Gabi López es inquieta, movediza. "Tengo un espíritu que busca desafíos", reconoce en diálogo telefónico con Infobae. En ese preciso momento está en un auto rumbo a Ezeiza para viajar al London Design Festival 2018, una de las tantas citas de diseño alrededor del mundo a la que acude para observar las nuevas tendencias y comunicarlas en Latinoamérica. "Sonará trillado quizás, pero eso de salir de la zona de confort a mí me calza
a medida".
Diseñadora de interiores e investigadora, su primer acercamiento a este universo se dio cuando tenía 18 años. En aquel entonces López, que hoy tiene 53, estudiaba Derecho, pero trabajaba en el local de objetos y decoración de la mamá de su mejor amiga. Era 1983, y era una de las tiendas más innovadoras de Buenos Aires. Allí comenzó a conocer a gente del ambiente: diseñadores, interioristas, ambientadores. Primero se encargaba de armar las vidrieras, luego de la adquisición de productos, y pronto se dedicó a la gerencia.
Cinco años después abrió su propia tienda en el barrio de Belgrano, en Federico Lacroze y Soldado de la Independencia. Y el espectro se abrió. Vendía objetos, diseñaba, proveía curaduría de espacios. Un combo completo.
Comenzó con una simple pasión, como amateur, hasta que decidió estudiar Diseño de Interiores en INTEGRAL. Esos tres años que debería haber durado la carrera se convirtieron en cuatro, ya que el año en el que se recibió también les dio la bienvenida a sus mellizos Juan y Matías. Antes había llegado Tomás, todos frutos de su relación con su marido Damián Kirzner. La maternidad, el estudio y el trabajo la convirtieron en una malabarista constante y eficiente.
En el 2000 decidió cerrar su tienda y abrir su propio estudio. "Ya tenía muchos clientes particulares, y muchos de ellos fueron potenciadores". Uno de ellos es Adrián Suar, con quien comenzó una relación profesional en 1997 que nunca paró. "Soy su decoradora personal y de sus oficinas de Polka. Ahora estoy diseñando los interiores de su nueva planta de gerencia y de su oficina, por supuesto", aclara. "Adrián es muy generoso, sabe muy bien lo que quiere, hay mucha confianza y me da mucha libertad para trabajar, para poder desplegar mi creatividad".
Matías Martin, Andy Kusnetzoff, Damián Manusovich, Fernando Cavenaghi y Stefanía Roitman también se destacan entre sus clientes de perfil más público, pero lo cierto es que cuenta con un sinfín de relaciones fructíferas, algunas de las cuales perduran desde sus inicios.
Casa FOA, la tradicional exposición nacional de arquitectura, industria, diseño interior y paisajismo creada por Mercedes Malbran de Campos en el año 1985, es hoy una cita ineludible para todos aquellos que quieran conocer las últimas tendencias en arquitectura y diseño, y es uno de los nichos más grandes de creatividad para Gabi López. Hace diez años que cuenta con una presencia ininterrumpida en este evento.
Desde un patio cafetería realizado con material compacto, imitación piedra, para la edición 2016, hasta un deck con concepto circular y mucho verde para la edición 2017, sus últimos trabajos significaron un cambio hacia una nueva dirección. "Queremos mostrar los procesos de diseño. Hice muchos, baños, cocinas, livings para clientes tradicionales. En los últimos años empecé a viajar, estudio Sociología del Diseño en la FADU y hace unos siete años inauguré también dentro de mi estudio un laboratorio de tendencias".
Este laboratorio de tendencias observa el diseño en diferentes contextos y territorialidades. Desde Londres o Milán, encuentra nuevas maneras de ver y aplicar el diseño y los comunica para Latinoamérica. "Observo, recopilo datos, detecto dónde hay conceptos unidos por un mismo hilo conductor", explica. Y en ese camino la intuición es su compañera más fiel.
La pronosticación de tendencias lleva a charlas, conferencias, formatos audiovisuales. Todas herramientas que la llevan a acercarse al público de una manera directa y eficiente. Eso es su trabajo: investigación y clientes. Teoría y práctica que se mueven al unísono de una manera simbiótica e inseparable.
Y se inspira en el mundo a su alrededor, todo lo que ve, oye y respira. Y, como ella misma aclara, no es muy proclive a definirse dentro de un estilo determinado: "Cuando hago un espacio, es una combinación de nuestro aporte y el ADN del cliente, sus pasiones, lo que le gusta. Yo lo escucho, creo que lo más importante es crear un espacio en el que se sienta cómodo y a gusto. Los espacios no se construyen de a uno; se construyen de a dos, de a tres. La colaboración es esencial. Ése es mi criterio".
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