Las celebraciones de fin de año traen consigo luces, música y encuentros festivos, pero también pueden representar un desafío significativo para las mascotas. Uno de los aspectos más complicados de estas fechas es el uso de pirotecnia, cuyos estruendos impactan de forma severa en el bienestar de los animales, particularmente los perros.
La sensibilidad auditiva extrema y la naturaleza ansiosa de algunos caninos pueden desencadenar reacciones que van desde un leve nerviosismo hasta estados de pánico extremo. Esto plantea la necesidad de comprender a fondo su comportamiento y establecer estrategias eficaces para protegerlos.
En un nuevo capítulo de Data Animal, Juan Manuel Liquindoli, psicólogo y especialista en comportamiento animal, profundizó en estas cuestiones y ofreció herramientas prácticas para abordar el estrés de los perros frente a los fuegos artificiales.
-¿Qué le genera el sonido de la pirotecnia a los perros?
-Haciendo una analogía con lo que puede padecer un ser humano, es como estar teniendo un ataque de pánico. Aparecen signos, síntomas. El sistema de los circuitos del estrés se activan a tope en el perro. Se activa el sistema nervioso simpático, que es lo que nos prepara para la lucha o para la huida. Y pueden aparecer síntomas como desorientación, por el miedo extremo que tienen, jadeo, ladridos, caminar de manera estereotipada. Bueno, un montón de signos que dan cuenta de que el perro la está pasando verdaderamente mal.
-¿Pueden presentar actitudes que quizás en su rutina diaria no tenían por el sonido de la pirotecnia?
-Sí, por supuesto. Y ya desde la previa, porque los perros tienen un oído más sensible, tienen la capacidad de escuchar ruidos a mucha más distancia que nosotros y a más intensidad. Entonces los podemos empezar a notar raros desde horas antes de las 12. Se van a un rincón, que se alejan, que tiran las orejitas para atrás. Por eso es muy importante estar atento a todas las señales corporales que va dando el perro ese día.
La predisposición al miedo frente a la pirotecnia varía entre los perros debido a su individualidad. Según el especialista, uno de los factores principales es la genética, ya que el miedo tiene una alta heredabilidad. Animales con padres miedosos tienen mayores probabilidades de desarrollar esta sensibilidad, lo que incrementa su reacción negativa ante ruidos fuertes.
Además, el experto explicó que el período sensible de socialización, durante los primeros cuatro meses de vida, resulta esencial. Las experiencias positivas en esta etapa pueden ayudar a los cachorros a enfrentar mejor estímulos futuros. Por ello, es clave aplicar estrategias preventivas que favorezcan su bienestar emocional, y asegurar de esta manera que estén protegidos durante sus primeras festividades.
“Por eso es importante que aquellos cachorros que van a ser sus primeras fiestas, que para ellos no son una fiesta esto, poder hacer todas las pautas que vamos a hablar ahora para que la pasen lo mejor posible, porque eso le queda como un esquema mental, como una representación en su cabecita, y lo va a ayudar a afrontar mejor las fiestas o las pirotecnias futuras”, agregó Liquindoli.
-¿Cómo podemos ayudar a los cachorros a sobrellevar esta situación?
-Son pautas que van a servir para todos los perros, cachorros y adultos. Obviamente, para los cachorros, que es su primera experiencia, es como un pizarrón en blanco que va a vivir esta primera experiencia, es mejor porque estamos trabajando de manera preventiva. Pero alguna de las pautas son armar un espacio seguro o un refugio donde el animal se sienta, valga la redundancia, seguro. Esto lo tenemos que preparar con anticipación y que es básicamente elegir un lugar de la casa que esté lo más aislado posible de los ruidos externos, poner una cama cómoda, un lugar que se puedan bajar persianas, ventanas, lo que sea.
El especialista indicó que acompañar al perro en los días previos a la pirotecnia es una de las estrategias más efectivas para reducir su estrés. No se trata simplemente de llevarlo a un lugar seguro y encerrarlo allí, sino de generar una asociación positiva con ese espacio. Esto podía lograrse a partir de juguetes interactivos, actividades para masticar o snacks. “El objetivo es que el perro termine escogiendo ese lugar seguro ante una situación de miedo”, subrayó Liquindoli.
