A pocos metros de la cápsula con la que viajará por primera vez al espacio el astronauta Victor Glover, y con la honestidad e inocencia de un novato, no pudo más frente a la prensa y resumió la emoción que se respira en la sede de SpaceX: "¿Escuchan todo ese ruido al fondo? Eso es que están pasando cosas increíbles".
Ese ruido era el de decenas de ingenieros que seguían trabajando en un enorme hangar de SpaceX situado en la ciudad californiana de Hawthorne (EE.UU.), mientras Glover y sus compañeros Doug Hurley, Bob Behnken y Mike Hopkins se presentaron esta semana ante los medios como los protagonistas del gran e inminente desafío de la compañía aeroespacial fundada por Elon Musk: llevar astronautas al espacio.
SpaceX y Boeing fueron las dos empresas seleccionadas por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) para recuperar los viajes al espacio desde suelo estadounidense por medio de la colaboración entre el sector público y privado.
Desde 2011, año en que la NASA finalizó el lanzamiento de sus transbordadores, EE.UU. ha tenido que recurrir a la Soyuz rusa para enviar astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI), un mal negocio por el que pagaba a Moscú unos 80 millones dólares por asiento y, también, una situación engorrosa para una potencia muy orgullosa de su historia espacial y de haber sido la única en pisar la Luna.
Bajo un contrato con la NASA por el que recibirá 2.600 millones de dólares, el plan de SpaceX para su nave conocida como Crew Dragon o Dragon 2 cuenta con dos fases.
En noviembre está previsto que se lleve a cabo un vuelo de prueba de la Crew Dragon sin tripulantes. Si todo va según lo previsto, en abril de 2019 Bob Behnken y Doug Hurley serán los primeros astronautas en alcanzar el espacio con la nave de SpaceX, mientras que Mike Hopkins y Victor Glover serán después los primeros que lleguen a la EEI para una misión de larga duración.
Los seis vuelos operacionales de la tripulación que SpaceX ha contratado con la NASA comenzarán en algún momento después de eso, una vez que la agencia espacial haya terminado de certificar el vehículo.
El gigante aeroespacial Boeing también está desarrollando una nave bajo un contrato de tripulación comercial de la NASA. La cápsula de Boeing, la CST-100 Starliner, realizará su primer vuelo de prueba sin tripulación a fines de 2018 o principios de 2019 y transportará astronautas por primera vez a mediados de 2019.
Nueva tecnología desarrollada
En Hawthorne, la ciudad californiana de la que brotaron las soleadas y chispeantes melodías de The Beach Boys, un cohete Falcon 9 en desuso de SpaceX da la bienvenida a quienes se adentran en sus instalaciones.
SpaceX invitó esta semana a los medios de comunicación a que conocieran, por ejemplo, el simulador en el que entrenan los astronautas, una réplica prácticamente exacta de la Crew Dragon, en la que se ensayan desde situaciones rutinarias a catástrofes que pudieran ocurrir en el espacio.
Y entre estrictos requisitos de la compañía sobre lo que se podía o no grabar o de lo que se podía o no reportar, un secretismo comprensible en misiones con tanto en juego, los cuatro astronautas de la NASA que volarán con SpaceX contaron algunos detalles de su trabajo.
Así, explicaron que frente a la Soyuz, una nave "muy fiable" pero con "tecnología vieja", la Crew Dragon tiene como ventaja que ha sido diseñada "desde cero" con los avances científicos más recientes.
El simulador que pudieron visitar los periodistas resultaba, a primera vista, bastante espacioso y contaba con cuatro asientos personalizados, amplias ventanas y una pantalla superior. La nave espacial puede acomodar a siete pasajeros, aunque un máximo de cuatro volará en las misiones contratadas de la NASA.
El proyecto es tan innovador que en el desarrollo del traje han participado los astronautas, quienes destacaron que SpaceX ha logrado una vestimenta "más cómoda" y que el casco, fabricado por impresión en 3D, es "muy ligero".
Controles de pantalla táctil
Si bien la nueva cápsula Crew Dragon es un vehículo autónomo, las primeras misiones serán controlada desde la Tierra. Por lo tanto, los comandantes y pilotos de la nave no harán mucho vuelo activo durante las misiones hacia y desde el ISS, si todo va según lo previsto.
Pero cuando los astronautas toman la posta, la experiencia será más comparable a tocar un iPad que volar un transbordador espacial o un avión de combate. Los controles e información de vuelo de Crew Dragon están dispuestos en tres pantallas táctiles grandes frente al comandante y el piloto, como se puede ver en estas fotos del simulador de cabina del vehículo (pantallas táctiles compatibles con los guantes del traje SpaceX).
Una palanca en el centro de la pantalla activa el sistema de escape de Crew Dragon, que está diseñado para proteger a los astronautas en caso de una emergencia durante el lanzamiento o en cualquier otra fase del viaje a la órbita. Algo clave que no tienen los lanzadores actuales y que hubiese sido indispensable para evitar la pérdida de 7 astronautas cuando explotó el transbordador Challenger en 1986.
Ese sistema de escape funciona con ocho motores SuperDraco, que están integrados en la pared de la cápsula. Una cámara de motor SuperDraco, que SpaceX fabrica usando impresión 3D, también estuvo en exhibición en el día de los medios
"No vamos a volar hasta que estemos preparados para hacerlo de forma segura", aseguró de forma tajante la presidenta de SpaceX, Gwynne Shotwell.
"La seguridad va a ser nuestra preocupación primordial. Queremos hacer todo lo que necesitamos hacer para demostrar que este vehículo es capaz de llevar astronautas desde suelo estadounidense tan a menudo como la NASA nos permita hacerlo", añadió.
Sobre los retrasos de SpaceX en el pasado, Shotwell mencionó con ironía que "predecir fechas de lanzamiento puede convertir en mentirosos a los mejores de nosotros". "Espero no ser prueba de ello esta vez", agregó Shotwell, quien, acerca del beneficio de SpaceX en este contrato, indicó que no será un encargo "con pérdidas" para la compañía.
Vestidos con trajes azules, los astronautas mostraron su entusiasmo. "Poder volar en el primer vuelo de un vehículo como piloto de pruebas es una oportunidad que sucede una vez por generación, así que obviamente estoy muy agradecido", dijo Doug Hurley. "Pero también tenemos mucho trabajo por hacer", añadió.
Y el debutante Victor Glover, el único de los cuatro que no ha estado aún en el espacio, sintetizó su ilusión: "Lo que más ansío, y probablemente es un cliché, es la experiencia completa, porque mi primera semana en el espacio será mi 'primera-primera' semana en el espacio. Todo lo que consiga hacer será la primera vez que lo haga en órbita, así que tengo muchas ganas de todo el viaje".
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