¿Existe una fórmula capaz de explicarlo todo? ¿Es la matemática la carrera del futuro? ¿Qué problemas de la vida cotidiana puede explicar? Más que nunca, aquellos que entiendan este idioma universal –lleno de belleza y desafíos– serán quienes puedan comprender, analizar y dominar el mundo de la era digital. Marcus du Sautoy, el matemático estrella de Netflix, habló en exclusiva con Infobae para abrir las puertas a un mundo fascinante.
Profesor de la Universidad de Oxford, conocido mundialmente, ganador de importantes premios, escritor, amante de Borges y de los números, Du Sautoy es un "lord" encantador de serpientes que adora enseñar eso que lo obsesionó toda su vida: los secretos de El Código.
Todo el universo –desde cómo funciona la naturaleza hasta la dinámica de las multitudes en las grandes ciudades– está regido por un orden matemático específico, una construcción abstracta de números que puede darnos la descripción más detallada de nuestro mundo que jamás hayamos tenido.
Tan mágico como extraordinario. ¿Qué tienen en común los ciclos de la cigarra, con el movimiento de las olas, las formas de las dunas, la música, la arquitectura de los templos o los algoritmos de Google? La respuesta está en el código, esa serie de patrones que no sólo les dan sentido a las cosas que uno ve, sino que además pueden explicar el pasado y predecir el futuro con una precisión sorprendente.
"Como matemático, estoy fascinado por los números y los patrones que vemos alrededor nuestro. He pasado toda mi vida profesional estudiándolos y, para mí, son mucho más que entidades abstractas", comentó. "Los clérigos medievales pensaban que estos 'números divinos' habían sido creados por Dios y que tenían el poder de acercarlos a él. Pero, para mí, son la evidencia de que hay algo más: un código oculto que subyace al mundo que nos rodea, un código que tiene el poder de develar las leyes que gobiernan el universo y que constituyen la llave que explica el sentido de todo".
Pero además, cuando nos trasladamos a esta nueva era digital, ocurre que más que nunca las matemáticas forman parte de la vida cotidiana y moldean el mundo en que vivimos, aunque no las veamos o comprendamos. Descubrirlas, o redescubrirlas, será una herramienta indispensable para protegernos de la manipulación de la tecnología y comprender, con criterio propio, la realidad social en la que nos encontramos.
—¿Qué es el código?
—El código para mí son las matemáticas. Yo creo que el universo parece haber sido creado a partir de reglas matemáticas. Mires a donde mires, vas a poder encontrar a las matemáticas escondidas en la profundidad. Si miras la forma en que la naturaleza construye las cosas, la forma en la que el universo se desarrolló, desde el Big Bang. Así que por eso fue que decidí hacer este programa llamado El Código (The Code). Porque, para mí, el código te ayuda a entender la forma en la que opera el universo. Es el código de las matemáticas.
—¿Cómo se arma el código? ¿Por qué son tan importantes los números primos?
—Porque son los ladrillos que arman el código. Exactamente de la misma manera en que en química los átomos son la parte más importante de la tabla periódica –como el carbono y el oxígeno, que forman el mundo de las moléculas–, para mí, como matemático, los números primos, los números indivisibles, son los que construyen a todos los otros números. De la misma manera en que el agua está compuesta por un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno, si vos tomás un número como 105, no es primo, pero podés dividirlo en 3 x 5 x 7. Así que estos números primos son de alguna manera como los átomos de las matemáticas, por eso es que son tan importantes.
—¿Cuántos de los problemas de la vida cotidiana pueden ser resueltos usando las matemáticas?
—Muchos más de los que sospechamos, y tenemos muchas evidencias alrededor nuestro. Gran parte de los avances tecnológicos que hicimos a lo largo de estos milenios pudieron ser posibles gracias a las matemáticas. Yo diría que las matemáticas explotaron, como materia, más de 4 mil años atrás cuando los egipcios y los babilonios comenzaron a construir nuevas ciudades. Para poder hacerlo debían entender las matemáticas.
Por ejemplo, el descubrimiento del número Pi viene de los egipcios, de cuando, por razones impositivas, estaban intentando comprender cómo trazar áreas de terreno que no eran rectangulares, sino circulares. Los babilonios introdujeron la idea de la numeración con base en 60. Ahora nosotros usamos 60 minutos en una hora, debido a eso.
Pero incluso, si nos movemos a la actualidad, el hecho de que podamos hablar y ver nuestra imagen en este momento, a pesar de que yo me encuentre en Nueva York y vos en la Argentina, eso tiene que ver con el uso inteligente del código matemático para transformar mi voz en una transmisión digital de ceros y unos que son proyectados hacia un satélite, que luego baja hasta la Argentina.
El hecho de que haya muchas interferencias en el camino, pero que, así y todo, pueda escuchar tu voz claramente, eso es el poder de las matemáticas. Así que pienso que van a continuar transformando el mundo que nos rodea.
Estamos llegando al excitante momento de tener vehículos autónomos. El hecho de que el auto pueda saber cómo manejarse solo es gracias a un uso extraordinariamente inteligente de las matemáticas. Así que todo el mundo que nos rodea, aunque no nos demos cuenta, está construido a partir de las matemáticas.
—¿Cuán importante es que una persona común sepa de matemáticas en esta nueva era digital?
