Silvia Flores, de Cooperativa La Juanita: "Rechazamos los planes y nos pusimos a trabajar por nuestros sueños"

El emprendimiento productivo y educativo del barrio La Juanita en La Matanza es un ejemplo de innovación con impacto social. “El piquete es una herramienta desgastada. Innovar y trabajar es nuestra manera de protestar” afirma su directora ejecutiva, Silvia Flores, en una emotiva entrevista con Infobae

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Es viernes al mediodía y hace mucho calor. Salgo de cubrir una reunión de inversores de Silicon Valley y me subo al taxi que me lleva a Laferrere para ver cómo innovan desde la Cooperativa La Juanita. Dos universos opuestos en un mismo día.

Allí me espera Silvia Flores, su directora ejecutiva. A ella también la conocí en un evento de Endeavor. Era una de los oradores. Contó su historia llena de obstáculos y de lucha que, sin embargo, desbordaba pasión y optimismo. "Tenemos que mostrar lo que hace, contagiarnos con su energía", pensé; y allí fuimos.

El emprendimiento de La Juanita se sustenta en gran parte por los pan dulces que elaboran
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Llegamos muy a pesar del taxista, a quien no le gusta llevarme "a ese barrio". Estoy consciente de que pedí la entrevista en la peor época del año. La cooperativa se sostiene, en mayor medida, gracias a la venta del pan dulce que fabrican allí. Con receta de Maru Botana y diseño de envoltorio de Martín Churba, el producto final es interesante.. y delicioso.

Están en plena producción, trabajan a contrarreloj. Para estas fiestas preparan la entrega de 11 mil kilos. Sin embargo nos reciben como generosidad y dedicación. También con pan dulce (claro) y con los mates de Doña Celia, los mejores que tomé en mi vida.

Silvia tiene siempre una sonrisa. Es cálida pero a la vez inspira un fuerte respeto en el resto. "Es divina, pero te hace estudiar sí o sí. Nos estimula todo el tiempo a terminar los estudios y a formarnos", me cuentan. Está convencida de que la educación es indispensable para la transformación, y no lo negocia. Para estar ahí hay que estudiar y al más alto nivel de las capacidades de cada uno.

Silvia Flores, explica a Infobae cómo comenzó el proyecto solidario
Silvia Flores, explica a Infobae cómo comenzó el proyecto solidario

"Mirá, él es cordobés, como vos. Tiene una historia muy dura. Era un chico de la calle y ahora está por recibirse de profesor de Historia en la Universidad", me dice Silvia mientras me presenta a Fabián. El joven, ataviado de cocinero, me cuenta cómo logró salir adelante. "Tuve algunos ´pequeños inconvenientes´ en mi vida, por suerte acá me dieron una oportunidad para cambiar mi realidad. Una vez que transformás tu vida no querés más volver a lo otro."

La huella de una gigante

A diferencia de su padre, Héctor "Toti" Flores – ex líder piquetero y actual diputado nacional -, a Silvia no le interesa la política partidaria. "Me llaman todo el tiempo para meterme en política", me confiesa, "pero mi misión está acá, haciendo esto que hago".

Recorremos todas las instalaciones: el jardín de infantes, la oficina de empleo, la de emprendedores y microcréditos, el futuro potrero digital, el call center, la panadería, el taller textil, la escuela de oficios y el lugar en el que, pronto, funcionará la escuela primaria.

Varias actividades dirigidas por Silvia lograron éxito, luego de superar algunos problemas
Varias actividades dirigidas por Silvia lograron éxito, luego de superar algunos problemas

Silvia bajita pero se mueve entre la gente con el talante de una giganta. Compartimos una charla más íntima, hablamos sobre la maternidad, la pobreza, la niñez, la violencia, los prejuicios, la actualidad del país, la política, etc.. Claramente es una persona distinta, especial.

— Silvia: muchas gracias por recibirnos en esta que es tu casa. ¿Cómo se pueden usar la innovación y las ideas para generar trabajo y nuevas oportunidades?

-En el caso nuestro empezó por necesidad. No teníamos mucha opción: o nos poníamos a innovar o teníamos que irnos a casa a llorar porque no había trabajo, no había posibilidades. Pero en la articulación con otros sectores de la sociedad, pudimos generar grandes cosas. Cuando uno tiene una idea y otro que te apoya, en ese camino se pueden cumplir grandísimos sueños.

-¿Cómo fue ese camino?

Fracasamos en muchas oportunidades, nos fundimos varias veces, y así nos fuimos dando cuenta de la importancia que tenía el trabajo con otros sectores de la sociedad. A partir de ahí no paramos de construir. Teníamos nuestra panadería, nuestro taller textil, un gabinete de reciclado de computadoras.

