SONOMA, CALIFORNIA. Se llaman Kiri Fan, son estudiantes de ingeniería de la Universidad Tecnológica Nacional de General Pacheco y están entre los más de mil estudiantes de toda América que viajaron a California para competir en una carrera en la que no gana el más rápido sino el que pudo diseñar y fabricar el vehículo con la mayor eficiencia energética.
Tras el aprendizaje en dos competencias del mismo tipo el año pasado, los siete miembros del grupo se sienten confiados: "Por primera vez, podemos dormir tranquilos", dicen algo en broma.
El grupo ha trabajado durante más de 5 meses para diseñar y construir un auto en aluminio y fibra de vidrio menos pesado y más eficiente en comparación con su prototipo anterior. El vehículo utiliza baterías eléctricas, aunque los autos alimentados por gasolina, etanol, hidrógeno y gas también son parte de la competencia. En total, 92 equipos se reunieron en el Sonoma Raceway, un histórico circuito ubicado entre los viñedos y las colinas verdes del norte de California. Del el Shell Eco-marathon participan universidades y escuelas secundarias de Estados Unidos, México, Canadá, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala y Argentina. Kiri Fan (el nombre deriva de su primer prototipo, fabricado con madera de kiri) es el único equipo argentino.
El auto que fabricaron este año pesa 54 kilos. Ultraligero y aerodinámico, se parece a un cohete con los colores de la bandera argentina. Apenas hay lugar para el piloto: para la máxima eficiencia hay que sacrificar la practicidad.
"Construir el chasis y la carrocería fue el mayor desafío", reconocen estos futuros ingenieros mecánicos y de la industria automotriz, de entre 22 y 24 años. El vehículo, explican, utiliza un motor sin escobillas de imanes permanentes y tiene sensores que controlan su posición. Todo, desde el controlador del motor hasta las baterías diseñadas para poderlas llevar en el avión, fue proyectado por los estudiantes. Además, son de los pocos equipos que usan sus propias baterías.
"Estos autos son tan eficientes que estamos usando la misma energía que se utiliza para la carga de 1 o 2 baterías de un celular grande. Es equivalente a la energía necesaria para calentar agua para dos o tres termos", explica Fidel Carril, un profesor de ingeniería eléctrica de la UTN de Pacheco que viajó a California junto a los estudiantes. "Es muy poca energía para mover unos 150 kilos a 25 kilómetros horarios".
Gana quien recorre 10 km en un tiempo máximo de 25 minutos con la mayor eficiencia energética.
Aunque la competencia no es sólo una cuestión de tecnología. El desafío es que todo funcione sin problemas y se cumplan los estrictos requisitos técnicos y de seguridad. Los autos son evaluados por los ingenieros de Shell y pasan por distintos controles: desde los cinturones, hasta el tiempo para salir del vehículo en caso de problemas y el funcionamiento del motor. Este es el momento más tenso: muchos equipos trabajan a contrarreloj hasta el último minuto disponible y aún así no logran ser admitidos a la carrera del sábado.
Este año, los de Kiri Fan fueron los primeros en superar con éxito la revisión. Para el equipo fue una gran inyección de confianza.
Una de las pruebas de seguridad y el grito de aliento de los estudiantes
"Confiamos en que podemos estar con las mejores universidades", resumen, ya más relajados tras las intensas horas de trabajo en el paddock. "Tras la experiencia del año pasado estuvimos trabajando mucho porque sabemos que hay equipos muy preparados".
Además del diseño y la fabricación, los estudiantes también se encargaron de conseguir los sponsors que aportaron dinero o piezas para el auto. Por su parte, Volkswagen, Shell y Raízen, la licenciataria de Shell en Argentina, participaron compartiendo los (elevados) costos de la logística.
Patricio Sesti, gerente de relaciones institucionales de Volkswagen, explica que la idea de apostar al proyecto surgió tras darse cuenta que en estas carreras no participaban equipos argentinos. Entonces, involucrar a la Facultad Regional General Pacheco de la UTN fue un paso casi natural. La facultad cuenta además con la colaboración del Instituto Dr. Ferdinand Porsche, un centro de investigación y desarrollo de la industria automotriz creado gracias a una iniciativa conjunta de Volkswagen, el Ministerio de Educación y la UTN FRPG.
"Es un buen ejemplo de Participación Público-Privada en el que Volkswagen puso el plan de estudios y la infraestructura invirtiendo 3 millones y medio de dólares y la UTN la calidad educativa", destaca Sesti.
Por su parte Carril, explica cuáles las ventajas para los estudiantes de participar en este tipo de competencia: "Los pone en contacto con el estado del arte de la técnica en la rama que están estudiando y además les permite tener contacto con profesionales o futuros profesionales educados en instituciones de primer nivel".
"Que estos chicos hayan llegado hasta acá demuestra el valor de la educación pública argentina", concluye. "Significa que el trabajo se está haciendo bien".
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