Durante el día de los ruidos fuertes, el experto recomendó complementar estas medidas con sonido blanco que atenúe el impacto acústico del entorno. Además de cerrar ventanas y persianas para minimizar los estímulos externos, señaló que esos sonidos actúan como una barrera adicional que contribuye a crear un ambiente más tranquilo para el animal.
Otra recomendación clave, según el especialista, es ofrecer apoyo emocional si el canino lo busca. “Existe un mito muy extendido que dice que acariciar a un perro con miedo refuerza esa emoción, pero esto no es cierto”, aclaró. Según Liquindoli, las emociones son involuntarias, y el miedo no es una elección del animal, sino una respuesta a una circunstancia percibida como amenazante. En este sentido, aseguró que las caricias podían ayudar al perro a transitar mejor el momento de estrés.
Finalmente, el especialista resaltó la importancia de los ejercicios de asociación positiva. Los perros aprenden de esta manera y, si los ruidos fuertes se vinculan con experiencias agradables, como jugar o recibir premios, es posible modificar su respuesta emocional. “Si el sonido se asocia a placer en lugar de miedo, el cerebro del perro lo procesará de forma diferente”, puntualizó. Estas estrategias son especialmente útiles como medidas preventivas, aunque su eficacia podía ser limitada en casos de fobia extrema.
-En el caso de los perros con fobia, ¿qué es lo que más se recomienda?
-Me parece importante hablar de algo que no se recomienda y se sigue haciendo, y mucho. Hay unas gotas famosas que se dan, que cuando yo era chico me las recomendaban también, y se siguen dando. La droga acepromazina, que es importante no darlas porque pueden servir para otras cosas, pero no para las fobias. Porque actúan a nivel de la motricidad, o sea, inhiben todo el aparato motor del perro, pero no tiene función ansiolítica. O sea que tenemos un perro que está sedado a nivel corporal, no se puede mover, pero está percibiendo todos los estímulos del medio a los cuales el perro le tiene miedo.
“Es una tortura, básicamente. Entonces, por favor, no dar ese tipo de gotas. Además de todas las pautas que vimos comportamentales, ¿se puede complementar con alguna psicofarmacología? Sí, pero que consulten con su médico veterinario y que, conociendo a su perro, le indique cuál es la adecuada y a qué dosis. Eso, por un lado. Y después, bueno, todas las pautas comportamentales que estuvimos hablando con anterioridad", añadió el especialista.
-¿Qué se le puede recomendar a esa gente que encuentra algún perro suelto en el barrio con chapita y lo ve con mucho miedo?
-Este es un tema fundamental porque estadísticamente es uno de los momentos del año donde más animales se pierden. Entonces lo primero es, vamos a reducir eso. Tratemos de que no haya puntos de fuga en ningún lado de la casa. Cada vez que le abramos la puerta a un invitado, estar chequeando que el perro no esté cerca. Si el perro se va a quedar en casa solo, que tampoco es lo que recomendamos. Recomendamos que, en la medida de lo posible, el perro o gato queden acompañados en ese día. Bueno, que no haya punto de fuga en la casa, eso es lo principal, y que tengan chapita.
“¿Y si se encuentra algún perro suelto? Bueno, hay multiplicidad de respuestas que puede tener el perro, porque estamos ante un perro que está con un ataque de ansiedad, un ataque de pánico, está con desorientación. Entonces puede llegar a responder de diversas maneras. Lo que siempre recomendamos es tratar de agarrarlo como se pueda y contactar inmediatamente a la persona cuyos datos están en la chapita. Pero bueno, ese es un momento muy especial que de acuerdo al perro pueden pasar un montón de cosas", comentó Liquindoli.
El experto hizo hincapié en que, ante un perro suelto y asustado, intentar perseguirlo puede resultar contraproducente, ya que esto lo impulsa a correr más rápido. En su lugar, sugirió actuar con calma, esperar y aprovechar un momento en el que el animal se detenga a olfatear para acercarse de manera cuidadosa. Aunque esta recomendación es general, Liquindoli aclaró que las respuestas pueden variar ampliamente según cada situación.
Proteger a las mascotas en las festividades requiere preparativos y atención para aliviar el impacto del ruido. Liquindoli destacó: “Démosle apoyo emocional, somos su referente”. Y enfatizó la importancia de acompañarlos en los momentos de estrés.