Compostaje: una bolsa de basura contiene un 40% de materia orgánica que puede ser devuelta a la tierra en forma de humus

Compostar es transformar la materia orgánica que nos queda como residuo en un abono natural llamado, precisamente, compost. Es una acción que soluciona, en parte, dos problemas: la basura y la degradación del suelo

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Aunque tiene un nombre complejo, compostar (o hacer compostaje) es simplemente transformar de manera acelerada todo tipo de restos orgánicos que forman parte de la basura: desperdicios de comida, frutas, verduras, aserrín, cáscara de huevo, restos de café, trozos de madera, poda de jardín, ramas, césped, hojas, raíces y pétalos, entre otros.

La naturaleza realiza esa descomposición espontáneamente a través de microorganismos; lo que hace el compostaje es, simplemente, aligerar ese proceso.

El resultado, además, es bueno: descomponer materia orgánica es, en sí, un modo excelente de obtener abono para el suelo, como lo saben hace cientos de años las culturas y familias que viven de cultivar la tierra.

Pero en la vida moderna, con ciudades que producen cientos de miles de toneladas de basura diariamente, compostar trae un beneficio adicional indispensable: reduce la cantidad de residuos que finalmente llegan a un relleno sanitario o a un basural a cielo abierto. Porque no olvidemos que el 50% de la basura que producimos son, justamente, restos orgánicos, básicamente originados por la comida.

Es necesario remarcar que esta basura denominada orgánica –dada su tendencia natural a la descomposición rápida– es la que mayor contaminación aporta cuando es dispuesta en un vertedero. Cuando es depositada en un basural o relleno, comienza a expulsar una cantidad importante de líquidos que se llaman lixiviados y que pueden llegar a contaminar las napas de agua.

Una bolsa de basura diaria contiene un 40% de materia orgánica que puede ser reciclada y devuelta a la tierra en forma de humus para las plantas y cultivos. Debemos saber que, compostando, de cada 100 kilogramos de residuo orgánico se pueden obtener 30 kilogramos de abono gratuito.

De esta manera se contribuye a la reducción del volumen y el peso de los residuos que se llevan a los vertederos municipales o informales con la consecuente mejora ambiental, al tiempo que se consigue reducir el consumo de abonos químicos que queman las plantas y contaminan los pozos y acuíferos.

Por eso está muy bueno compostar. Es obvio que hay tener algo de espacio y de tiempo pero es una tarea muy sencilla: hay que agarrar un balde o una maceta, hacerle unas perforaciones en la base y llenarlos con capas intercaladas de tierra y materiales orgánicos provenientes de la basura.

Luego hay que regarlo regularmente para asegurar una buena cantidad de humedad, cubrirlo para que se inicie el proceso de fermentación y removerlo cada dos o tres días.

En pocas semanas, los beneficios son dos: abono para las plantas del jardín y menos basura para la ciudad.

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