El amor, en términos generales, es el sentimiento que nos atrae hacia otra persona y que nos llena de alegría y energía. En algunos casos, puede tratarse de una inolvidable atracción que se da a primera vista o, por el contrario, si no es correspondido, puede llevarnos a cuestionar la naturaleza de nuestras emociones.
En este artículo se abordaron ambas facetas y se puso sobre la mesa un concepto que es crucial en la consolidación o no de una relación: la sincronía, que se utiliza para describir la coincidencia de hechos o fenómenos en el tiempo de manera simultánea o cercana.
Justamente con respecto a coincidir o no, recientemente, la doctora Berit Brogaard, profesora y directora del laboratorio Brogaard para la investigación multisensorial en la Universidad de Miami, en un escrito en Pshycology Today. Según Brogaard, “cuando una persona está menos disponible (ya sea emocionalmente, físicamente o ambas), inconscientemente comenzamos a valorarla más. Su atención se convierte en algo por lo que luchamos, precisamente porque no se nos da fácilmente”.
Esta afirmación resuena con la experiencia de muchos que han sentido una atracción inexplicable por alguien que parece estar fuera de su alcance, especialmente después de haber sido rechazados, de acuerdo a la autora.
Brogaard destaca que “cuanto más se alejan estas personas, más las deseamos”. La mente humana, en su complejidad, tiende a crear ilusiones sobre la persona que no está disponible, convenciéndonos de que posee cualidades únicas que merecen ser perseguidas. Este fenómeno, aunque frustrante, es común y puede explicarse por el valor psicológico que otorgamos a aquello que parece inalcanzable, de acuerdo a la experta.
En esa línea, en conversación con Infobae, la psicóloga y escritora Beatriz Goldberg, especialista en crisis individuales y de pareja, describió: “La sincronía que debe existir en el amor implica una conexión profunda que no tiene nada que ver con la famosa ‘media naranja’, porque nadie completa a nadie; cada uno debe estar pleno por sí mismo, y el otro simplemente acompaña. Lo ideal y la esencia de este concepto es que cada uno esté bien consigo mismo, con buena autoestima, y que el otro apoye ese bienestar, sin destruir ni aplastar al otro para mejorar su propia autoestima, como ocurre en las parejas tóxicas”.
“El amor es un sentimiento que uno tiene hacia otra persona, en la cual a veces encuentra una sensación de paz o bienestar. El amor creativo, como yo lo llamo, sería cuando hay una paz interior al estar con el otro, donde uno se siente a gusto, cómodo, bien y con empatía. Se trata de un espacio en el cual te podés sentir pleno para compartir. Hablo, en este sentido, de lo que yo considero el amor creativo, no del amor tóxico. Aquel en el cual uno deposita esa sensación de querer compartir y de disfrutar la compañía”, siguió Goldberg.
“Al principio, el amor tiene una calidad hipnótica, una fascinación que Sigmund Freud describía como un estado en el que no se ve la realidad tal como es, sino lo que uno quiere ver en el otro. No obstante, con el tiempo, es necesario que el amor evolucione hacia una forma más auténtica y sólida, donde se acepten los defectos del otro y se elija permanecer juntos a pesar de ellos. En las etapas más avanzadas de la vida, el amor tiende a ser más un compañerismo que una atracción sexual intensa. Las parejas con muchos años juntas suelen saber cómo resolver conflictos y sanarlos a través del humor, que es un factor clave en la pareja”, dijo Goldberg.
Otra profesional consultada por Infobae fue Alicia Killner, médica psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). “Es muy raro que alguien se enamore sin recibir algún signo de reciprocidad. Siempre hay algo mutuo en el amor. Sin embargo, como decían los griegos, en toda relación hay un amante y un amado; uno ama más, y el otro se deja amar. Lo ideal en una pareja sería que estos roles fueran intercambiables, que ambos puedan cambiar de posición. Cuando uno ama constantemente más que el otro, se generan desequilibrios en la relación”.
“Hay que señalar la importancia de la mirada: cuando la relación no ha comenzado, todo gira en torno a si me miró o no, si me presta atención. Y, más adelante, uno nota cuando la mirada se desvanece, con frases como ‘ya no me mirás’. Es interesante cómo el amor se vincula a la mirada, pero también a la ceguera, como el dios Eros, quien aparece con los ojos vendados, representando el dicho popular: ‘el amor es ciego’. En el amor, seleccionamos a una persona entre millones y siempre se trata de elegir a alguien sobre el fondo de muchas otras persona”, enfatizó Killner.
El amor en el cerebro
En diálogo con Infobae, la doctora Celeste Beltramini, especialista en neurología en la Unidad de Neurología Cognitiva de la Clínica Universitaria Reina Fabiola, de Córdoba, apuntó: “Cuando nos enamoramos, el cerebro experimenta una serie de cambios químicos y neuronales que están asociados con sensaciones intensas de placer, apego y euforia”.
Desde el punto de vista de las neurociencias -postuló Beltramini- estos son los principales procesos:
- Liberación de dopamina. “Es el neurotransmisor relacionado con el placer y la recompensa. Cuando estamos enamorados, los niveles de dopamina aumentan, lo que genera una sensación de felicidad y bienestar”, dijo la neuróloga.