—Creo que es una muy buena pregunta, porque de repente yo no necesito saber cómo funciona mi iPhone para poder usarlo. Pero sí creo que, cada vez más, para poder tomar buenas decisiones –políticamente, económicamente– si no sos capaz de entender lo que subyace a la tecnología, se te va a hacer mucho más complicado tomar esas decisiones de modo certero. Así, por ejemplo, si querés comprender el cambio climático –por ejemplo, con esto que dicen en Estados Unidos, que es un invento de los chinos, o que las evidencias en realidad no son tan contundentes como dicen los científicos–, para que vos seas realmente capaz de tomar una decisión informada sobre eso, tenés que poder ser capaz de comprender qué significan los datos y cómo se interpretan.
Por eso es que cada vez estamos siendo más y más manipulados por los algoritmos que controlan nuestro mundo digital. Pero si sos capaz de entender cómo funcionan estos algoritmos, podés evitar ser "peloteado" de acá para allá y podés empoderarte al tener un conocimiento más profundo de la tecnología.
—Cedric Villani, matemático francés, director del Instituto Poincaré, sostiene que las matemáticas son la profesión del futuro. ¿Compartís esta visión?
—Sí. Creo que si miramos a quienes son los grandes jugadores en tecnología y las personas que las crean, son todos matemáticos. Pensá en Larry Page o Sergey Brin: son dos líderes de algo súper poderoso, como es Google. Ellos son matemáticos que entendieron el poder de las matemáticas para transformar la internet.
Así que creo que quienes aprendan matemáticas serán aquellos que tengan poder en el futuro. Pero esto no quiere decir que solo las personas inteligentes deban saber de matemáticas, porque nuestras vidas van a estar tan influidas por las matemáticas, que será muy importante que todos los miembros de la sociedad aprendan el poder de este lenguaje para cambiar y para comprender qué pasa en la sociedad.
—¿Pueden ser divertidas las matemáticas?
—Absolutamente. Esa es la razón por la que yo me ocupo de ellas. Creo que el principal motivo por el que los matemáticos estudian matemáticas es porque hay belleza en los números, porque es divertida, porque es algo universal. Y luego, sólo en segundo lugar, porque resulta ser algo que sirve, que es muy útil. Por eso, cuando hablamos de las matemáticas que se enseñan en las escuelas, que es la técnica, resulta que justo es la parte más aburrida y lo que ocurre es que nos olvidamos de enseñar la parte divertida de las matemáticas. Así que yo soy un ferviente creyente de que debemos celebrar todo lo entretenidas y disfrutables que pueden ser las matemáticas.
—Sé que te gusta mucho Jorge Luis Borges. ¿Qué podés decirnos de la relación entre su obra y las matemáticas?
—Sí, es uno de mis predilectos. Cuando leés a Borges podés ver cómo juega con la idea del infinito, de las paradojas, de las formas del espacio. Mi favorito es "La Biblioteca de Babel", donde la misma está dispuesta como un panal con habitaciones hexagonales, pero el bibliotecario es desafiado con el problema de tratar de descifrar si la biblioteca es finita o infinita y cómo funciona, o si acaso hay algo más allá de la biblioteca. Entonces esto, en su esencia, tiene que ver con lo que los científicos estamos tratando de comprender de nuestro universo. ¿Nuestro universo durará para siempre, o está envuelto y es finito?
Para mí Borges explora en sus cuentos algunas de las grandes preguntas en las que estamos interesados los científicos. Por eso estuve interesado en hablar con biógrafos de Borges para saber cuánta ciencia leyó él para poder armar sus historias. Parece que tenía algunos libros interesantes sobre matemáticas en su biblioteca personal, pero creo que lo que él hizo fue usar el lenguaje narrativo para explorar esas ideas porque consideraba al lenguaje técnico de las matemáticas un tanto difícil. Entonces lo que él hizo fue encontrar una nueva forma de explorar la idea de un universo de cuatro dimensiones en historias como "La Biblioteca de Babel".
—¿Por qué es tan difícil para nosotros, para nuestro cerebro, poder imaginarnos realmente el infinito?
—Porque nuestro cerebro es finito. Tenemos un número finito de neuronas y tenemos un número limitado de procesos de pensamiento que somos capaces de hacer. El infinito, tradicionalmente, siempre fue algo incognoscible, algo más allá de nuestra capacidad de navegar. Eso es lo que me parece extraordinario, porque los matemáticos, a través de los siglos, han encontrado formas de usar el "equipamiento limitado" que tiene nuestra cabeza para cosas como navegar el infinito.
Hablo de esto en un pequeño libro mío que saldrá a la venta en septiembre y que se llamará Cómo contar hasta el infinito. No tiene muchas páginas. Es un libro corto, pero muestra cómo, usando nuestro proceso finito de pensamiento, igualmente podemos entender qué es el infinito. En realidad, hay distintos tipos de infinito, algunos más grandes que otros. Eso es algo sorprendente del cerebro humano que, a pesar de ser finito, igualmente puede concebir el infinito.
—¿Qué consejos les darías a aquellas personas que desean mejorar sus conocimientos en matemáticas?
—Pienso que tiene que ver con "leer las grandes historias", que son esas cosas que nadie nos contó en la escuela. Estudiar matemáticas es algo más o menos parecido a aprender a tocar un instrumento musical. Si lo único que te dejan hacer es tocar escalas y arpegios, pero nunca te hacen escuchar la música de los grandes, aquella realmente excitante, entonces no te va a gustar la música.
Los libros que yo escribí –La música de los primos, que cuenta la historia de los números primos; o el libro sobre simetría, que nos ayuda entender "el código" de las simetrías en nuestro universo; otro sobre los misterios de los números, en que se explora cómo encontramos las matemáticas en la vida cotidiana– pueden ser formas útiles de redescubrir, o tal vez de descubrir por primera vez, por qué las matemáticas son tan divertidas y tan hermosas.
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