- Argentina celebra cada 1 de noviembre el Día Nacional de la Pastelería Artesanal
- La efeméride destaca a la especialidad gastronómica por representar la tradición, la familia y los orígenes de los argentinos.
- Maestros pasteleros consultados por Infobae subrayaron la conexión emocional y las raíces multiculturales que enriquecen la pastelería argentina.
Lo esencial: la pastelería artesanal en Argentina es sinónimo de reuniones familiares y celebraciones. Desde 2023, el país reconoce esta labor con un día nacional que resalta la dedicación y el arte de quienes mantienen vivas las técnicas y sabores ancestrales. La iniciativa surgió de un encuentro en la famosa Confitería El Molino, donde se institucionalizó la fecha. Los expertos entrevistados por Infobae remarcaron el vínculo de la pastelería con la memoria colectiva, los sabores de la infancia y la dedicación artesanal que exige perfección en cada receta.
La pastelería tiene un lugar especial en la vida de los argentinos. Es sinónimo de reuniones familiares, celebraciones y momentos compartidos, un elemento que atraviesa la cultura culinaria y está presente en cada ocasión festiva.
No por nada, desde hace un año, cada 1 de noviembre, Argentina celebra el Día Nacional de la Pastelería Artesanal, una efeméride que rinde homenaje a un oficio con profundas raíces en el país.
El origen de esta celebración se remonta al año 2023, cuando más de 140 pasteleros destacados se reunieron y marcaron un hito para la gastronomía local. La fecha se institucionalizó a partir de ese encuentro y se convirtió en un recordatorio anual de la labor de quienes preservan la tradición y la excelencia en el rubro.
En esa primera celebración, figuras icónicas de la pastelería argentina recibieron un reconocimiento: Antonio Sanchis Cañadel, de 96 años en aquel entonces y maestro pastelero que trabajó en la legendaria confitería El Molino; Andrés Mandalari, y Felipe Malmoris -este último de 102 años- considerados pioneros y referentes en el oficio. Estos homenajes destacaron el compromiso por mantener vivas las técnicas y saberes que han acompañado a generaciones de argentinos.
Los pasteleros asistentes acordaron fijar la fecha de aquel encuentro en el calendario nacional, como un homenaje a una profesión que forma parte del patrimonio gastronómico criollo.
El pastelero Néstor Reggiani es el capitán del Equipo Pampa, que en 2024 salió campeón de la Copa América de Pastelería representando a Argentina. En diálogo con Infobae, Reggiani apuntó: “En Argentina, la pastelería es sinónimo de reunión con la familia y con los amigos. Está presente siempre en los momentos felices de la gente, como los cumpleaños o los casamientos. Básicamente, está en los momentos en los que se disfruta: Navidad, fin de año, Pascuas y todos los días festivos”.
Reggiani resaltó la pasión y el compromiso que define a quienes ejercen esta labor, y la necesidad constante de capacitación. “Este hermoso trabajo al cual todos los pasteleros somos apasionados nos lleva a estar capacitándonos continuamente, porque el público también está cada vez más exigente y nos pide que seamos impecables en lo que hacemos. Pero, sin lugar a dudas, la pastelería es sinónimo de pasión, de compartir con la familia y de pasar momentos gratos”, dijo el maestro pastelero, quien despliega sus recetas en La Nueva Muguet desde hace 30 años.
El encuentro que institucionalizó el Día de Nacional de la Pastelería tuvo lugar en la histórica confitería El Molino, en la intersección de Avenida Rivadavia y Callao, en Buenos Aires. Este emblemático lugar, testigo de décadas de historia y con una arquitectura de principios del siglo XX, sirvió como escenario ideal para honrar el legado de la pastelería argentina. Antonio Sanchis Cañadel, quien trabajó en El Molino durante sus años de esplendor, fue una figura central en la ceremonia. La Cámara de Confiterías de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés, presidida por Reggiani, impulsó y organizó este reconocimiento.
Lucas Carballo es otro de los pasteleros del mencionado Equipo Pampa que logró coronarse en el certamen continental del rubro. En conversación con Infobae, consideró: La pastelería artesanal para los argentinos representa tradición, familia y recordar nuestros orígenes: la torta de manzanas y caramelo de nuestra abuela, el aroma a bizcochuelo o a vainilla recién salido del horno. En el país, hablar de pastelería artesanal representa cuidar los ingredientes y respetarlos”.
Otro especialista en la materia que conversó con Infobae fue Héctor Brignole. Antes de conocer sus reflexiones, cabe repasar brevemente la historia familiar que tiene en torno a la pastelería. En 1919, tras su paso como maestro pastelero por la reconocida El Molino, Juan Bautista Brignole inauguró su propia pastelería. Un siglo después, su legado continúa con Héctor, quien representa la tercera generación al frente de la confitería El Progreso.
“Mi abuelo dominaba la preparación de bombones, masas, postres, dulces y fondant. Prácticamente, hacía de todo. Con el tiempo, la pastelería fue evolucionando y de grandes confiterías como El Molino surgieron destacados pasteleros. En Argentina, la pastelería refleja la influencia de diversas migraciones, incluyendo la española, italiana, francesa, alemana, austriaca, judía y árabe. Por eso, se puede encontrar una pastelería excepcional en cualquier rincón del país. Los pasteleros somos ‘la frutilla del postre’. Siempre recibimos a las personas cuando celebran algo, y eso es lo más lindo de este oficio”, comentó Brignole.
Por su parte, Gerardo Capasso, quien lleva adelante la propuesta de Dos Escudos, una confitería con más de 100 años de historia, le dijo a Infobae: “La pastelería argentina ha evolucionado muchísimo en los últimos años. Ha hecho un cambio de 360 grados con respecto a lo que era hace más de diez años. Hoy, dada la tecnología disponible, la calidad de las materias primas, la excelencia de los pasteleros que tenemos y otros factores, estamos compitiendo a nivel internacional, ocupando los primeros puestos en la pastelería mundial. Creo que esto es algo superlativo para nosotros en Latinoamérica”.
“Este año fuimos campeones en Nueva Orleans y vamos a intentar mejorar el puesto obtenido en 2023 en el Campeonato Mundial de Lyon. Esto demuestra claramente el potencial y la calidad de nuestra pastelería argentina y artesanal, que es lo más importante: lo artesanal, no lo elaborado mecánica o artificialmente”, concluyó Capasso.