Qué aconsejan los expertos ante los balances de fin de año y cómo planificar nuevas metas sin estrés

El mes de diciembre está marcado por reflexiones en torno al pasado y a lo que vendrá. Infobae consultó a especialistas que dieron sugerencias e instaron a que el proceso no sea tedioso o estresante

Según los expertos, al iniciar un nuevo año es clave enfocarse en pensar en positivo, valorar los logros obtenidos y evitar minimizar lo bueno que ocurrió, lo que permite comenzar con una actitud más optimista y motivada (Freepik)

Diciembre suele ser un momento de balance anual, cuando muchas personas reflexionan sobre lo logrado y planifican las metas para 2025. Este ejercicio permite evaluar lo realizado y plantear los desafíos y proyectos que marcarán los meses venideros.

¿Qué aconsejan los expertos para que este proceso no sea tedioso ni genere estrés?

Diego López de Gomara, médico psiquiatra y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), planteó en conversación con Infobae: “El cierre del año funciona como un punto de corte simbólico, un momento de juicio interno en el que el sujeto tiende a evaluar lo logrado y lo perdido. Este balance no es un simple ejercicio de memoria, sino que está mediado por fantasías inconscientes que organizan la relación con el deseo. Muchas veces, las personas revisan sus logros no desde la satisfacción auténtica, sino desde ideales impuestos o expectativas ajenas, lo que puede generar frustración o autoexigencia excesiva”.

“En cuanto a las proyecciones hacia el año venidero, es interesante recalcar cómo los anhelos se renuevan o se reprimen. Desde el psicoanálisis, es vital escuchar lo que se desea realmente, más allá de los mandatos sociales o familiares. El sujeto que conecta con su deseo tiene más posibilidades de plantearse propósitos que le permitan moverse en dirección a su satisfacción, aunque esta siempre sea parcial”, sumó López de Gomara.

Para los especialistas, la planificación del próximo año debe basarse en metas alcanzables que se adapten a la realidad personal. Evitar listas idealizadas ayuda a mantener una perspectiva realista y a reducir la frustración (Imagen Ilustrativa Infobae)

Al tiempo que remarcó: “Estos balances revelan la forma en que cada quien se relaciona con la temporalidad. Para algunos, el tiempo se vive como una deuda o una amenaza (lo que no hice, lo que no logré); para otros, como una posibilidad de reinvención. Desde el psicoanálisis no se trata de buscar recetas para ‘cumplir metas’, sino abrir un espacio para que el sujeto se interrogue por lo que realmente importa en su vida. Siempre hay una deuda consigo mismo que no se quiere confrontar, dedicándose a satisfacer deberes y exigencias ajenas. Aunque aparentemente esas exigencias sean un peso y den lugar a la queja. Podemos pensar el fin de año como un tiempo para escuchar lo singular del propio deseo y evaluar la posición subjetiva en el mundo”.

Otra profesional consultada por Infobae fue Cynthia Zaiatz, jefa del servicio de Salud Mental del Sanatorio Modelo de Caseros, quien reflexionó sobre los balances personales y emocionales que suelen surgir al cierre del año. “Es normal que, cuando llega fin de año o diciembre y empezamos a juntarnos todos, surja la idea de despedir el año. Lo que solemos hacer siempre es un balance del año. La primera tendencia es pensar lo rápido que pasó el año. También aparece la idea de todas las cosas que queríamos hacer y no hicimos. Eso es algo que escucho mucho en el consultorio. La gente dice: ‘Uy, ahora se vienen las fiestas, ya empieza otro año. ¿Qué voy a hacer para el año que viene?’”, explicó Zaiatz.

Según la especialista, es común que las personas experimenten sentimientos encontrados en esta época. “La gente tiene esta incertidumbre y también esta sensación de que no hizo lo que había planeado. Lo que siempre recomiendo es ponerse metas cortas y alcanzables. Hay personas que se plantean objetivos muy largos y difíciles de cumplir, y eso es algo muy común”, señaló.