También está aquí el jardín de infantes que opera con una metodología muy particular: es un sistema totalmente gratuito, no se les cobra absolutamente nada, proveemos hasta los uniformes, materiales didácticos, merienda, todo. Pero sí se les "cobra" la participación activa de un adulto responsable por cada niño que tiene que cumplir tareas de auxiliar, como esta mamá que estás viendo que está sirviendo la merienda en este momento. Y lo que hacemos con las mamás, durante todo el año, es acompañarlas para que puedan cumplir sus sueños.

Pronto seremos el primer jardín gratuito de jornada completa de la zona y esperamos la habilitación para inaugurar la primaria. Estos son parte de los sueños que fuimos haciendo realidad gracias a la venta de este pan dulce.

El potrero digital ofrecerá oportunidades a muchos jóvenes
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-¿Cómo fue, salir del barrio y abrir vínculos comerciales con otros sectores de la sociedad?

Nosotros tuvimos la habilidad de transitar los prejuicios. Recorrimos ese camino con Maru Botana, con Martín Churba, con Juan José Campanella. Generamos este producto que para nosotros es mucho más que un pan dulce. Es la posibilidad de mostrar que podemos vivir con dignidad, que podemos generar proyectos súper enormes en lugares súper pequeños y con un montón de carencias como La Juanita, pero con personas con muchas ganas de salir adelante. La integración social permite que estos proyectos se fomenten, se escuchen y sean sustentables.

— Por ejemplo Maru Botana, qué idea les aportó y cómo transformó el proyecto.

—Maru Botana nos dio la receta de su pan dulce. Siempre contamos una parte de la historia: cuando nos conocimos Maru pensó que le íbamos a pedir plata, máquinas, insumos, y dijo "yo no tengo nada de eso". Le dijimos "no queremos donaciones, queremos tu receta y que confíes en nosotros". Entonces nos dio la receta de su pan dulce, vinimos a La Juanita, nos pusimos a producir. A los primeros kilos los tirábamos, pensábamos que estaban mal porque a este pan dulce nunca lo habíamos comido, nosotros conocíamos el barato, el que es amarillo, inflado. Después de varios kilos en la basura, que encima eran carísimos, le dijimos: Maru, perdón pero no nos sale el pan dulce, nos sale esto.´ Y Maru respondió Pero si éste es mi pan dulce, ¡está perfecto!´. Así empezó este proyecto. Hoy comemos este pan dulce y no queremos volver a comer el barato."

Pero yo quiero que veas que lo importante para nosotros fue que Maru, no solo nos dio una receta, sino que nos dio su confianza. No nos dio lo que lo sobraba, nos dio lo mejor que tenía que es la confianza en que podíamos generar – en este lugar chiquito, con máquinas muy pequeñitas – un producto de primerísima calidad que sea reconocido casi en el mundo, porque nos compran empresas importantísimas del países y del multinacionales.

— Y después vino Martín Churba…

— Y después vino Martín en todo el diseño del packaging. Que también era muy entretenido porque hacíamos (y seguimos haciendo) un packaging, que era a mano, artesanal, con un fibrón y unas pintitas de colores tornasolados, quedaba precioso. Se lo mostramos a Maru y nos dijo "está perfecto". Cuando volvimos a La Juanita nos pusimos a producir y no había manera, no salía igual nunca, siempre algo salía distinto. Así que volvimos a hablar con Maru; pensamos que se iba a enojar, que iba a creer que no queríamos trabajar. Ahí aprendimos que lo que nosotros creíamos que era un dibujo que siempre salía distinto (y por ende mal) en realidad se llama "diseños exclusivos". "Lo que no te sale igual se llama diseño exclusivo y se vende más caro" nos explicó Maru. Volvimos a La Juanita pensando: "es imposible, cómo se va a vender más caro".

Por supuesto en nuestro barrio no se lo vendíamos a nadie, pero en otros sectores de la sociedad les interesa la cuestión artesanal, el "diseño inclusivo" así que lo vendimos súper bien.

Y a partir de ahí se sumó Martín Churba también en el diseño del packaging. Y empezamos a transitar este camino que es un camino de ida. Hace 11 años que sostenemos esta campaña del pan dulce que ha logrado cumplir grandísimos sueños para nuestros vecinos del barrio y hoy estamos viviendo mucho mejor a partir de este proyecto.

La filosofía de protesta es trabajar y demostrar que, si no gusta lo que está pasando, deben hacer algo para cambiarlo
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— Ni piquete, ni violencia, ni corte de calles.. ¿Cuál es la manera más efectiva para hacer llegar los reclamos de los sectores más postergados de la sociedad?

— Nosotros siempre decimos que nuestra manera de protestar es ponernos a trabajar y demostrar que, si no nos gusta lo que está pasando, tenemos que hacer algo para cambiarlo. Hoy el piquete es una herramienta que está desgastada, que no tiene el consenso de la sociedad por lo tanto hay que buscar otras formas. Así que ésta es la que encontramos nosotros y nos da excelentísimos resultados.

