Cinco unicornios. Es así como se denominan a las empresas creadas de la nada y que tiempo después llegaron a valer más de mil millones de dólares. El argentino Martín Varsavsky creó cinco. Cinco unicornios.
Hace 13 años, esta cronista conoció en Madrid a Martín Varsavsky. Ya era un empresario de renombre y a su alrededor siempre había personas y situaciones interesantes, casi futuristas. En aquel entonces hablaba de "cosas raras" que hoy, una década después, forman parte de la cotidianidad. Eso se llama "visión" y es una de las cualidades que lo caracterizan.
Otra particularidad de este argentino mundialmente conocido y nacido en Buenos Aires en abril de 1960 era la amplitud de temas por los que demostraba interés y sobre los que tenía formada una opinión: política internacional, problemas sociales de la Argentina, arquitectura, navegación o cómo estaba fabricado el objeto que veía sobre una mesa cualquiera.
Después de cursar sus estudios secundarios en el Colegio Nicolás Avellaneda y emigrar a los 16 años a Estados Unidos, escapando de los tiempos de la dictadura militar instalada en el país, Varsavsky obtuvo una Licenciatura en Economía y Filosofía por la Universidad de Nueva York, una Maestría en Relaciones Internacionales y un MBA por la Universidad de Columbia. Y aplicó su inteligencia y talento en la creación de siete empresas, además de involucrarse en otras más a las cuales ayudó a despegar.
Esto le posibilitó vivir en distintas ciudades del mundo e incursionar en diversos rubros -desde negocios inmobiliarios, telefonía, energías alternativas y hasta genética-.
Martín Varsavsky armó seis empresas que cotizan por más de 4 mil millones de dólares en los últimos 20 años. Entre ellas, las más conocidas son: Jazztel, EINSTEINet, Ya.com y FON, todas pertenecientes al mundo de las nuevas tecnologías.
En 1984, con 24 años, creó la inmobiliaria Urban Capital Corporation y dos años más tarde formó Medicorp Sciences, una empresa de biotecnología de la cual todavía es accionista, junto a los científicos argentinos Claudio Cuello y César Milstein (premio Nobel de Medicina). Radicada en Montreal, la compañía fue pionera en el desarrollo de pruebas para la detección del SIDA y la PSA (antigeno próstático específico).
Su sed de progreso no se sació y en los 90 se inicia en el mundo de las telecomunicaciones creando Viatel, que instala el servicio de "callback" (cobro revertido) como alternativa novedosa ante a los altos costos de los operadores tradicionales de llamadas de larga distancia.
En 1997 funda Jazztel, un proveedor alternativo de telefonía fija. Dos años más tarde crea Ya.com, una empresa de contenidos de Internet que ha logrado posicionarse en España como la segunda empresa de su tipo después de Terra.
Esos fueron y son sus grandes éxitos. Sólo una empresa de las siete que fundó en toda su vida fracasó: Einstein.net, que le hizo perder 50 millones de dólares de su bolsillo. En Miami, donde se encuentra radicado actualmente, contó a Infobae cómo hizo para lograr esos éxitos y en qué trabaja actualmente.
-¿Cuál fue la clave para una carrera como emprendedor tan exitosa?
De las siete empresas que hice, seis salieron bien y una fracasó. En todos los casos podría decirte que las mismas estaban basadas en alguna idea nueva. Porque en el momento en el que se me ocurría -o en el que la identificaba- era una idea que parecía revolucionaria, absurda o poco obvia para el resto de la gente.
-¿Por ejemplo?
En todos los casos se trata de ideas que, para mí, estaban llamadas a ser la norma. Por ejemplo, que todas las conexiones de internet van a ir por fibra óptica, o que las energías solar y eólica va a ser muy comunes, o que el cloud computing va a ser muy utilizado, o que la gente va a querer saber cómo es su ADN. Todas esas cosas, en su momento, a mí me parecen obvias antes que a otros. Eso diría yo que es lo que me ha llevado a que, en general, me vaya bien.
-Hace poco entrevisté a uno de los fundadores de Netflix, Marc Randolph, y me dijo que vendió su parte porque él es bueno creando empresas pero no administrándolas. ¿Crees que son dos talentos diferentes, el de hacer empresas y el de llevarlas adelante a lo largo del tiempo?
Sí, me parece que tiene razón. No conocía la historia, aunque conozco al otro co fundador y actual dueño, Reed Hastings. Pero podría decirte que a mí me pasa lo mismo, yo soy mucho mejor para crear empresas que para gestionarlas. He trabajado en mi vida con muy buenos gestores que son muy talentosos para ejecutar una visión que yo. Debo decir que soy mejor en articular pero peor en dirigir. En general ellos entran como mis directores ejecutivos o como mis gerentes de operaciones y después terminan dirigiendo las empresas, mientras que yo me voy a hacer otra.
-Algo que aplica a también a tu nueva empresa: Prelude. ¿Cómo describirías lo que están haciendo allí, con esta idea tan novedosa?
Prelude es una empresa para la que acabamos de levantar 200 millones de dólares. Necesitábamos ese capital para poder lanzar de una manera que aumente las probabilidades de llegar a tener éxito, porque el objetivo de Prelude es muy ambicioso: queremos cambiar la manera en que la gente tiene sus hijos.
-¿Cuál es la visión que subyace a la creación de Prelude? ¿Tiene que ver con los cambios de la vida moderna?
En realidad, tuvo que ver con una necesidad personal. Y puedo decirte que lo mismo me ocurrió con el resto de las empresas que hice. Siempre mi punto de partida ha sido algo que noto como una necesidad propia y, cuando veo que hay muchísimas otras personas con la misma carencia, considero que tiene chances de funcionar comercialmente.
Nina, mi esposa, que tenía sólo 31 en ese momento, ya presentaba muchas dificultades para tener un hijo. Entonces, juntos intentamos muchos métodos de reproducción asistida y fertilización in vitro, para tener a nuestra hija, Mía.
Al vivir todo esto, y al darme cuenta de que hay muchas mujeres, de apenas 30 años, que ya tienen estos problemas. Ahí me dijo ¿Por qué no creamos un método en el que, sistemáticamente, congelemos ovocitos? Pero para los hombres también porque, cuanto más tardan en tener hijos, más se eleva la probabilidad de engendrar hijos con enfermedades mentales. Lo que nosotros hicimos fue congelar ovocitos. En mi caso, yo me hice una vasectomía y congelé esperma. Con ese material que congelamos es que acabamos de tener a nuestro hijo, Ben, de 2 meses, que es divino.
Ya tuvimos 3 hijos y nos fue muy bien. Por eso, cuando yo vi que nuestra manera de hacer las cosas era muy buena a todo nivel, porque podemos tener relaciones sexuales sin el problema de usar anticonceptivos, después tenemos hijos cuando queremos, los tenemos sanos y son unos divinos.
A mí me encanta el Método Prelude, nos hizo tener a Mia, a David y a Ben y no veo por qué no expandirlo para los que quieran. Porque también entiendo que hay otra gente que dice "no, esto no es para mí". Pero para las mujeres que tienen carreras, que trabajaron toda su vida, llegaron a tener sus títulos y están empezando sus carreras y justo ahí es cuando tendrían que tener a sus hijos pero no pueden. Entonces, "se les pasa el arroz", como dicen en España. Bueno, nosotros hacemos que nunca se te pase el arroz.
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