Fieles exponentes del progreso tecnológico, decidieron incorporar dispositivos que les permiten mejorar ciertos mecanismos corporales, suplir deficiencias e incluso otorgarles otras funciones que los diferencian del habitante promedio. La fusión cuerpo-máquina los convierten en seres casi únicos, especiales. Son los cyborgs, los "humanos del futuro", tal como se describen, que sorprenden al mundo por sus peculiares características y virtudes, propias de una película de ciencia ficción.
Los cyborgs tienen diversos aparatos que monitorizan y ejercen acciones sobre el organismo biológico, para brindarles sentidos que amplían los que percibe el resto de los seres humanos. Sin embargo, los beneficios de los implantes chocan con los problemas que traen aparejados, como por ejemplo en los aeropuertos, donde las extensiones son observadas en detalle, siguiendo con las normas internacionales que impiden pasar los controles con un objeto tecnológico.
Otros, con cámaras reemplazando partes de su cuerpo, fueron expulsados de lugares públicos con la excusa de preservar la identidad de los demás presentes. Por estas situaciones que deben atravesar, solicitan el respeto y los derechos a ser reconocidos como una nueva categoría de ciudadanos en el mundo. Argumentan que con el tiempo todos transformarán en cyborgs y ponen como ejemplo a otras experiencias aceptadas por la sociedad, como quienes tienen un marcapasos, implante coclear u otra tecnología médica. Disyuntivas aparte, algunos se hicieron famosos.
Neil Harbisson
Se lo reconoce como el primer cyborg de las historia. Este británico de 33 años nació con acromatopsia, una enfermedad que impide distinguir la gama completa de colores: solo observaba los valores blancos, negros y grises. Para equilibrar el déficit, encontró la solución en una antena auditiva, que conectada al cerebro le permite "escuchar" los colores, incluso hasta percibir algunos invisibles como infrarrojos y ultravioletas (lo que a su vez, le otorga la ventaja de saber si los niveles son adecuados para tomar sol).
La antena cuenta con un receptor externo siempre orientado hacia donde Harbisson dirige la mirada. Gracias a un pequeño chip, el aparato es capaz de traducir las distintas frecuencias de la luz, la composición de los colores del mundo real, en frecuencias audibles. Es el primero de su categoría en ser reconocido por un Gobierno: "No estoy usando, ni llevando tecnología, soy tecnología".
Moon Ribas
Artista española y activista cyborg, es reconocida por tener una conexión con la tierra extrasensorial, gracias a un implante sísmico online en su brazo, que le permite percibir terremotos en tiempo real en cualquier lugar del planeta, mediante vibraciones. Siente desde un movimiento de nivel 1 en la escala de Ritcher hasta el más grande. Es Co-fundadora (junto a Harbisson) de la Cyborg Foundation, una organización especializada en facilitar a los humanos el convertirse en cyborgs, defender sus derechos.
Rob Spence
Cineasta y amante de los documentales, se lo llama "Eyeborg". Desde 2009, porta un ojo electrónico, que suplanta al que perdió cuando era niño. El dispositivo no le devolvió la visión, sino que el fin fue osar de una nueva utilidad: siguiendo el enfoque de su mirada, es capaz de grabar gracias a la microcámara que lleva la prótesis, capaz de enviar de forma inalámbrica la imagen a un receptor. A través de una batería recargable vía USB, el dispositivo dispone de una autonomía de aproximadamente dos horas.
Chris Dancy
Por medio de cámaras, sensores o aparatos portátiles, este estadounidense monitoriza su cuerpo y controla prácticamente cada actividad de su vida cotidiana. Conocido como "el hombre más conectado del mundo" tiene 11 dispositivos repartidos por el cuerpo que digitalizan los movimientos, la temperatura corporal, la presión sanguínea, el oxígeno, el peso, los alimentos ingeridos, la calidad del aire que respira, el volumen de su voz, la temperatura ambiente, la humedad, la luz y el sonido.
"Todo comenzó en 2007. Me sentía muy infeliz. Estaba a punto de cumplir 40 años y tenía una carrera a mis espaldas creando sistemas informáticos para empresas de software. Entonces, me pregunté si sería posible usar esas habilidades para mejorar mi propia salud", comentó a la BBC. Y agregó: "Solía molestarme que me vieran como un robot. Pero ya no espero eso porque ahora todo el mundo anda conectado a smartphones, relojes inteligentes y todo tipo de wearables".
Kevin Warwick
Es un profesor de cibernética en la Universidad de Reading, que decidió introducirse en el mundo cyborg. Experto en robótica e inteligencia artificial, se sometió a distintas experiencias. La más destacada fue cuando a fines de la década de los '90 se instaló en su brazo un chip que le permitió controlar luces, puertas, ascensores, e incluso otras computadoras. En busca de lograr comunicación electrónica entre dos sistemas nerviosos continúa realizando investigaciones sobre interfaz cerebro-computadora
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