¿Cuántos habitantes de Buenos Aires recuerdan que esta ciudad alguna vez fue costera?. ¿Cuántos recuerdan, si se les pregunta espontáneamente, que esta gran urbe cuenta con un río?.
Algunas viejas imágenes de gente chapoteando en las aguas de la Costanera Sur como en una postal de la Bristol, más que pertenecer a "otros tiempos", corresponden a otra era.
Antonio Brailovsky, economista y reconocido historiador del medio ambiente en la Argentina explica las razones: "El río comenzó a ser usado como tanque de agua y también como inodoro. En esa situación su uso recreativo se hizo imposible", señaló.
Ante ese panorama las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires firmaron la Ordenanza Municipal N° 32.716 y prohibieron el acceso al río. Sin demasiada difusión ni debate, un día de 1975 la costa rioplatense amaneció cubierta de carteles: "Terminantemente prohibido ingresar al agua".
Patricia Himschoot, bióloga e investigadora de la balneabilidad del Río de la Plata, rememora aquel proceso: "Ese Mar Dulce de Solís, con toda su inmensidad y su enorme capacidad de depuración natural se fue poniendo cada vez peor hasta que un buen día el gobierno porteño prohibió el acceso al agua y hasta puso una multa a quienes se metían. Allí perdimos el río para siempre".
Para la especialista aquella medida se pudo haber tomado antes o después porque, según ella nunca, no se hizo un trabajo científico que lo avale: ni estudios técnicos, ni mediciones, ni indicadores. "Se tomó la decisión sin dar mayores explicaciones", sostiene.
En 1975, las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires prohibieron el acceso al río con la firma de la Ordenanza Municipal N° 32.716
A nadie se le ocurrió discutir cómo revertir aquella angustiante situación. Solo se tomó al río por asalto y se prohibió su uso recreativo. Luego, cuando se lo comenzó a utilizar como depósito de basura, desechos cloacales y de escombros todo empeoró. Las huellas de aquellos viejos balnearios fueron definitivamente borradas y el Río de la Plata desapareció de la vista y dejó de pertenecer a la gente.
Había sido un magnífico lugar de esparcimiento para miles de ciudadanos pero un día se lo extirpó a la ciudad. Buenos Aires comenzó a ser, a partir de ese entonces, una ciudad sin río.
Jorge Codignotto es un geólogo que hace años viene aportando su mirada al problema. Para este investigador del INTI a medida que se profundizaba el proceso de contaminación de la costa, ésta se fue alejando de la gente. Se produjo un proceso de deterioro permanente que se fue realimentando hasta nuestros días: "Conforme se comenzó a llenar la costa con desperdicios y se volvió inaccesible por las obras y construcciones públicas, se produjo un proceso inevitable: una vez que una persona no siente algo como propio no se preocupa por él ni reclama por su mejora", aseguró.
En las últimas cuatro décadas el proceso de degradación se consolidó. Los arroyos entubados hace tiempo que no transportan agua sino materia fecal
Para Brailovsky el Río de la Plata fue una condición "existencial" de la ciudad: "Buenos Aires se fundó aquí porque había un río y era ideal para construir un puerto. El río era parte de la identidad del porteño", señaló el historiador.
En las últimas cuatro décadas el proceso de degradación se consolidó. Los arroyos entubados hace tiempo que no transportan agua sino materia fecal. El Reconquista al norte y el Riachuelo al sur, definen los límites de una costa tan deteriorada y olvidada que ya no permite disfrutarla desde sus orillas -taponadas de escombros- sino desde suntuosos balcones de torres lujosas.
Y en medio de esto, una pregunta: ¿Es esto irreversible?.
Aunque Himschoot admitió que la tarea de recuperar la balneabilidad no es sencilla ni rápida, pero se muestra optimista: "Claro que se puede lograr. Pero primero hacen falta obras: limpiar el Riachuelo, el Reconquista, controlar y fiscalizar los vuelcos clandestinos de las industrias, lograr que no llegue tanto plástico al río y hacer un monitoreo continuo de la calidad del agua", afirmó.
¿Por qué Montevideo, que tuvo en la década del ochenta un río tan contaminado como lo está en esta orilla, disfruta de una costa tan bella y a la que sus habitantes denominan "mar"? ¿Será posible idear una estrategia que nos permita volver a disfrutar del río?
La ciencia dice que sí.
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