hoy conocemos miles de estos mundos, y de algunos de ellos sabemos muchas cosas: cuánto miden, cuánto pesan, a qué distancia orbitan de sus soles", precisó Abramson, autor del blog En el cielo las estrellas.
"De algunos de estos planetas sabemos que están en la llamada "zona de habitabilidad", es decir si pueden tener agua líquida en sus superficies, algo que creemos importante para sostener la vida. Pero ojo: estar en la zona de habitabilidad no significa habitable (y mucho menos habitado). Venus y Marte, por ejemplo, están en la zona de habitabilidad del Sol y ninguno de los dos tiene agua líquida en la superficie. Por otro lado, hay lunas heladas de los planetas gigantes, como Europa en Júpiter, y Encélado en Saturno, que podrían albergar vida en sus océanos subglaciales, muy fuera de la zona de habitabilidad. ¿Serían habitables para nosotros? Seguramente sí, en hábitats artificiales, y explotando sus recursos", concluyó el divulgador científico.
SEGUÍ LEYENDO:
Crece en Harvard la idea de haber hallado un objeto extraterrestre cerca de Júpiter
Los 15 logros y curiosidades espaciales más destacados de 2018
El experto que espera que para 2030 haya localizados cientos de planetas habitables