- Serotonina. Esto explicó la especialista: “Durante el enamoramiento, los niveles de serotonina, que regulan el estado de ánimo y el comportamiento, tienden a disminuir, lo que puede explicar por qué algunas personas enamoradas a menudo se obsesionan con su pareja”.
- Oxitocina y vasopresina. “Estos dos neuroquímicos están asociados con el apego y los vínculos afectivos. La oxitocina, a menudo llamada ‘la hormona del amor’, se libera durante el contacto físico, como abrazos o relaciones íntimas, fomentando el lazo emocional”, planteó Beltramini.
- Activación del sistema de recompensa. Según la especialista, “áreas del cerebro como el núcleo accumbens y el área tegmental ventral se activan cuando pensamos en la persona amada, lo que refuerza el deseo de estar cerca de ella”.
- Corteza prefrontal. “Las áreas responsables del juicio y el razonamiento crítico tienden a ser menos activas, lo que explica por qué algunas personas enamoradas pueden tomar decisiones impulsivas o idealizar a su pareja”, señaló.
La atracción inicial
Anteriormente, científicos buscaron desentrañar los misterios de la atracción inicial y cómo esta se desarrolla entre dos personas. El estudio publicado en la revista Nature sugirió que el enamoramiento puede detectarse en tan solo dos minutos, según académicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén (HU).
El análisis reveló que las parejas que mostraban interés romántico sincronizaban su sudoración y sus movimientos físicos en los primeros minutos de la interacción.
Para llevar a cabo el experimento, los investigadores reclutaron a 32 estudiantes heterosexuales, divididos en 16 hombres y 16 mujeres, interesados en relaciones románticas. Las citas rápidas, de cinco minutos cada una, se realizaron en tres rondas experimentales, sumando un total de 46 encuentros analizados.
Durante estas citas, los participantes utilizaron pulseras que midieron la actividad electrodérmica, es decir, los cambios en la resistencia de la piel causados por la actividad de las glándulas sudoríparas. Además, los autores registraron movimientos de comportamiento como sonrisas, asentimientos y gestos con brazos o piernas.
Los resultados mostraron que las citas exitosas, aquellas que terminaron con un interés romántico mutuo, presentaban una sincronía en la actividad electrodérmica durante los primeros dos minutos. Asimismo, los movimientos de comportamiento similares a lo largo de los cinco minutos se asociaron significativamente con una atracción recíproca.
El estudio también evidenció diferencias en la respuesta de hombres y mujeres a la sincronización. Aunque la atracción fue predecible en ambos sexos, las mujeres se sintieron más atraídas sexualmente por los hombres, que mostraban un mayor grado de sincronía, siempre según los expertos. En estudios futuros, los investigadores planean explorar si la sincronía entre dos personas genera atracción o si la atracción es la que provoca dicha sincronía.
“La conexión con una pareja depende de lo bien que podamos sincronizar nuestros cuerpos. El estudio mostró que dentro de los dos minutos posteriores a la cita, la sincronía fisiológica predice el interés romántico”, remarcó el autor del estudio, el doctor Shir Atzil, del Departamento de Psicología de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Al tiempo que resaltó: “El estudio demostró claramente que cuando las parejas sincronizan su fisiología entre sí y adaptan sus movimientos de comportamiento a su pareja durante la cita, se sienten atraídos románticamente el uno por el otro. Nuestra investigación demuestra que la sincronía fisiológica y de comportamiento puede ser un mecanismo útil para atraer a una pareja romántica”.
Otro profesional consultado por Infobae fue Jorge Catelli, psicoanalista y miembro titular en función didáctica de APA, docente e investigador de la UBA.
“El enamoramiento es el momento inicial en que el otro se convierte en un mero espejo de uno mismo. Hay una fascinación alimentada por la confusión con el otro, quien se presenta como casi inexistente, siendo solo un reflejo de nuestras expectativas. De ahí surge la sensación de completud, comúnmente asociada con la idea de la ‘media naranja’. Cuando el otro realiza un movimiento que se sale de las expectativas establecidas en el estado de enamoramiento, se genera un quiebre: el otro ‘cae’ de ese pedestal idealizado, y esto suele afectar también a la relación”, dijo Catelli.
Y agregó: “Si se comienzan a tolerar las diferencias y se reconoce al otro como un ser diverso y distinto, el narcisismo propio del enamoramiento deja de ser el eje de la relación. En ese punto, empieza a surgir el amor en términos ‘objetables’, que es la palabra que caracteriza a la conceptualización psicoanalítica respecto de la valoración del amor por el otro, es decir, la valoración de la diferencia o de algo distinto a mí mismo”.
“Siempre hay algo de engaño en la ilusión que produce el enamoramiento: siempre hay algo del otro que en verdad no es eso que parece, pero que opera de ‘señuelo’. Puede ser un rasgo que el sujeto encuentra en el otro y que tiene que ver con su historia, con un aspecto interior de su propia trayectoria singular, subjetiva y personal”, planteó el especialista.
“Este proceso tiene un fuerte impacto emocional. Las ‘mariposas en el estómago’, el estado de excitación y la sensación de que el mundo se ensancha son experiencias intensas y, podríamos decir, profundamente hermosas”, cerró Catelli.