El avance de la tecnología actualmente no tiene límites. La creciente conectividad de todo tipo de dispositivos y la digitalización de información hacen de la ciberseguridad una preocupación cada vez más presente en el mundo de los negocios, como también en las políticas de estado.
Los hackers son noticia por su intromisión en organismos de seguridad de todo el mundo, pero lo que pocos saben es que existen ciento, sino miles, que realizan ese mismo trabajo para estas instituciones que vieron su seguridad violada. Profesionales como también autodidactas, encontraron en esta profesión una forma de vida que sin dudas, una de las mejores pagas del mercado, convirtiéndose así en los principales guardianes de delitos de la Internet.
Un reciente informe de Infoempleo y Deloitte sitúa a los hackers éticos como el perfil mejor pago en el sector IT, con unos salarios de entre 75.000 y 115.000 euros brutos anuales en el continente europeo. Esta detallada investigación asegura que para 2020, las empresas ofrecerán un 9,3% más de vacantes vinculadas a perfiles digitales.
Pero no solo en Europa se da esta tendencia, existen especialistas autodidactas en Argentina precursores de dichos trabajos especializados como lo es Matías Katz, un experto en cyberseguridad que descubrió desde muy pequeño que la informática era lo suyo. Katz detalló la importancia de este rol para empresas tanto privadas como estatales.
"Esto es lo mismo, al conocer todas las formas posibles en las que se puede atacar o romper algo, es la persona idónea para recomendarte cómo protegerte, tenemos que entender cómo se rompen las cosas, una vez lo entiendes, comprendes cómo protegerte", aseguró Katz.
El proceso pareciera ser bastante sencillo, las empresas manifiestan su preocupación sobre la seguridad de su propio sistema, lo que lo lleva a consultar a especialistas como Matías para que mediante un detallado diagnóstico, demuestre la posible vulnerabilidad y falencias; no tan diferente a cualquier tipo de asesoramiento, ya sea de marketing o bien de comunicación institucional. Su única complicación y diferenciación con estas disciplinas, son los altos costos del servicio. Estos bastos conocimientos se relacionan directamente con buenos ingresos económicos.
Katz comentó que sus clientes son las grandes corporaciones, bancos, aerolíneas, bolsas de valores y entidades del gobierno: "Es un servicio que se cobra bastante caro, se cobra como el triple de la hora de un desarrollador, es decir, lo que te cuesta hacer un sistema a lo que te cuesta probar la seguridad de ese sistema, te cuesta el triple".
Una de las sedes centrales de Telefónica en España nombró el año pasado Chief data officer al hacker Chema Alonso, una muestra más de los nuevos puestos laborales que se abren en diferentes empresas con el fin de contrarrestar estos ataques perjudiciales para cualquier negocio con visión de futuro. Existen especialistas a nivel mundial que dedican su vida a este fascinante oficio, como es el caso de Javier Rodríguez, quien durante 10 años fue miembro del Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil y actualmente trabaja en la consultora de ciberseguridad Tarlogic.
El profesional detalló cémo es la operativa y la comprensión diaria de un hacker ético, implica una actualización de información constante. Estar actualizado es la clave para el éxito en este campo profesional:
"Para comprobar la seguridad de una aplicación web, el hacker ético primero recolectará toda la información posible sobre ese sistema para posteriormente lanzar los ataques correspondientes, tratando de romper la seguridad del sistema", dijo Rodríguez a eter.co.
Profesionales Argentinos no se quedan atrás de este desarrollo, y hasta un grupo desatacado en esta área logró el primer puesto en la Competencia 2016 de Ciberseguridad y Data Mining (CDMC2016), un certamen organizado por la Universidad de Kyoto de Japón, en el que superaron a 42 equipos de 14 países, entre ellos Japón, China, Corea, Malasia, Australia y Estados Unidos.
Comprender y analizar esta problemática no solo colabora a que instituciones eviten ataques fraudulentos sino que también, se convierte en una fuente inagotable de trabajo que permite que, apasionados por el mundo cibernético, puedan desarrollar su capacidades y deseos de aprendizaje con un basto y suficiente ingreso económico con solo la colaboración y el asesoramiento para prevenir delitos y fraudes a nivel mundial.
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