Toomas-Hendrik Ilves no es un político más. Es un personaje muy particular, distinto y único, formado en las mejores universidades de los Estados Unidos.
Llamativamente humilde y abierto al diálogo, adopta una actitud modesta cuando se le pregunta sobre su página en la historia de la transformación de su país: Estonia.
En una entrevista exclusiva, Infobae conversó con el líder que ayudó a transformar una república detenida en el tiempo en una potencia tecnología mundial.
-Usted es una pieza clave de la transformación en su país. ¿Cómo fue posible este cambio?
-Es una larga historia. Al menos mi rol, en 1993, 1994 y 1995 en el comienzo. Estonia era muy pobre y yo estaba muy preocupado sobre cómo es que lo lograríamos en el mundo. Mi motivación era que en 1938, el año antes de la guerra en Europa, Estonia y Finlandia tenían el mismo PBI per cápita. Cuando nos volvimos independientes en 1991, Finlandia tenía un PBI per cápita 13 veces superior al nuestro, así que, claramente el comunismo no fue algo positivo para nosotros. Yo pensaba que parte del éxito de Finlandia era que había entrado en el mundo IT. Nokia, en ese momento, era el teléfono más vendido, habían proliferado las compañías de telefonía celular y de software. Entonces lo que hicimos fue poner a todas las escuelas de Estonia online; y eso realmente funcionó. Eso fue por 1998, 1999 y la idea entonces fue hacer que los niños supieran usar las computadoras. En el mismo período vimos muy claramente la importancia de que cada escuela tuviera un laboratorio con computadoras, que a su vez abríamos a la comunidad para que la gente pudiera aprender a usarlas. Pero eso fue solo el comienzo, el trabajo inicial para que la gente se acostumbre a una sociedad digital. No es que supiéramos en 1994 realmente la dimensión de lo que estábamos haciendo, pero fuimos hacia adelante.
-¿Cómo surge la idea de crear una identidad digital para todos los ciudadanos? ¿Cómo lograron transformarla en un sistema exitoso?
-En 1999 – 2000 ya tenía una idea bastante cierta de que hay ciertos elementos clave que tenés que solucionar si querés contar con algún tipo de comunicación segura. También para poder acceder a ciertos servicios hay que tener una identidad digital. Así que creamos una identidad digital, pero la hicimos obligatoria. Porque esto es como el comportamiento económico. Si la provees, como vemos en la mayoría de los países en Europa y todos lo hacen ahora, si es voluntario solo entre el 15% y el 20% de la población se preocupa por sacar su identidad digital. Si no es obligatorio el sector público no se preocupa realmente por proveer servicios online y, lo mismo ocurre con el sector privado que piensa 'por qué habría de gastar dinero en desarrollar algo si sólo el 18% de la población puede usarlo'. Así que toda la gente en Estonia pasó a tener una identidad digital única y obligatoria, lo que nos permitió tener a todos los ciudadanos online. Allí comenzamos a desarrollar servicios digitales. Primero fueron los impuestos; eso fue fácil, simple y fue popular porque uno puede hacer los trámites de manera más eficiente que si hay que moverse hasta las oficinas del gobierno.
Al gobierno por supuesto siempre le gusta tener cosas eficientes para trabajar mejor pero, para que funcione, tenés que brindarle a la gente servicios que gusten. Entonces teníamos, por ejemplo, recetas digitales. Eso significa que si vas a ver un doctor, te prepara la receta en un sistema computarizado, y podés ir a cualquier farmacia del país y retirar el remedio. Se vuelve aún más fácil cuando tenés que revalidar tu receta porque no tenés que ir al médico de nuevo para conseguir un pedazo de papel, sino solamente llamarlo o mandarle un email y él lo hace al momento.
Comenzamos de esta manera hasta llegar a un punto, como el actual, en el que solo hay 3 interacciones con el estado que aún hay que hacer físicamente, en persona. La primera es casarse, la segunda es la transferencia de un inmueble; si querés vender una casa tenés que presentarte y hacerlo con el notario. La tercera, por supuesto, además de casarte, es divorciarte; tenés que presentarte.
Sería bueno que la gente en política aprenda más sobre ciencia y digitalización. Eso ayudaría
¿Está a favor del voto electrónico?
Es que el nuestro no es un voto electrónico, no lo llamamos así porque ciertamente en ninguna instancia hacemos que la información se cargue en una máquina, presionando un botón. De ninguna manera lo haríamos así porque esa es la forma en que luego se hackea y ocurren todos los problemas que vemos con el voto electrónico en el mundo. Lo que nosotros tenemos es lo que llamamos "I Voting" (voto digital) que va por un sistema con conexiones super seguras, con doble factor de autenticación online. Sabemos que esto sí es mucho más seguro que el voto en papel, mucho más difícil de manipular. Así que sí, lo tenemos implementado desde 2005. Ya celebramos 11 elecciones – nacionales, locales, también el Parlamento Europeo – todo online. Lo que notamos también es que después de las 2 o 3 primeros citas electorales, la clase de preocupaciones que había acerca de que la gente que votaría por Internet serían aquellos más jóvenes, de centroizquierda, o de las ciudades, fue cierta. Pero luego vimos que la cosa se equilibró y que el tipo de gente que elije votar por Internet, desde su casa, es equivalente a los que van a votar físicamente.
-¿Por qué decidieron declarar el acceso a Internet como un "derecho humano"? ¿Cuál es la concepción detrás de eso?
