La mentira se define, según la Real Academia Española (RAE), como la manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa. Las razones para mentir pueden ser variadas: desde salvar las apariencias y evitar herir los sentimientos de otros, hasta obtener beneficios personales o esquivar consecuencias negativas.
La clásica paradoja entre la mentira y la honestidad crea un desafío en las interacciones humanas, donde a menudo se resalta la transparencia. En este contexto, cabe preguntarse: ¿cómo detectar a simple vista si alguien está mintiendo? Infobae consultó a expertos para responderlo.
Uno de los primeros factores a tener en cuenta es la comunicación no verbal, que es la forma en que las personas comunican mensajes sin recurrir al lenguaje hablado o escrito. Los gestos, las expresiones faciales, las posturas y los sonidos, entre otros, también transmiten información y expresan significados.
¿Es posible detectar a simple vista si una persona miente?
“La comunicación no verbal puede dar indicios, pero no certezas. Es decir, podemos sospechar que alguien está mintiendo, pero no podemos afirmarlo porque no es una ciencia exacta. Dicho esto, por ejemplo, todo lo que sea tocarse la cara puede despertar sospechas de mentira. El órgano que se toca la persona es el que indica lo que nos da el mensaje. Por ejemplo, si alguien se toca la oreja, significa que no le gusta lo que está escuchando. Si alguien se toca la nariz, puede estar diciendo que ‘esto huele mal’. Si alguien se toca la boca, es que está queriendo callar algo”, analizó en diálogo con Infobae Axel Persello, ingeniero industrial, trainer en Programación Neurolingüística (Robert Dilts, California, USA) y director educativo de la carrera de Comunicación no Verbal en el Instituto Americano de Formación e Investigación (IAFI)
“Sin embargo -siguió Persello-, hay distintas formas de tocarse esos órganos. Es importante el momento: si esto ocurre justo cuando a la persona le hacen una pregunta sobre algo que se sospecha, es más indicativo de una mentira que si se toca ese órgano en un momento sin relevancia, por ejemplo”.
Según el experto, otro punto importante son las incongruencias. “Si una persona dice ‘estoy aquí para decir la verdad porque no tengo nada que ocultar’, pero está cruzada de brazos, eso es un indicador de que puede estar cerrada a lo que dice, aunque verbalmente diga lo contrario. El cruce de brazos puede ser más o menos cerrado, dependiendo de si la persona se agarra de los codos. El rostro también puede cerrarse de cierta manera, y las piernas pueden cruzarse. Hay muchas formas de estar cerrado a hablar o a expresarse, y algunas son más sutiles. También evaluamos que una persona puede estar cerrada porque se siente interrogada, aunque diga que está abierta. Una persona puede transmitir un gesto de mentira, pero en realidad puede ser un gesto de inseguridad porque no está muy segura”, dijo Persello.
Y añadió: “Otro gesto que suelo observar es cuando la gente se rasca la nuca, lo cual es un signo de incomodidad. Esto puede llamar la atención si ocurre mientras la persona escucha algo que le incomoda, o si lo hace mientras habla, lo que indica incomodidad con lo que está diciendo. Depende del contexto, pero es algo que puede llamar la atención. También está el gesto de darse una palmada en la frente cuando uno se equivoca, que se dice que puede indicar que se está ocultando algo, aunque esto no se debe tomar como una verdad absoluta”.
“La mentira está muy relacionada con la inseguridad, pero no necesariamente todo gesto de inseguridad es una mentira. No hay una línea clara que divida la verdad de la mentira; a veces, algo es parcialmente cierto o parcialmente incierto. Hay muchos gestos que pueden indicar diferentes cosas, y se debe analizar cada situación en su contexto para detectar si hay algo raro”, planteó Persello.
A su turno, desde Colombia, la experta en comunicación verbal y no verbal Rita Karanauskas, autora de los libros “Cazamentiras” y “No te atrevas a mentirme: Manual práctico para afilar el ojo y aprender a leer el lenguaje del engaño”, le dijo a Infobae: “Cuando mentimos, experimentamos miedo, una emoción que afecta a la mayoría de las personas. Este miedo provoca la liberación de dos neurotransmisores: adrenalina y cortisol. Estos neurotransmisores generan cambios en nuestro cuerpo, y esa es la clave. ¿Qué cambios ocurren? Puede haber sudoración, dilatación de las pupilas y alteraciones en la postura corporal, entre otros”.
“Entonces, ¿qué es lo importante si deseamos determinar si alguien está mintiendo? Primero, es crucial entender que no se puede detectar una mentira directamente. Se puede, por caso, observar los cambios en el cuerpo de una persona tras hacerle una pregunta difícil. Estos cambios pueden ser causados por muchos factores, no necesariamente por la mentira. Podrían deberse a estrés por alguna otra razón o a un recuerdo inesperado”, amplió Karanauskas.
