"Investigar o morir", el nuevo imperativo para innovar

REDMOND, EE.UU. (enviada especial) "Empujar los límites, ese es nuestro objetivo", le dice Rico Malvar, jefe científico e ingeniero distinguido de Microsoft Research a Infobae en uno de los pasillos del campus central de la compañía, cerca de Seattle, al norte de la costa oeste de los EE.UU.

Durante la recorrida por el campus, se presentaron stands preparados especialmente para mostrarles a un grupo de periodistas de distintas partes del mundo, en qué trabajan algunos de sus equipos de investigación. A pesar de estar especializados en tecnología, era preciso prestar mucha atención para poder comprender lo que estudian y su posible impacto en la vida real. Los temas son complejos, futuristas y muy diferentes entre sí.

El campus permite a sus visitantes sentirse en otro planeta, en otra realidad. Un parque de varias hectáreas de bosques otoñales y, en el medio, edificios bajos y cinco estrellas por fuera y por dentro. Esos lugares que dan envidia: gente súper inteligente y formada, investigando los temas que le interesan, sin presiones de plazos y con enormes recursos de todo tipo.

Los grupos son muy heterogéneos e interdisciplinarios. Hombres y mujeres que provienen de la física, matemáticas, ciencias de la computación, psicología, medicina, sociología, diseño. Hay algo que los empareja: todos tienen títulos de doctorado.

"Tener un PhD es uno de los requisitos para poder estar acá, aunque podría haber una excepción. Tenemos personas con títulos en varias áreas, incluyendo psicología y medicina. Esto se debe no solo a una necesidad de entender los problemas (médicos, humanos, sociales) que la computación busca resolver, sino porque las interfaces son más humanas, entonces debemos empezar por comprender a los humanos. La psicología y la sociología se están volviendo cada vez más importantes para el desarrollo de tecnología", afirmó uno de los directivos del lugar.

Microsoft Research está integrado por casi 60 grupos de investigación en 11 localidades repartidas por el mundo (como Bangalore, Pekín, Cambridge, Massachusetts, Mountain View, Redmond, San Francisco). "Tratamos de estar lo más abajo posible para dar a los investigadores la libertad de inventar cosas. Ellos construyen equipos, hacemos hackatones en el verano; la mayoría de las veces ellos mismos crean nuevos grupos".

Malvar cuenta también que trabajan con el foco puesto en producir avances científicos, y que la palabra "Microsoft" no figura en su día a día. "Hacemos ciencia, luego, si logramos arribar a buenos resultados y estos pueden aplicarse a productos que desarrolla la compañía, bienvenido sea porque ellos son quienes pagan las cuentas".

Están cómodos y tranquilos, saben que, al final día, los miman porque el futuro y liderazgo de la marca está ligado a su habilidad de acompañar (o estar un paso adelante) de los avances científicos y tecnológicos.

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El departamento de investigación de Microsoft tiene la particularidad de ser un verdadero laboratorio de investigación, algo poco usual en una empresa privada. Trabajan de modo abierto y dividen sus fichas en apuestas de lo más diversas: "Nunca se sabe qué áreas vas a necesitar en el futuro", explica Malvar. "Inteligencia artificial, sistemas, procesamiento de medios, gráficos de computadora….todo es necesario, no sólo la inteligencia artificial por sí misma".

Al usar el método científico, pueden publicar y promover plataformas conjuntas con la Academia. Esto derivó en experiencias interesantes como, por ejemplo, el modo en el que el proyecto Worldwide Telescope logró generar avances en astronomía. Asimismo, algunas de sus investigaciones sobre genoma terminaron por trascender el mundo de la computación.
Se trata de cientos de proyectos simultáneos que toman tiempo en avanzar pero que están bajo la política de publicar casi todo el material de las conclusiones a las que arriban.

Malvar confiesa: "Nos sentimos felices si el 10% de las investigaciones que hacemos resultan exitosas. Es más, pocas veces logramos alcanzar ese porcentaje". Ese porcentaje, que para la opinión pública parece tan bajo, sorprende: "Te cambio el foco porque nosotros lo vemos así: los investigadores ocupamos nuestro tiempo y esfuerzo en investigar, en estar un paso adelante – a veces ni siquiera podemos saber cuánto -. Luego, el día que desde Microsoft nos avisan que están por lanzar un nuevo producto, si desde nuestra área vemos que no tenemos nada para aportarles, ahí sentimos que nos perdimos una oportunidad de aplicar las cosas que investigamos".

En la práctica, la mayoría de los avances que vimos en Office, Windows, Azure, SQL, Bing y los servicios cognitivos, vinieron de Investigación.

Más allá de la ley Moore

La idea de la Ley de Moore – de que la cantidad de transistores en un chip se duplica cada año y medio – se utiliza muy a menudo para expresar el avance exponencial de la tecnología. Pero para Malvar, las cosas están por cambiar: "Primero era la Ley de Moore, pero eso va a terminar pronto. Cuando se llega a 8 mil millones de transistores, se vuelve demasiado costoso. Ahí el obstáculo será más económico que físico. Debido a esto, tendremos que inventar nuevos chips y nuevas arquitecturas.

