Más que nunca, las matemáticas comienzan a revelarse como una herramienta indispensable para entender el mundo… pero también para dominarlo. Esto se vuelve especialmente cierto en la era del Big Data que comenzamos a transitar. Las matemáticas parecen controlarlo todo. Quienes las manejan son capaces de grandes hazaña como crear la empresa más poderosa del planeta: Google.
Infobae habló con la doctora Clara Isabel Grima Ruiz, una matemática y divulgadora científica de la Universidad de Sevilla y presidente de la Comisión de Divulgación de la Real Sociedad Matemática Española, quien es experta en identificación de sentimientos en redes sociales. A ella le preguntamos cuánto puede aportar un profesional de los números a la comprensión y solución de los problemas que enfrenta la política.
-¿Cuál podría ser la conveniencia de tener a un matemático dentro de un gobierno, ya sea en el Congreso o en el Poder Ejecutivo?
Por muchas razones sería conveniente que todos los gobiernos tengan a algunos matemáticos en sus filas. La principal es porque están formados para saber cómo plantear correctamente los problemas. Y muchas veces, si los problemas no están bien planteados es difícil poder encontrar la solución. La mente analítica, la capacidad de análisis de un matemático permite poner el foco en donde está el problema, ver cuáles son los objetivos, las cuestiones que hay que optimizar y por lo tanto, crear las estrategias más adecuadas para resolverlos. Además, una persona formada en matemáticas tiene una versatilidad muy grande para adaptarse a cualquier situación, más allá de los problemas específicos de su profesión.
-Hay algunos matemáticos animándose a la política, por ejemplo, Cédric Villani en Francia.
Sí, de hecho el mismo Macron, antes de ser electo, había demostrado interés por las matemáticas. En una entrevista lo dijo claramente. Eso me parecía muy de envidiar, de España. Acá a ningún político se le ocurre hablar de la importancia de las matemáticas. Cuando Macron expresa su interés en las matemáticas, no es porque le gusten sino porque entiende que el futuro está hecho de matemáticas y que controlar el futuro, la opinión, todo, depende de conocer mucho las matemáticas.
– Me llamó la atención un comentario que hace en un momento Cédric Villani en el que sostiene que "No hay que caer en la tentación de poner al especialista a trabajar en su especialización". Da cuenta de cuán valioso puede ser mudar una persona de su especialidad y utilizar su capacidad de análisis y formación para enriquecer la comprensión de otros problemas.
Evidentemente. Venga de donde venga el especialista, un punto de vista nuevo siempre refresca y aporta. Además, en el caso de los matemáticos, con profesionales que traen una cabeza muy amueblada, muy analista, muy versátil. Estas son capacidades que se le suponen a alguien que ha estudiado matemáticas. A los matemáticos nos gustan los retos en general, y la política lo es. Es una ecuación perfecta para un equipo de gobierno. Los problemas en la política y en la sociedad pueden ser más complejos que la más pomposa de las ecuaciones.
Para un matemático debe ser un reto apasionante intentar ordenar, analizar y estructurar una cosa tan humana, tan llena de egos, de envidias, de intereses humanos como es la política.
-Esto viene a romper un mito: se tiende a ver al matemático como un estudioso que vive encerrado entre cuatro paredes, separado de la realidad del mundo y del contacto humano.
Puede que en una época, hace mucho tiempo, el matemático fuera una persona que estaba ahí metido en su mundo. Aunque nunca ha sido del todo así. Solo en el caso de las matemáticas básicas, del estudio de las matemáticas abstractas. Pero luego viene el universo, como yo digo, y nos da la razón en el sentido de que estos matemáticos -que parecen ajenos a la realidad – diseñaron una matemática con objetos que salieron de su mente, con unas reglas que ellos inventaron. Luego el resto de la ciencia, sobre todo la física o la química, les dan la razón en que así funciona la naturaleza.
-Y hoy la matemática parece tener el poder
Sí, hoy en día, en la era de la comunicación, hay muchísimos matemáticos que hacen matemática aplicada. Sobre todo en estos tiempos, vemos que casi todo el control del mundo se hace gracias a las matemáticas. Los matemáticos están muy presentes. Te podría decir una frase de un matemático muy famoso y que a mí me encanta, que es Edward Frenkel, quien dice que: "La elite que domina al mundo, la domina con matemáticas" y a poco que lo pienses es así. A parte de Trump y otros que tienen poder político, los que de verdad ahora están gobernando el mundo son Google, Amazon y Netflix; todas plataformas y algoritmos que vienen de poder controlar y dominar muy bien las matemáticas.
-Exactamente estaba por ir a ese punto. Me parece que más que nunca entender las matemáticas, saber cómo funcionan esos algoritmos, puede ayudarnos a leer e interpretar, de manera más fidedigna, los procesos sociales. Y qué buena herramienta esa para alguien que está en el gobierno.
Evidentemente. Podemos entender los ciclos sociales con matemáticas. También estudiar las redes sociales virtuales – como Facebook, Twitter, Instagram, y la huella digital que queda cada vez que actualizamos el estado o publicamos algo – en la que dejamos información muy valiosa que está siendo analizada por un montón de matemáticos e informáticos para estudiar el comportamiento de la sociedad de una forma que hace pocos años era impensable. No se trata solo de estudiar, porque también se vuelve posible manipular los sentimientos y los gustos de la población. Hay muchos estudios sobre este tema, a mí los que me fascina son los que se dedican a detectar sentimientos en redes sociales. Yo me estoy dedicando a ello. Primera era escéptica, pero ahora estoy viendo que no, que realmente se pueden detectar la ironía o incluso el sarcasmo en las redes sociales. Entonces caemos en aquella idea del Gran Hermano, que nos está viendo a todos.
-¿Y quién es ese Gran Hermano que nos está viendo a todos, todo el tiempo?
Pues son un montón de matemáticos y un montón de ordenadores contando y analizando los datos que vamos dejando por el mundo.
-Voy a otro prejuicio, porque la gente podría pensar que un matemático es frío, que se fija más en los números que en lo que ellos representas en términos, por ejemplo, de sufrimiento humano.
No lo creo, de hecho yo no lo soy. Para mi gusto a veces soy demasiado empática. Hay muchos matemáticos que están muy centrados en el estudio de enfermedades, detección de tumores, o estudios de modelos matemáticos de epidemias y que trabajan para evitar enfermedades y promover campañas de vacunaciones. Y, en el día a día, te puedo asegurar que los matemáticos tenemos nuestro corazoncito y nos gusta tenerlo, de hecho, a mí como matemática cuando me preguntan ¿Todo se puede explicar con matemáticas? Yo siempre digo: "Sí, todo menos el amor". Sino sería muy aburrido. Está bien que no se pueda aplicar con matemáticas y que no lo podamos entender porque también a los matemáticos nos gusta emocionarnos y sentir mariposas en el estómago, como a todo el mundo.
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