Diciembre es una época en que las emociones suelen mezclarse, muchas personas enfrentan tristeza por lo no logrado y alegría por las nuevas posibilidades, lo que refleja una dinámica común en los balances anuales, según los especialistas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Zaiatz también señaló: “La gente experimenta, por un lado, una tristeza porque termina el año o porque no cumplieron todo lo que querían. Por otro lado, sienten alegría porque comienza un nuevo año con todo lo que trae. En general, aparece la idea que se traduce así: ‘Este 2025, o el año que sea, me pongo las pilas y hago todo lo que tengo que hacer’. También pasa mucho que, al llegar diciembre, las personas quieren cumplir todo lo que no lograron en los 11 meses anteriores”.

Estas expectativas y presiones pueden generar una visión desequilibrada del balance del año. “Eso lleva a que se machaquen con estas ideas. Por eso, lo que yo siempre recomiendo es: si vamos a hacer un balance del año, no miremos solo lo negativo o lo que no hicimos. Veamos lo positivo, las cosas buenas, lo que sí logramos. Porque la tendencia general es enfocarse en las cosas perdidas”, sostuvo la experta.

Finalmente, Zaiatz compartió una recomendación para iniciar el año con una perspectiva renovada. “Lo que siempre les digo es: para el año que viene, primero empieza el año enfocándote en pensar en positivo. Piensa que viene un nuevo año, que las cosas van a salir bien, que vienen cosas buenas. Miremos hacia adelante. No hay que minimizar lo bueno que nos pasa o las cosas que logramos”.

Los balances de fin de año son oportunidades para interrogarse sobre lo que realmente importa, replantear objetivos y conectar con el deseo persona (Freepik)

Los propósitos, la resiliencia y el estrés

Como se ve, parte de la dinámica está asociada a los propósitos. En ese sentido, un artículo escrito en Psychology Today por el psicólogo clínico Ryan Warner planteó: “Tener un sentido de propósito es más que un concepto filosófico: es un factor crítico en la salud mental. La investigación muestra que tener un propósito claro influye profundamente en cómo navegamos por los desafíos de la vida”.

“Los estudios han demostrado consistentemente que las personas con un fuerte sentido de propósito experimentan niveles más bajos de ansiedad y depresión. Por ejemplo, la investigación revela que las personas impulsadas por un propósito son más resilientes y están mejor equipadas para manejar el estrés. Esta resiliencia se deriva del hecho de que el propósito actúa como un amortiguador contra las inevitables dificultades de la vida, ayudando a las personas a mantenerse enfocadas en lo que realmente importa, incluso en tiempos difíciles. Proporciona una base estable que permite a las personas hacer frente de manera más efectiva a la adversidad, contribuyendo a una mayor estabilidad emocional y una visión más optimista de la vida”, señaló Warner en la publicación.

Para él, “comprender lo que realmente le importa es el primer paso para encontrar un propósito”. Por eso, el experto dio algunos consejos como los siguientes: “Reflexiona sobre tus valores y pasiones fundamentales. Considera qué actividades te hacen sentir satisfecho y lleno de energía. Alinear tus acciones con tus valores crea una vida con más propósito. Una vez que hayas identificado tus valores, establece valores específicos y objetivos alcanzables que se alineen con ellos. Divide estos objetivos en pasos más pequeños y manejables para mantener la motivación y realizar un seguimiento del progreso”.

Los balances anuales reflejan la relación de cada persona con su propia vida, algunos los viven como una carrera con metas a superar, mientras otros los aprovechan para replantearse objetivos desde una perspectiva más realista (Imagen Ilustrativa Infobae)

A su turno, la doctora Mirta Noemí Cohen, psicoanalista e integrante de APA, dialogó con Infobae sobre las emociones y reflexiones que suelen emerger en esta época del año. Según Cohen, diciembre tiene un significado especial que combina el cierre de ciclos con un balance emocional profundo.