-¿Por qué?

-Porque sentimos que no nos sentamos a esperar a que nos lluevan las soluciones, sino que salimos a construirlas.

-¿Y qué consiguieron hasta ahora?

-Este pan dulce nos ha permitido capacitar a más de 7 mil personas en cursos de oficios, comprar el espacio donde funcionan nuestros emprendimientos productivos, sostener los sueldos de nuestros docentes de jardín, mantener el kilo de pan a $10. Todos los años vamos renovando, este año 250 familias comieron el pan social gracias al excedente de este pan dulce y este año es muy particular porque vamos a hacer un potrero digital. Ya sacamos el crédito y lo estamos construyendo, así que tenemos que vender mucho pan dulce para poder pagarlo.

"Uno puede pasar la vida quejándose y llorando por lo que le falta o salir a integrarse y transitar prejuicios. Recorrer este camino no es fácil pero tiene enormes satisfacciones."

El camino no es fácil, todo el tiempo tenés piedras en el camino pero estamos muy felices y muy orgullosos de todo lo que hemos transitado.

-Estamos en un mundo en donde la tecnología es parte de la alfabetización. ¿Cómo se piensan en esta realidad que será cada vez más determinante?

-Sí, totalmente. Nuestro potrero digital va a poder contener a chicos en situación de riesgo, a adultos que no tienen acercamiento a la tecnología y por qué no, cumplir el sueño de muchas personas de trabajar con una computadora. Por ejemplo, un albañil que ya tiene la cintura a la miseria y no puede hacer trabajos de fuerza, con esto puede tener la oportunidad de no quedarse afuera de esos nuevos oficios que son tan importantes para el mundo.

Sabemos que en La Juanita hay gente con muchísima capacidad que necesitan poder explotarlas. Así que el potrero digital nos va a brindar esa oportunidad. Nos ayuda Juan José Campanella, una excelentísima persona, que igual que nosotros cree que no podemos sentarnos a esperar, que hay que salir a hacer y a construir. Así que vamos a construcción del potrero digital que nos va a permitir el contacto y la apertura de puertas a un montón de empresas – no solo del país, sino del mundo -. El objetivo es que sea un espacio de contención donde los chicos y adultos que vienen a aprender y, a su vez, crear un semillero de mano de obra que pueda vender servicios digitales al mundo.

— Y en tu experiencia ¿Cuáles son las herramientas para construir un futuro mejor?

— Yo creo que tiene que ver con algo contracultural. Toda la vida nos dijeron que teníamos que agachar la cabeza, hacer lo que el sistema decía. Nosotros intentamos todo el tiempo innovar, generar acciones que nos hagan sentir que algo estamos haciendo para no vivir quejándonos.
Y sobre todo una cuestión que es muy importante que tiene que ver con sentirse digno. Sentir que uno está en ese camino, que es de ida y que no tiene vuelta atrás. Cuando uno sabe que se pueden hacer las cosas de otra manera, que puede vivir distinto, nunca más quiere volver a vivir como antes. Hoy, sentimos que la tarea ya no es solo lograr una vida digna para nosotros, sino comunicar esta experiencia y que esto se replique en todo el país. Eso es lo que nos motiva, lo que nos ayuda a levantarnos todas las mañanas a pesar de las dificultades, las cuestiones económicas, los contextos.

La Juanita tendrá el primer jardín gratuito de jornada completa de la zona y esperamos la habilitación para inaugurar la primaria
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– ¿La educación es la base?

-Absolutamente. Si tuviera que simplificarlo te diría: primero educación. Luego levantarles la autoestima, porque hay gente que llega resignada, que siente que no merece mejorar – y en eso la educación ayuda muchísimo también -. Sentirse dignos con su trabajo, la pertenencia a una comunidad que los ayuda y a la que ayudan, hacerlos partes del sistema (Silvia dedicó mucho esfuerzo a llevar bancos y cajeros a la zona y a bancarizar a la gente del barrio). Es cierto lo que te dijo Fabián, cuando a la gente le das a oportunidad y las herramientas para mejorar su vida, no dan marcha atrás.

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Nos vamos de La Juanita distintos a como llegamos. Había tanto talento e innovación ahí, como en la charla de los emprendedores de Silicon Valley. Finalmente, algo une a estos dos mundos opuestos. Solo en que en el segundo partieron de un reparto desigual del que se rebelan en cada amanecer, hasta que cae el sol… y más allá.

"En esta Navidad, desde la Juanita, deseamos de corazón que todos
tengan las mismas oportunidades para seguir construyendo el país en el que todos queremos vivir", les desea Silvia a ustedes, nuestros lectores, antes de despedirnos.

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