De día, en tonos claros para completar un look playero. De noche, como un accesorio de estilo. Sin importar el horario, los sombreros coparon el verano de Punta del Este y se convirtieron en una prenda infaltable entre quienes vacacionan en las playas uruguayas.
Y la tendencia no distingue entre hombres y mujeres, ya que este accesorio puede encontrarse desde La Punta hasta el Faro de José Ignacio y más allá. Incluso, cuando abandona la arena, se apodera de las calles y los eventos.
En eventos nocturnos, por ejemplo, los hombres prefieren sombreros de ala ancha en tonos oscuros o materiales de paño -sobre todo en las primeras noches de la temporada en las que el clima frío se hizo sentir-, mientras que en el día, predominan los modelos en colores claros y texturas ligeras para la playa.
Uno de los diseños más destacados es el sombrero vaquero -o cowboy-, confeccionado en materiales que simulan paja tejida, decorado con detalles como cintas de leopardo, tachas, plumas, adornos metálicos o parches de tela.
Consultada por Infobae sobre este must del verano, la diseñadora de indumentaria y directora del Área Moda de la Universidad de Palermo, Patricia Doria, opinó que “el sombrero, más que un accesorio funcional, se presenta como un símbolo social y un elemento discursivo cargado de significado”.
Para ella, los diferentes modelos “son un indicador social: el polo, el tenis, hablan de un estilo de vida, ya sea real o imaginario”. Desde el clásico sombrero cowboy, que transmite una imagen de aventura y poder, hasta el panamá de paja asociado al ambiente playero, cada diseño “redefine posturas y símbolos sociales”, señaló la experta.
Según Doria, el sombrero no solo complementa el vestuario, sino que “es una prolongación del yo corporal, que aporta altura y ‘obliga’ a que el otro nos mire”. Más allá de su función práctica o decorativa, subrayó que su elección es “más discursiva, más simbólica, y funciona como un signo”.
Entre las celebridades, las elecciones de sombreros confirman esta tendencia. Silvina Escudero, por ejemplo, lució en la playa esteña un sombrero beige de ala corta con una cinta negra decorativa que incluía un broche metálico al frente, mientras que su pareja optó por una gorra deportiva gris de diseño sencillo.
A Zaira Nara, en tanto, se la vio con un sombrero beige de ala ancha con un cordón ajustable bajo el mentón, mientras que su novio, el polista Facundo Pieres, eligió una gorra blanca de estilo clásico.
El sombrero tejido al crochet también ganó protagonismo este verano como una opción clásica y relajada, con un diseño de ala corta y caída que rodea la cabeza. Este modelo, de textura artesanal, se caracteriza por patrones trenzados que aportan un aire tradicional y atemporal.
Asimismo, el sombrero piluso, en colores claros o azul marino, surgió como una tendencia que trasciende géneros, siendo utilizado tanto por hombres como por mujeres.
Finalmente, si de colores tendencia se habla, los tonos marrones y suela predominan en los sombreros para la playa, consolidando su estética cálida y natural.
Para Doria, todos estos modelos son ejemplos de cómo el sombrero “es un complemento que cubre del sol, pero cuya elección es profundamente simbólica”. Al final, la moda utiliza este accesorio para marcar tanto pertenencias como individualidad dentro del ámbito social y cultural.
“El sombrero distingue, segmenta y hasta hace que las personas se sientan interesantes”, afirmó. Según ella, este complemento es un adorno “de gran elocuencia, discursivo, que habla sin sonido”.
Sobre el cierre, la experta agregó que la moda, en este contexto, impone la intención de formar parte de un grupo social, al mismo tiempo que busca diferenciarse dentro de él. “Ya no importa lo femenino o masculino; no es un concepto a tener en cuenta. Importa sobresalir del resto o formar parte de esos grupos sociales”, remató.