Shenzhen, China (enviada especial). Llevamos algunos días en la China profunda, esa que no se nos parece, que nos hace sentir en otro planeta. Como a niños pequeños, nos asombra todo: el cartel, la comida, las calles, la gente.
Soy parte del grupo de periodistas especializados en tecnología, invitados por la empresa china Huawei a conocer el país y los desarrollos e inversiones que están realizando, en este caso, en tecnología de consumo. Nos avisan que nos tienen preparadas algunas sorpresas. Pero, hasta ahora, lo cierto es que todas lo han sido. La complejidad de los procesos que intervienen en la fabricación de un teléfono celular, en particular; y en el desarrollo de alta tecnología en general, son asombrosos, incluso para quienes nos dedicamos a esto.
También es impactante la dimensión, el peso y mística de la compañía en este país. Pregunto por el origen del nombre y me explican que se trata de un juego de palabras entre "Hua /juá/" y "wei /uei/" que resulta en algo así como "la empresa que trabaja para el bienestar de China."
Y allí están. La ciudad de Shenzhen, casi copada por la mega corporación global china, líder en telecomunicaciones y segunda en el mundo en fabricación de teléfonos celulares (a pesar de ser ésta una unidad de negocios "muy chica" en relación a lo que es el resto de la tecnológica).
Un edificio gigantesco al estilo Silicon Valley, el campus de las oficinas centrales, los centros de investigación y desarrollo, las fábricas, las sedes de control de calidad de producto; y hasta su universidad propia. Pero aún más, el hormiguero de empleados sincronizados y focalizados en dar vida al coloso.
La ciudad prohibida de Shenzhen
Ahora sí, llegó el momento de una de las novedades: tendremos la suerte de ser el primer grupo de periodistas latinoamericanos que irá a conocer un sitio que aún se mantenía en secreto: el "Ox Horn Campus" – o el "Pueblo de Europa", para los hispanoparlantes -.
Como en la Ciudad Prohibida de Pekín, desde aquí reinará el emperador. Porque ya sabemos que las grandes tecnológicas son hoy "los amos de universo" de este momento de la Historia, y China no es la excepción.
Lo paradójico es que, al ingresar, no nos sentimos en China. Parece que entramos a Europa ¿O tal vez a un parque temático de Disney? Todo es fastuoso, sobrenatural, perfecto.
El predio de 200 hectáreas se emplaza en las orillas del lago Songshan en Dongguan, Shenzhen; sureste de Cantón y 65 kilómetros al norte de Hong Kong.
La zona no permitía la instalación de fábricas por tratarse de una fuente natural de agua que abastece a la región. Pero sí se aprobó emplazar allí este campus, lleno de áreas verdes en las que se proyectaron 12 grandes edificios de oficinas con otros 40 satélites, todos interconectados con dos líneas de ferrocarriles eléctricos ultramodernos, uno comprado a Suiza y el otro a Japón.
La propiedad está dividida en 4 áreas de 12 bloques donde cada uno representa a una región de Europa. Entre ellas: Verona, París, Luxemburgo, Oxford, Borgoña. Por ejemplo, el edificio "París" está inspirado en la Ciudad internacional universitaria de París y fue especialmente acondicionado para congregar a los empleados de investigación y desarrollo. Es natural, los genios innovadores son los niños mimados en todas las tecnológicas; la gallina de los huevos de oro que marca la diferencia.
En este caso son muchos, Huawei es la empresa con el equipo de I+D más grande del mundo. Y rinde sus frutos: el año pasado fue la compañía que más patentes registró según la Oficina Europea de Patentes (OEP). 2.398 en total, lo que la dejó por encima de Siemens, LG, Samsung y la estadounidense Qualcomm. Lo que echa por tierra el prejuicio de que "en China solo se hacen copias de productos extranjeros".
En el libro "Exploradores", Tian Tao y Sin Zhifeng cuentan historias, vivencias y forma de pensar del equipo de investigación y desarrollo de Huawei. En uno de los pasajes del libro, uno de ellos confiesa que "muchos de mis compañeros pasan la noche trabajando en la oficina, incluso duermen allí para poder seguir trabajando ni bien se despierten."
Vivir para el trabajo y en el trabajo
El resto del staff también es conocido por su dedicación incondicional. Según mandan los números, deben estar contentos: la empresa tiene un índice de renuncia de solo el 5% (muy bajo para este nivel de demanda y competencia). Sun Yafang, presidenta de la junta directiva de Huawei, dijo una vez – en las memoria de la empresa de 2015 – que "cuando se desata una crisis, los trabajadores de Huawei corren a la oficina; mientras que los de otras empresas huyen." Algo que se vió durante el brote de la epidemia del ébola (2014); cuando los empleados chinos de Huawei fueron los únicos que se quedaron en los países afectados, pese a que todas las otras empresas habían evacuaban a su personal.
Para ellos, se construyeron en los alrededores del campus, 108 edificios de viviendas en los que se alojarán las familias de 25 mil empleados. "¿En tu edificio, todos son de Huawei?", le pregunto a una de nuestras acompañantes locales, y ella me responde solo con un gesto afirmativo y una sonrisa. Con el precio del metro cuadrado en estas zonas explosivas de China, el acceso a la vivienda propia ha pasado a ser el primer tema de preocupación entre los jóvenes, así que estarán felices de verlo resuelto.
La construcción de "Pueblo de Europa" comenzó en 2014, a un ritmo de trabajo de 24×365, como casi todo en China. Es decir, con 3 turnos rotativos de 8 horas. El exterior ya está terminado y ahora se trabaja en los detalles del interiorismo. La inauguración será a fines de este año.
¿El costo? No dan cifras oficiales pero se estima que algo de estas dimensiones no puede estar por debajo de los 1.700 millones de dólares.
"El que tiene plata hace lo que quiere" sentencia para sí mismo un colega peruano, mientras mira atónito el paisaje.
¿Por qué Europa?
Es la primera pregunta que surge, y que nos responden antes de formularla. "El sitio está inspirado en Europa porque consideramos que es el lugar del mundo con más experiencia empresarial. Fue el primer continente en ingresar en la revolución industrial y desde entonces lleva acumulados un sin fin de aprendizajes que nosotros queremos absorber", nos explican.
Absorta, me siento al lado de uno de los relaciones públicas de Huawei. Estamos en uno de los trenes insonoros que recorre la zona y desde allí vemos la magnificencia y el cambio de regiones. Pasamos por Borgoña, cruzamos el lago, luego Verona…
"No entiendo esto", le confieso. "Es espectacular, pero ¿Por qué no poner en valor lo chino? Son una cultura milenaria y estamos en aquí. ¿Por qué no retomar la idea de otro de los campus, con casas bajas de piedra y arquitectura china del sigo XVI?"
Su respuesta fue que son una empresa global, nacida en China, pero ciudadana del mundo. "En Pueblo de Europa quisimos crear un ambiente global que ofrezca sensación de paz, relajación y favorezca la cooperación entre los empleados de una compañía presente en 170 países", me explica con tono marketinero.
Yo sigo pegada a la ventana, atravesamos los parques, castillos y puentes de la mini Europa. De repente me viene a la cabeza la frase de Friedrich Hegel: "China tiene de peculiar el haberse desarrollado dentro de sí misma". Los tiempos cambian, y el mundo también.
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