Los síntomas son más que simples molestias; son señales del cuerpo que buscan nuestra atención. Entender el significado detrás de cada una de las molestias es esencial para cuidar nuestra salud.
Dolores de cabeza, acidez estomacal o dolores de espalda son ejemplos clásicos de síntomas. Si bien muchos optan por aliviarlos con analgésicos, antiácidos o relajantes musculares, no deben ser ignorados, ya que pueden esconder causas más profundas.
El cuerpo siempre nos envía información, en eso consiste el síntoma, en algo que nuestro organismo nos quiere deci, primero en voz baja, como susurrando, y si no prestamos atención, comienza a gritar.
Los síntomas y su conexión con el estrés
Muchas veces los médicos describimos al estrés como un gran simulador, capaz de provocar una amplia variedad de síntomas físicos y emocionales.
Taquicardia, insomnio, acidez, dolores de cabeza, dificultad para concentrarse e incluso caída del cabello son algunas de las formas en que el cuerpo expresa los efectos del estrés. La importancia de consultar a un médico radica en descartar que estos síntomas no corresponden a otras afecciones subyacentes.
La autoconciencia como primer paso. El médico más cercano es uno mismo. Esto significa que debemos aprender a escuchar los mensajes de nuestro cuerpo y reconocer las señales que nos envía. Cada síntoma es información valiosa que revela que algo podría no estar funcionando correctamente.
El papel del médico en el diagnóstico
Cuando los síntomas persisten, es fundamental acudir a un profesional de la salud, ya que este puede interpretar las señales del cuerpo y realizar un diagnóstico adecuado.
Los problemas aparentemente simples, como el dolor de cabeza o la acidez, pueden estar relacionados con causas como falta de sueño, problemas posturales o gastritis, y requieren atención para evitar complicaciones mayores.
Un llamado a la atención preventiva. Esta reflexión es un recordatorio de que nuestra salud depende en gran medida de nuestra capacidad para interpretar los mensajes del cuerpo.
La clave está en actuar temprano, escuchar con atención y buscar ayuda profesional cuando sea necesario, para prevenir así problemas o consecuencias más graves en la salud.
* El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.
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Doctor, ¿qué me está diciendo? Si tengo dolor de cabeza, es un síntoma, si tengo acidez de estómago, es un síntoma, si tengo dolor de espalda es un síntoma.
Sí, es verdad, son síntomas, pero el error sería pensar que es nada más que un síntoma y decir ‘bueno, tengo un dolor de cabeza, me tomo un analgésico. Tengo acidez de estómago, un antiácido. Un dolor de espalda, un analgésico con un miorrelajante’.
Un síntoma es información, síntoma = información. Usted viene a mi consultorio, al hospital, y yo lo atiendo, usted me dice sus síntomas y yo no lo estoy sintiendo, pero entiendo que esos síntomas, información que su cuerpo le está dando a usted y usted me la transmite a mí y yo puedo hacer un diagnóstico.
Si usted ve que sigue, el tema es otro, el síntoma es información que el cuerpo le envía a usted para que usted le preste atención.
Por ejemplo, cuando tiene sueño ya se que es un síntoma y tiene sueño, qué le avisa al cuerpo, que tiene que ir a dormir. ¿Quién es el médico que usted tiene más cerca? Usted, tiene que escuchar los mensajes del cuerpo. El cuerpo siempre nos habla. primero en susurros, después en voz baja, y si no lo hemos sabido escuchar, nos va a comenzar a gritar.