Aunque el tema de orinar en la ducha puede parecer controvertido para algunas personas, es una práctica que muchos consideran común y útil. Representa, además, una forma de optimizar el tiempo y aprovechar al máximo ese espacio privado. Mientras que otros pueden sentir incomodidad al asociar la ducha, un lugar destinado a la limpieza, con la acción de orinar.
Sin embargo, ¿es esta práctica realmente perjudicial para la salud? Según los expertos, orinar en la ducha no suele representar un riesgo significativo siempre y cuando se mantenga una higiene adecuada.
Higiene y riesgo de infecciones
Un aspecto clave que se menciona con frecuencia en los debates sobre orinar en la ducha es la higiene. La ducha, al ser un entorno húmedo, permite que el agua fluya rápidamente sobre la orina, lo que reduce el riesgo de que la orina quede en contacto prolongado con la piel. Esto es particularmente beneficioso en comparación con otros entornos, como las bañeras o jacuzzis, donde el agua puede estancarse, lo que favorece la proliferación de bacterias y aumenta el riesgo de infecciones. En este sentido, orinar en la ducha, debido al flujo constante de agua, puede considerarse una práctica relativamente segura para la mayoría de las personas.
Por otro lado, el contacto de la orina con heridas abiertas también puede presentar riesgos. La orina, como se sabe, es un medio en el que pueden proliferar bacterias y hongos, lo que puede complicar la cicatrización de una herida. El Dr. David Shusterman, urólogo de Nueva York, explicó que el contacto directo de la orina con una herida abierta puede dificultar la curación debido a que las bacterias encuentran un ambiente favorable para crecer. En tales casos, los expertos recomiendan cubrir las heridas con un apósito húmedo que las mantenga limpias y secas, evitando que la orina entre en contacto con ellas.
El fenómeno psicológico de la asociación agua - vejiga
Uno de los aspectos más curiosos que se vincula con la práctica de orinar en la ducha es el fenómeno psicológico que ocurre debido al sonido del agua.
El ruido constante de la ducha puede crear una asociación entre el agua corriendo y la necesidad de orinar, algo que no ocurre exclusivamente con este tipo de entornos, pero que se ve exacerbado cuando la práctica de orinar en la ducha se repite con frecuencia. Según los urólogos, esto puede llevar a lo que se conoce como un “reflejo condicionado”, un tipo de respuesta automática en la que el cerebro asocia el sonido del agua con la acción de vaciar la vejiga.
Para las personas que ya sufren de vejiga hiperactiva, este fenómeno puede ser problemático. En estos casos, el sonido del agua podría generar una urgencia inmediata por orinar, algo que podría ser difícil de controlar. El Dr. Shusterman señaló en una nota con CNN, que este tipo de acondicionamiento puede hacer que el cerebro “relaje” la vejiga y el esfínter sin que la persona lo controle, lo que podría llevar a pérdidas involuntarias de orina.
Para evitar este fenómeno, algunos expertos recomiendan vaciar la vejiga antes de entrar a la ducha, para evitar que el cerebro asocie el sonido del agua con la necesidad de orinar.
Sin embargo, es importante destacar que este fenómeno no es algo que afecta a la mayoría de las personas. En la mayoría de los casos, orinar en la ducha es simplemente una cuestión de comodidad personal, y muchas personas lo hacen de manera automática sin experimentar problemas psicológicos o físicos.
Impacto en la salud del suelo pélvico
Otro argumento frecuente en contra de orinar de pie es la preocupación de que esta posición no permita una relajación adecuada de los músculos del suelo pélvico, lo que podría ocasionar un vaciado incompleto de la vejiga o dificultar la micción. Sin embargo, el Dr. Shusterman, desmiente este mito.
En una encuesta de 2023 se le preguntó a 7 mil hombres si orinaban sentados o de pie. La encuesta, publicada en una nota de The Conversation, encontró que los hombres en diferentes países difieren en la forma en que orinan. En Alemania, el 40% de los hombres informaron que orinan sentados cada vez, al igual que el 25% de los australianos.
Estados Unidos, la cifra era de tan solo el 10%. Algunas personas consideran que orinar de pie es “superior”, mientras que sentarse para hacerlo se percibe como una opción inferior.
Según él, los esfínteres urinarios, no los músculos del suelo pélvico, son los principales responsables del flujo de orina. De hecho, orinar en la ducha, especialmente si se realiza bajo agua caliente, puede ayudar a relajarse y facilitar la micción, permitiendo que la orina salga de forma más natural y sin esfuerzo adicional.
El agua caliente de la ducha tiene un efecto relajante sobre los músculos, lo que puede ser beneficioso para quienes sufren de tensión en los músculos involucrados en la micción. Además, orinar en la ducha puede evitar esfuerzos innecesarios que, según el Dr. Shusterman, pueden afectar la salud del suelo pélvico si se realiza con demasiada fuerza. La relajación que permite el agua caliente puede ser una forma de proteger la salud de los músculos pélvicos, evitando tensiones que, a largo plazo, podrían generar problemas en la vejiga y el tracto urinario.
La comodidad personal y las preferencias
En cuanto al lugar donde se orina, los expertos coinciden en que la preferencia es principalmente una cuestión de comodidad personal. Algunas personas optan por orinar en la ducha porque resulta práctico y eficiente, ya que permite combinar dos actividades en una sola: la higiene personal y la micción.
La Dra. Karyn Eilber, afirmó que orinar en la ducha no representa inconvenientes para la salud y que, para muchas personas, simplemente es una forma más conveniente de manejar la necesidad fisiológica. Según Eilber, este tipo de decisiones está relacionado con las costumbres y las preferencias personales, más que con preocupaciones de salud.
Para algunas personas, la idea de orinar en un espacio donde se bañan puede parecer antihigiénica, lo que refleja que la relación con este hábito es muy subjetiva. Sin embargo, los expertos sugieren que no hay motivo para preocuparse por esta práctica, siempre y cuando se sigan pautas básicas de higiene, como limpiar regularmente la ducha y asegurarse de que el agua fluya adecuadamente para evitar la acumulación de residuos.
El riesgo de retener la orina
Los expertos subrayan que lo más importante no es el lugar en el que se orina, sino el momento adecuado para hacerlo.
Retener la orina por períodos prolongados puede tener efectos negativos a largo plazo en la salud. La vejiga debe vaciarse cuando se siente la necesidad de hacerlo, ya que esperar demasiado tiempo para orinar puede generar complicaciones en el tracto urinario y en la salud de la vejiga.
De acuerdo con el Dr. Shusterman, retener la orina puede hacer que la vejiga se estire en exceso, lo que podría generar dificultades para vaciarla completamente en el futuro.
En este sentido, orinar mientras se ducha puede ser una forma eficiente de atender esta necesidad fisiológica sin necesidad de desplazarse hasta el baño.
Al vaciar la vejiga cuando se siente la necesidad, se pueden reducir los riesgos de infecciones urinarias y otros problemas relacionados con el tracto urinario, lo que demuestra que la clave para la salud urinaria no está en el lugar donde se orina, sino en hacerlo de forma oportuna.