Bueno, a eso en realidad lo hicimos por cuestiones domésticas. Para asegurarnos que todos – tantos desde los distintos organismos del estado, como desde el sector público – trabajen para que todos puedan acceder. Si uno dice que es un derecho humano, eso los fuerza y obliga a tener que desarrollar buenas conexiones que además lleguen a sectores más apartados que son difíciles de alcanzar. Sé que suena bien, pero en realidad lo hicimos con un fin práctico, para obligar al propio gobierno a hacer determinado tipo de cosas, no podés poner excusas como "No, es que no tenemos suficiente dinero como para llegar hasta ese lugar, es demasiado costoso" ¡¿Qué es eso?!. Entonces con esta medida le garantizábamos a la población que íbamos a tener que hacerlo.
-¿Cuáles deberían ser los principales objetivos de un jefe de estado en esta nueva era?
No lo sé, yo era bastante raro.
-¿Por qué? Lo hizo muy bien…
Bueno, yo tengo 63 años y aprendí a programar computadoras cuando tenía 14. Nunca le tuve miedo a la tecnología, y el problema que tenemos en muchos países es que la gente que está en el poder político no entiende la tecnología para nada. No sé si es un objetivo, pero sería bueno que la gente en política aprenda más sobre ciencia y digitalización. Eso ayudaría mucho.
"Los tecnólogos no entienden suficiente sobre democracia; sobre lo que tenés permitido hacer y lo que no. Y los políticos, no entienden nada de la tecnología. Ambos lados necesitan estudiar al otro".
-¿Por qué?
Porque entonces sabrían de qué están hablando. Tengo 2 problemas: cuando hablo con tecnólogos no entienden suficiente sobre democracia, sobre lo que tenés permitido hacer y lo que no. Y cuando hablo con políticos, no entienden nada de lo que la tecnología puede hacer y lo que no puede hacer. Ambos lados necesitan estudiar al otro. La gente de la tecnología necesita estudiar filosofía política y las bases de la democracia y la privacidad. Y la gente en la política necesita entender más sobre tecnología, sobre lo que podes hacer y también sobre lo que no deberíamos permitir que pase. Te voy a dar un buen ejemplo. Ahora mismo en Estados Unidos resulta que estas grandes compañías como Facebook simplemente ignoraron y no prestaron atención a las regulaciones de gobierno sobre propaganda política. Permitieron publicidad política sin decir quién la hacía, quién la pagaba, a cuánto la pagaba. Tenés que hacer eso para publicidad en televisión y radio. La Comisión de Elecciones Federales de EE.UU. -de-elecciones-federales dijo que hay que hacer lo mismo online pero simplemente lo ignoraron. Hay todo un tema ahí donde los estados, los políticos y el sector de IT necesita entender mucho mejor qué está ocurriendo.
-¿Es esta la Estonia con lo que había soñado?
Bueno, en términos de lo que ocurría en 1993, no podría haber imaginado como sería 20 o 24 años más tarde. Pero mi ambición era que Estonia se volviera un líder y ciertamente es hoy lo es en este campo. Así que eso es posible. Es decir, no estoy insatisfecho, para nada.
Me consta que, en Argentina, quienes están en el área tecnológica del gobierno conocen nuestro caso
-Su país fue víctima de un ciberataque de Rusia.
Antes que nada, vale aclarar que el ataque nunca logró ingresar al sistema. Nunca nadie pudo penetrarlo. Lo que sí hicieron fue hacer caer las páginas de los diarios, las de las oficinas del estado. Es decir, el problema que se generó fue en el acceso, pero no pudieron hacerse de números o de datos, ni ninguna información de nuestra sistema. Generaron la molestia de que las población no podría acceder a las webs para tramitar servicios y claro, en una sociedad altamente digitalizada, esto se sintió muchísimo.
¿Qué aprendieron de eso?
Desde entonces aumentamos dramáticamente los sistemas de backups. Pero estos problemas van continuar en todo el mundo. Por ejemplo, en España hace unas semanas, tuvieron ciberataques masivos de todos los diarios de Madrid. La página de El País estuvo caída.
-Sí, pero en el caso de Estonia, creo que lo verdaderamente relevante es que el ciberataque fue perpetrado por otro país.
Sí, ese fue el punto para nosotros… lo que yo siempre suelo pensar es que, no importa cuánto hagamos, Estonia siempre va a estar en la historia del ciber solo por una razón: porque fue la primera vez que hubo un ataque público en el espacio digital por razones políticas. Porque antes de eso hubo muchos ciberataques pero siempre llevados a cabo por criminales, no era político o algo sobre lo que la gente no hablaba. Pero este fue un ataque público por razones políticas. Por eso creo que sí, que constituye el primer caso de lo que puede conocerse como ciberguerra.
-Pero ahora son un ejemplo muy influyente en el mundo sobre cómo convertirse en un país digital.
No sé si para todos pero, al menos en Europa, estamos imponiendo una agenda digital muy fuerte, incluso liderándola. En otros lugares de América latina también, como Uruguay, Panamá toman como base el modelo de Estonia, además nosotros al software lo compartimos. También me consta que en Argentina, quienes están en el área tecnológica del gobierno conocen nuestro caso y estuvieron hablando conmigo en Uruguay, pero es diferente porque ustedes tienen un sistema federal y eso lleva a que haya que pensar las cosas de manera un tanto diferente.
Por su parte, Finlandia está ahora usando nuestro sistema, desde hace ya un año. India está interesa y otros países de los que no sabía nada, y que ellos no sabían nada de nosotros pero que, al tratarse de transformación digital, aparecemos nosotros que somos muy conocidos por esto, al menos por la gente que está en tecnología.
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