“Fin de año nos remite a un duelo. Celebramos un año más que pasamos, pero en realidad es un año menos que tenemos por delante. Por eso, la necesidad de celebrar con amigos o familia: necesitamos sentirnos rodeados”, expresó. “Es muy común que en esta época los pacientes hagan un balance, trabajen los efectos que impactaron en su psiquis, recuerden y repitan lo traumático como forma de elaborar. La repetición nunca es la misma porque el relato nunca es el mismo; la lista nunca es la misma”, postuló.

Cohen explicó que estas reflexiones son una oportunidad para generar nuevos deseos: “El duelo puede ser entendido como una pérdida dolorosa de lo que ya fue, pero también como un momento fecundo que permita que surjan otros deseos”.

La psicoanalista subrayó que todo fin de año implica una sensación de pérdida. “Todo año que pasa marca de algún modo una pérdida porque la vida es así, pura pérdida, lo que implica una sensación de fracaso y la consiguiente pregunta: ‘¿Habré hecho lo suficiente?’. Hay personas que creen que la vida es una carrera con postas a superar, pero la mejor manera de cumplir con los objetivos que nos proponemos es tratar de ser realistas”, reflexionó.

Diciembre es un momento simbólico para reflexionar sobre lo realizado y proyectar lo que vendrá (Imagen Ilustrativa Infobae)

Respecto a la construcción de metas, Cohen recomendó que estas sean alcanzables y acordes a la realidad personal de cada uno. “No hagamos una lista ideal, hagamos una lista posible. En la lista incluiría tal vez un objetivo difícil de alcanzar y la mayoría que sean posibles. O tal vez un objetivo a largo plazo y otros más cercanos. Después de hacer la lista, la escondería hasta el próximo año y ahí la sacaría nuevamente para ver qué pasó. Lo peor que podemos hacer es ponernos una lista de objetivos enfrente, marcando diariamente lo que hay y lo que no hay que hacer”, aconsejó.

Cohen utilizó una metáfora para ilustrar su punto de vista: “Me gusta citar al rey de El Principito, cuando muestra cómo el sol se pone solo cuando él lo indica. Eso nos enseña que si deseamos cosas posibles, se van a cumplir. Si, en cambio, nos proponemos objetivos inalcanzables, vamos a frustrarnos una y otra vez”.

Finalmente, la psicoanalista Agustina Verde (MN 72893) apuntó en diálogo con Infobae algunas preguntas para hacerse en este momento del año: “Siempre es importante evaluar de dónde partimos. Hacer una evaluación de tu yo actual, de tu año, de tus logros. ¿Qué necesitas dejar atrás? Pueden ser personas, hábitos, objetivos, objetos, maneras de vincularte, etcétera. ¿Podes extraer algún aprendizaje de lo vivido? ¿Qué podes celebrar? ¿Cuáles fueron tus logros? ¿Cómo te sentís por ellos?¿Qué te gustaría vivir? ¿Te sentis a gusto con tus experiencias de este año? ¿Quisieras cambiar algo para el año siguiente?”.

La frustración por un objetivo no cumplido es normal y debe ser un impulso para actuar y pensar en otras metas o en pulirlas (Imagen ilustrativa Infobae)

“Hay que practicar la aceptación. Cuando algo no sale como lo planeás, simplemente aceptalo. No significa que esa meta no pueda realizarse. Simplemente, lo que sucede es que la vida es impredecible, y tus metas pueden necesitar tiempos distintos a los que te estableciste. Si esto sucede, reevaluá el medio para llegar a la meta. No le tengas miedo a fracasar, de hecho por haberlo intentado no lo hiciste. En caso de necesitar ayuda en el proceso, permitite el acompañamiento de un profesional para que juntos revisen el obstáculo que se presenta”, indicó Verde.