"Cuando Microsoft Research comenzó, las cosas se movían rápido, ahora se mueven aún más velozmente. Hay áreas de investigación en evolución y los periodistas presentes son testigos privilegiados de factores muy interesantes que ocurren". Y agrega: "Acordate de algo, mientras que los viejos trabajos consistían en manipular cosas, los nuevos trabajos van a tener que ver con manipular (tratar con) información". Ciertamente, es fascinante escucharlo.

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En clave local

Cuando se regresa de aquel "primer mundo y en el primer mundo", que es ese campus en Redmond, y, ya con los pies puestos en la Argentina, lo que no deja de llamar la atención son los números: en los últimos 3 años fiscales, Microsoft invirtió un total de 37 mil millones de dólares en investigación y desarrollo (I+D). Su presupuesto de I+D por poco triplica al de la Argentina. Según el último informe de la UNESCO, nuestro país destina unos U$S 3.300 millones a I+D al año (0,6% del PBI); Microsoft invierte al menos U$S 12 mil millones (el 13% de los ingresos).

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De regresom se entrevistó en los estudios de Infobae a Ezequiel Glinsky, Director de Nuevos Negocios en Microsoft. Se buscaba la mirada local, fuera de aquel universo casi idílico de los claustros de Redmond.

— En estos tiempos ¿Cuán importante es para una compañía apostar a la investigación y a la innovación?

— Creo que son puntos fundamentales. La investigación y la innovación son un verdadero diferencial. Cuando miramos la aceleración, la velocidad del cambio – y no solo el aspecto tecnológico sino también el cultural –vemos que la investigación, el desarrollo y la innovación se vuelven tareas centrales.

— Innovación e investigación: dos aspectos que parecen ir de la mano. Hoy se reza la frase "Innovar o morir". Pero para innovar realmente, ¿primero hay que investigar?

— Está buenísimo. La mirada que tenemos nosotros es de integrar la investigación en el ciclo de desarrollo de productos. Entonces como primer punto – asociado a lo que mencionabas vos – es importante considerar a la investigación como una parte del desarrollo completo de la innovación. De ahí la apuesta a contar con gente, grupos de desarrollo, enfocados específicamente en investigación en nuestros campus alrededor del mundo. Más de 8 mil en temas específicos de inteligencia artificial y machine learning. Muchas de las soluciones, de los productos que lanzamos en el mercado tienen integradas distintas partes de investigación que se han incorporado a lo largo del desarrollo de estos productos y soluciones.

— En la visita de Infobae al campus en Redmond (EE.UU), el director de investigación contaba que solo el 10% de las investigaciones finalmente se traducen en productos para el mercado. Esos números convierten a la investigación en una apuesta que hay que estar muy convencidos de sostener.

— Totalmente. La investigación es una apuesta necesaria pero valiente. Nosotros abrimos el área de investigación hace 27 años, en otro momento de la empresa, otro momento del mundo, otro momento de la realidad tecnológica, ahí sí que fue realmente audaz. Hoy tiene mucho más sentido y se ve más claramente la necesidad de hacer investigación. Pero en aquel año (1991) cuando Bill Gates, el entonces CEO de la empresa y fundador de Microsoft, se reúne con Rick Rashid, quien comenzó a dirigir el área de investigación y con quien en ese momento era el director de tecnología, Nathan Myrvold. Allí discutieron justamente esto porque vieron la velocidad del cambio y la aceleración que estaba teniendo el mundo tecnológico. Entonces definieron que este equipo de investigación – multidisciplinario y esto es algo que destaco porque es fundamental hoy – era necesario no solo para anticiparte sino para crear los avances que necesitábamos.

— ¿Cuáles son los principales puntos que se están investigando?

— Te hablaría de dos o tres: inteligencia artificial, es algo central. También la computación cuántica es una muy interesante, hoy suena mucho a ciencia ficción pero es un avance que realmente va a ser revolucionario. Y tercero, realidad aumentada o realidad mixta, otro punto bien interesante que creemos va a transformar la manera en la que interactuamos con el mundo en los próximos años.

— ¿Cómo es la dinámica dentro de los equipos de investigación, tanto en la conformación como las exigencias que se le hacen?

— Claramente los plazos y las exigencias son distintos a los de un grupo de desarrollo de producto. Como tuviste la oportunidad de ver, en nuestro campus los lapsos de investigación suelen ser más amplios, más largos. Justamente porque trabajan sobre desafíos menos entendidos. Suelen ser equipos sumamente interdisciplinarios, vas a tener gente de matemática, de física, de química, y por supuesto de ingeniería, ciencias de la computación y distintos tipos de ingeniería en general.

Y lo otro bien interesante es que son muy multiculturales, hay gente de todo el mundo, por supuesto también de Latinoamérica y mucha de Argentina que trabaja, no solo allí, sino también con intercambios. Los intercambios son como los de las universidades o los centros de investigación de primera línea. Se trata de experiencias muy valiosas que permiten ver el mundo de una forma distinta. Luego, pueden trasladar esa apertura mental, entropía y heterogeneidad a la investigación. Es muy rico e interesante.

— Y hace pensar también cuán importante sería trasladar estas apuestas a un proyecto de país. Sobre todo en esta nueva era del conocimiento en la que se está.

— Fundamental. Sobre todo cuando miramos Argentina, que siempre ha sido y somos un país que se caracteriza por la creatividad, inteligencia y el espíritu emprendedor. Todas características que hoy en el mundo, no solo en el tecnológico, son muy valoradas.

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