La niebla, los rayos, las grandes tormentas eléctricas o los fuertes vientos cruzados no alcanzan para generar temor a los pilotos de aviones o a los jefes de seguridad aérea de los aeropuertos. Pero la ceniza volcánica sí.
Al punto de que se cierran las operaciones de vuelo y se deriva el tráfico aéreo a otros aeropuertos, generando grandes pérdidas económicas y demoras de transporte para los pasajeros, con tal de esquivar la peligrosa ceniza proveniente de los volcanes activos.
Pero un invento argentino ayudó a superar dichos temores y ahora busca expandirse a nivel nacional e internacional. Se trata de la técnica de radar láser para al detección de cenizas en la atmósfera, que permitió por primera vez en la aviación internacional, reabrir un aeropuerto (el de San Carlos de Bariloche) para que se retomaran los vuelos luego de la erupción de un volcán (Puyehue) en junio de 2011.
El aeropuerto comenzó a operar con ceniza en la atmósfera. Si bien a nivel internacional, la recomendación siempre es la de no volar, se voló porque se podía determinar dónde estaban las cenizas y cómo estaban distribuidas en el espacio.
Inclusive, el Servicio Meteorológico Nacional incorporó la información del equipo Lidar a su reporte meteorológico Metar para los pilotos y por primera vez se permitió a distintas aerolíneas volar con presencia de cenizas volcánicas en la atmósfera.
Este invento se fue perfeccionando y obtuvo ahora en el prestigioso premio IB50K, del Instituto Balseiro, con la distinción como "Mejor aporte para el desarrollo del país", por el proyecto "Aerolidar", un prototipo de micro radar láser que detecta cenizas volcánicas en la atmósfera y permite identificar corredores aéreos seguros.
Ezequiel Pawelko, ingeniero en telecomunicaciones de Citedef (Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa) y Nadia Barreiro, licenciada en Ciencias Físicas, son quienes están detrás del innovador desarrollo del aparato fijo que se instala en los aeropuertos y del reciente modelo móvil, que permitirá ser instalado en cada avión para tener un mapa completo de la ceniza en suspensión y así fijar la mejor ruta de vuelo alternativa con el fin de esquivar la peligrosa nube.
"El Aerolidar es un prototipo de micro radar láser (mlidar) diseñado para la detección de cenizas volcánicas presentes en la atmósfera. Este aparato se desarrolla con tecnología láser de alta velocidad que permite identificar a las cenizas volcánicas y su distribución espacial en tiempo real", explicó a Infobae el ingeniero Pawelko, que desde 2008 está investigando las erupciones volcánicas en el sur del país y su impacto en la aviación.
En 2008 Pawelko desarrolló un radar lidar que permitió por primera vez la medición de la cantidad y distribución en tiempo y espacio de las cenizas volcánicas provenientes de la erupción del Chaitén.
"Allí se comenzó con el desarrollo del conocimiento científico en esta problemática. Cuatro años más tarde construimos el Lidar que se instaló en el aeropuerto de Bariloche con la erupción del Puyehue. Esa tecnología siguió evolucionando y ahora estamos en la búsqueda de inversores para el desarrollo del micro lidar que es más eficiente y móvil. Esta tecnología es muy costosa y por ello necesitamos financiamiento. El Gobierno apoyó el desarrollo del prototipo pero queremos que llegue al mercado", remarcó Pawelko, que tiene un doctorado en la Universidad Tecnológica Nacional.
Y agregó: "Este nuevo radar está diseñado para operar durante al menos 5 años, a diferencia de los anteriores que son operador-dependientes y requieren mantenimiento a diario. Usa principios físicos como polarización y fluorescencia que permiten identificar inequívocamente a las cenizas y a su vez cuantificarlas. Es además muchísimo más rápido que los anteriores y puede ser transportado".
El peligro de la cenizas volcánicas
Las cenizas resultan ser peligrosas para los aviones a causa de que pueden provocar el apagón de las turbinas, dañar e inhabilitar los parabrisas de la cabina de pilotaje, inducir fallas en el instrumental de vuelo, en los sistemas electrónicos y de comunicaciones, dañar el fuselaje y contaminar el aire en el interior del avión.
La recomendación al día de hoy por parte de las principales autoridades aeronáuticas y fabricantes de aviones es la de no volar en presencia de cenizas volcánicas. Esto se debe a que los radares electromagnéticos aeronáuticos o meteorológicos no son capaces de detectar las cenizas debido a su pequeño tamaño.
"Las cenizas son incompatibles con la aviación. Para resolver este problema es que se desarrolla el Aerolidar el cual esta basado en tecnología láser de alta velocidad que permite identificar a las cenizas volcánicas y su distribución espacial en tiempo real. El sistema se diseña para operar desde tierra o a bordo de aeronaves a fin de sondear el espacio aéreo en la dirección de vuelo", sostuvo el ingeniero.
"Las cenizas son incompatibles con la aviación. Para resolver este problema es que se desarrolla el Aerolidar el cual esta basado en tecnología láser de alta velocidad que permite identificar a las cenizas volcánicas y su distribución espacial en tiempo real. El sistema se diseña para operar desde tierra o a bordo de aeronaves a fin de sondear el espacio aéreo en la dirección de vuelo", sostuvo el ingeniero.
Con este instrumento será posible identificar corredores aéreos seguros y mejorar las operaciones aeronáuticas aún en atmosferas contaminadas. El producto se orienta a prestar valor a las aerolíneas, aeropuertos, organismos de gestión aeronáutica, fabricantes de aviones, organismos de la defensa nacional, servicios meteorológicos, organismos de investigación y desarrollo aeroespacial, gobiernos y grupos de interés.
La tercera experiencia volcánica que afrontaron los desarrolladores fue con la erupción del volcán Calbuco, en 2015.
"Gracias al trabajo desarrollado en 2008 y 2011, pudimos aportar nuestros conocimientos ante la erupción del Calbuco, lo que permitió a Bariloche operar su aeropuerto estando a sólo 100 km del volcán. Tenían el radar lidar y sabían como operarlo", enfatizó Pawelko, que remarcó la importancia de tener un radar fijo en cada aeropuerto y móvil en cada avión.
Tan importante es, que a diferencia de Bariloche, muchos aeropuertos de Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda debieron cerrar su espacio aéreo varias veces porque la ceniza del Calbuco dio la vuelta al mundo y era un peligro para los aviones.
Se estima que son unos 44.000 los aeropuertos que existen a nivel mundial. De ese total, 17.000 son estaciones comerciales. Además, existen hoy 24.000 aeronaves de más de 100 pasajeros vuelan actualmente. Y los expertos en aeronavegación estiman que ese número se duplicará en 20 años.
Pawelko recordó que uno de los eventos volcánicos más documentados fue el de Eyjafjallajökull, en Islandia, que erupcionó en 2010 y afectó el 75% de las operaciones aéreas en Europa.
Las pérdidas fueron por 8000 millones de dólares, afectó a más de 10.000.000 de personas y se cancelaron más de 10.000 vuelos.
El proyecto acaba de ser presentado en el Senado de la Nación (en la Comisión de Ciencia y Tecnología) con la intensión de ser Declararlo por Ley de "Interés Nacional". Con este impulso, el invento de Ezequiel y Nadia podría ser una realidad en todo el país y varias naciones del mundo.
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