Al tiempo que remarcó: “Para determinar si una persona está mintiendo basándote en los signos que observas, como por ejemplo, si alguien cruza los brazos y luego los descruza rápidamente tras una pregunta, o si muestra una sudoración excesiva o dilatación de las pupilas, es necesario investigar más a fondo. Hay que hacer preguntas adicionales después de observar estos signos de estrés o cambios en la postura corporal. Y la mentira no se puede evaluar solo a partir de las preguntas”.
“Los signos no verbales son indicativos de lo que hace una persona con su cuerpo, como cambios en la forma de mover los brazos o tics. En general, si hay un cambio en el lenguaje corporal de una persona después de un disparador fuerte, como una pregunta difícil, es posible sospechar. Por ejemplo, los movimientos de los brazos, conocidos como ilustradores, tienden a disminuir cuando alguien está mintiendo, mientras que los tics, como tocarse el cabello o jugar con un objeto, aumentan en situaciones de estrés. Aunque como dije, el estrés puede originarse por diversas razones, no solo por la mentira. Al observar esos cambios, siempre hay que realizar preguntas adicionales. No se debe asumir de inmediato que la persona está mintiendo”, postuló Karanauskas.
Por su parte, Marcelo Sola, especialista en comunicación no verbal y director de HCC Integral apuntó en conversación con Infobae: “Se puede percibir si una persona miente. Hay muchos patrones e indicios a través de sus gestos, expresiones faciales y microexpresiones que pueden revelar esto. Un analista, por supuesto, debe ser muy observador visualmente y, si es posible, debe practicar una buena escucha activa, que significa que debe verificar la congruencia entre el lenguaje verbal y el no verbal. Si hablás con una persona que utiliza diferentes aspectos corporales expresivos de la misma manera para comunicarse, ayudado por sus gestos y movimientos, y siempre es igual, cualquier incongruencia en sus respuestas puede indicar falsedad”.
“Muchas veces, el cuerpo no acompaña a las palabras cuando alguien miente. El cuerpo siempre dice la verdad. Cuando alguien habla de honestidad, se refiere a la congruencia entre el lenguaje verbal, el paralenguaje, el tono, la velocidad y el ritmo de la voz y las palabras en su conjunto. Esta congruencia está relacionada con los accesos oculares. Una persona que quiere recordar algo habitualmente mira arriba a la izquierda, pero cuando lo imagina, mira a la derecha. Por ejemplo, si alguien pregunta: ‘¿Te acordás cómo eran tus últimas vacaciones en la costa?’, y si sabés que estuvo en la costa, al mirar arriba a la izquierda, está recordando. En cambio, si mira arriba a la derecha y dice que recuerda algo, podría estar inventando”, señaló Sola.
“Del 100% de nuestra comunicación, el 55% es corporal, el 38% es tono, velocidad y ritmo de la voz, y solo el 7% son las palabras. Así que hay que prestar atención a la expresividad, al paralenguaje y al ritmo de la voz, ya que representan el 93%, mientras que solo el 7% son las palabras. Es más importante cómo se dice, cómo se expresa y cómo se gesticula, que lo que se dice con las palabras”, advirtió el experto.
¿Hay personas con predilección a mentir?
Desde el área de la psicología, el doctor Francisco Guerrini, médico psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina con función didáctica, especialista en psicoanálisis con niños y adolescentes y en psiquiatría, reflexionó en diálogo con Infobae: “La mentira es un mecanismo de defensa. El caso de un paciente ‘mitómano’ nos lleva a ahondar en su historia. En estos casos, no hay un deseo de mentir: es una compulsión que se le impone, pero no hay un de deseo de engañar. La compulsión está más allá de la intencionalidad. También hay que tener en cuenta los secretos familiares, que al ser silenciados pueden ser una mentira por omisión, pero cuando podemos exponerlos resultan en un beneficio tanto para el paciente como para la familia, generando una reescritura de la propia historia individual y familiar”.
“Existen teorías como la de Paul Ekman, que se explora en la serie “Lie to Me”, en la que se asegura que los microgestos de un entrevistado pueden determinar si está mintiendo. Sin embargo, desde mi punto de vista, esta teoría es una generalización que no siempre es factible. Hay pacientes que, debido a su historia y personalidad, responden en voz baja y con la cabeza agachada, no necesariamente porque estén mintiendo, sino por el trauma que han padecido o están padeciendo al contar su historia. Para los psicoanalistas, la mentira es un síntoma que tiene un fondo de verdad. Recordar la mentira permite analizarla y, por ende, trabajar en su elaboración”, cerró Guerrini.